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Javier Fesser: "Nunca trataría de convencer a nadie de que lo que yo creo es lo bueno"

  • Javier Fesser presenta en San Sebastián su última película, Camino
  • Es una historia inspirada en Alexia González-Barros, una chica en proceso de beatificación
  • La cinta habla de dolor, de amor y de religión, con el Opus Dei como "paisaje"
  • Entrevistamos a Fesser para bucear en la parte más controvertida de la película
  • (Aviso: la entrevista contiene spoilers, que cuentan parte de la película)

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P: En la entrevista de Jose Fernández para TVE'Camino' "envuelve muchas cosas que tienen que ver conmigo, tienen que ver con mi infancia, con mi educación, con mis alegrías y con mis miedos". En la película, ¿de quién hay más, de Alexia, la niña que inspira la película, o de Javier Fesser?

R: Sin el testimonio extraordinario de Alexia yo nunca habría descubierto que la infancia, el amor, la muerte y la santidad podían ser ingredientes perfectos para una emocionantísima historia, universal y a la vez muy cercana a todos nosotros. Pero Camino no es Alexia, sino la mezcla sentimental de un montón de hermosas y poderosas historias. Todas ellas reales.

P: En varias entrevistas has hablado de tu experiencia personal con la religión: ¿Cuál es la visión de la religión de Javier Fesser? ¿Te moviste en un ambiente religioso cristiano? ¿En un entorno próximo al Opus Dei?

Nunca he tenido relación con el Opus Dei ni esa institución pertenece a mi entorno más próximo, pero sí he tenido una educación cristiana obligatoria como, creo, casi todos los españoles y españolas de mi generación para arriba. Me manejo con cierta soltura en la muchas veces tenebrosa iconografía católica. Lo que me inquieta y no me gusta de las religiones es el uso del miedo para domar comportamientos y la inclinación por un pensamiento único incuestionable sobre aspectos íntimos que desde mi punto de vista deberían ser personales, individuales e intransferibles. Lo que por otro lado me gusta de muchas religiones lo encuentro también fuera de ellas, aunque éstas se hayan empeñado siempre en monopolizarlo. Me refiero a cosas tan elementales como amar y respetar al vecino, para lo cual no me parece necesario ver a Dios en él.

P: El proceso de creación de 'Camino' fue "un apasionante trabajo de investigación en torno a los sentimientos íntimos de las personas", has dicho. ¿Cómo te documentaste para meterte en los sentimientos íntimos de Alexia? Hablas de ella como alguien luminoso y maravilloso, pero en la película parece sugerirse que su "visión trascendente" no es tal o, como mínimo, es un engaño. ¿De dónde surge esa interpretación? ¿Documentos de Alexia? ¿Testimonios de su entorno?

R: Como ya he explicado, Camino no es Alexia. A través de Camino y de su inocencia y transparencia como niña, la película cuenta que las cosas pueden ser blancas o negras, según se mire. En la mayoría de los casos de personas con ideología radical, suele haber dos versiones: la que se palpa desde el meollo y la que se observa desde la lejanía. Ninguna es completa, por eso la película trata de exponer las dos. De esta forma al espectador le dejo espacio porque le considero mayorcito para saber por sí solo por dónde ha de tirar. Y confío en que no todos tirarán por el mismo lado.  En cuanto a lo de "engaño" no sé a qué te refieres. Camino es un personaje básicamente incapaz de manejar un concepto como ese.

P: ¿Te pusiste en contacto con la familia de Alexia para documentarte sobre su historia?

Si hubiera adaptado al cine la vida de Alexia González-Barros me habría puesto en contacto no sólo con su familia sino con los médicos que la operaron, sus compañeras y profesoras de colegio e incluso habría tratado de encontrar a Alfonso, un chaval del que ella estaba platónicamente enamorada, su "amor secreto". Como no ha sido así, lo único que he hecho es dedicarle a ella la película, como signo de admiración y de agradecimiento por inspirarme en un proyecto tan difícil. Estoy seguro de que ella, y todos cuyas experiencias vitales recoge de una u otra manera la película, comprendería y apreciaría mucho  ésta historia que toca temas que por desgracia Alexia conoció muy bien.

P: ¿No son la historia de Alexia y la de Camino, al menos en el entorno que les rodea, muy diferentes?

La familia es diferente, el barrio es diferente, el momento es diferente, la niña es diferente, el colegio es diferente, el proceso de la enfermedad es diferente y las circunstancias son diferentes. La claustrofobia moral y el paisaje humano, sin embargo, son bastante coincidentes.

P: ¿Es 'Camino' una profesión de increencia por parte de Javier Fesser?

Mi posición en torno a la existencia de Dios es muy sencilla. Primero: que Dios exista o no nunca va a depender de lo que tú o yo pensemos. Segundo: para mí es un hecho anecdótico. Si para ti existe y te va bien, perfecto. Si para mí no y también me va bien, pues también perfecto. Si yo estoy equivocado nos veremos en el cielo. Mejor para mí, como no cuento con ello será una sorpresa. Yo nunca trataría de convencer a nadie de que lo mío es lo bueno. Al contrario, y hablando en general, los que presumen de creer ciegamente en la Divina Providencia suelen estar convencidos de que los que no creemos estamos equivocados, nos estamos perdiendo algo maravilloso, y nuestra pobre y ciega vida está vacía. Quizás están en lo cierto: unos tiene una vida vacía sin Dios, y otros la tienen tan vacía que tienen que rellenarla con Él.

P: En las notas del dossier de la película dices que quieres huir "de estereotipos y prejuicios", que no quieres "marcar un camino, señalar a nadie, o decidir quién está en lo cierto y quién no". Dices que has reconstruido "con rigor y precisión el paisaje" de la película, el Opus Dei. ¿No tienes miedo de que los personajes que representan ese "paisaje" puedan ser considerados estereotipos en su maldad? A este respecto, hay incluso algún hecho narrado en los libros sobre la vida de Alexia al que has dado la vuelta en la película.

R: Absolutamente todos los personajes de la película tratan de encarnar seres humanos, con sus defectos y virtudes. A todos los he tratado con infinito respeto y cariño, aunque habrá quien no lo detecte ni reconocerá nunca porque reconocer esto sería reconocer sus propios defectos también. Pero te voy a recordar otros aspectos de la película que no mencionas: la única enfermera antipática, cruel y desagradable de la historia es precisa y abiertamente atea, y es el ejemplo de fe y desprendimiento de Camino quien logra desarmarla por completo. Otro detalle: en casa de Camino no se ve la televisión y resulta que la única vez que aparece una televisión encendida, que es en el hospital, nos deja ver un fragmento de vulgaridad y burdo entretenimiento. Otro: los dos cirujanos que operan a Camino en sendos hospitales en Madrid son parcos, fríos y a veces inhumanos. Por el contrario, los doctores de la Clínica de Navarra, buque insignia del Opus Dei, así como todo el personal del complejo, son espléndidamente encantadores, cariñosos y profesionales. Todo el personal de la clínica abandona incluso sus quehaceres para acompañar a Camino en sus últimos momentos, pendientes de la persona, y no del paciente/cliente. Ahora me gustaría mencionar algunos pasajes de la historia real de Alexia [Javier Fesser se refiere a la historia contada en los libros sobre la vida de Alexia] que, aunque son francamente elocuentes, la película no recoge:

Tres días antes de morir, sumida en un dolor de cabeza insoportable, se le obstruye la garganta y el médico de guardia de la Clínica Universitaria de Pamplona acude a la habitación. Esta es la conversación: "-Lo estás pasando mal, ¿verdad Alexia?". "-Sí, doctor". "-Ofrécelo por el Papa".

Un día antes de su muerte, ante el ir y venir de infinidad de visitas en la habitación, los padres de Alexia tienen esta conversación: "Es demasiado, la fatigan innecesariamente", se queja el padre. "Déjalo, Paco, es como si ya no fuera nuestra. Y así está mereciendo, atesora para el cielo...", contestó la mujer.

Alexia y su madre conversan en la habitación del hospital: "Mamá, los niños sin bautizar ¿qué son?". "Como están sin bautizar, no son fieles. Son infieles, o sea paganos". "Pero, serán hijos de Dios, ¿no?". "No, hijos de Dios no son. Son criaturas hechas a su imagen y semejanza, eso sí". "-Pues no hay derecho, mamá". "Reza por ellos". "Hace tiempo que lo hago". "Habrá que rezar más y mortificarse más".

Cuando Alexia se recuperaba en casa de su segunda operación y se sometía a un traumático  tratamiento de quimioterapia, recibió la visita de una amiga médica de su hermano, también miembro del Opus Dei. Le trajo una reliquia de una monja fallecida y le dijo: "Te traigo esta reliquia de la Madre Laura para que le pidas, no que te cure, sino que te ayude a llevar bien tu enfermedad".

El hormigueo en las piernas inmóviles y el dolor del somy clavado en su cráneo le impiden dormir. Le hace una pregunta a su madre: "-Mamá, ¿qué me ha pasado?". "-¿Por qué?". "Me encuentro como cogida en una trampa de la que quiero salir... y no puedo". Al poco entra su padre en la habitación: "-Papá, sácame de aquí que tú sí puedes".

En la habitación del hospital Puerta de Hierro, en la que está ingresada para un fuerte tratamiento de quimioterapia, sus hermanos decoran la habitación colocando en la mesilla "la estampa enmarcada de monseñor Escrivá con un nuevo marco para que resalte aún más la reliquia, la estampa de La Milagrosa, la estampa del Papa y otra estampa del Padre Menni".

En la habitación, cuando el dolor es intenso o el malestar mayor, su madre dice despacio en voz alta una oración, que es el punto 208 del libro Camino: "Bendito sea el dolor, amado sea el dolor, santificado sea el dolor. ¡Glorificado sea el dolor!".

En esos días su madre le lee también la biografía de Santa Soledad Torres Acosta, de San Juan Bosco, de San Antonio María Claret, un libro sobre la vida de Pío XII y la encíclica Salvifici Doloris, carta apostólica de Juan Pablo II sobre el sentido cristiano del sufrimiento y el dolor.

P: El Opus Dei en la película: has dicho que lo que buscas es meterte en la piel de "quienes piensan tan diferente" a ti, y que hiciste una exhaustiva labor de documentación sobre "el verdadero modo de operar del Opus Dei". ¿Está este modo de operar reflejado en la película con equilibrio a la hora de contar sus aspectos negativos y positivos, si los tiene? 

R: Mi impresión es que, en lo que se refiere al Opus Dei, la película no utiliza jamás mi discurso ni el discurso de ningún renegado de la Obra. Todo lo contrario: la película utiliza literalmente el discurso propio y oficial de la santa institución. Entiendo que no te guste este discurso, porque es triste, desolador y aniquilador del individuo, del placer de ser persona y de cualquier atisbo de libertad de conciencia. En este sentido es casi inevitable que las experiencias en torno al Opus Dei parezcan negativas, quizás porque no pueden ser de otra manera. Vivir cada minuto de tu vida buscando la perfección y acarreando un pesado sentimiento de culpa es, cuando menos, muy aburrido. Y eso Camino, niña extraordinaria y luminosa, lo tiene clarísimo.