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Barcelona 63-102 Real Madrid | Euroliga

Randolph lidera la paliza al Barça

  • El Real Madrid ha cosechado un aplastante tirunfo en casa del Barcelona (63-102)
  • El estadounidense sumó 18 puntos, 11 rebotes y 2 asistencias; 25 de valoración
  • Es la máxima diferencia entre ambos clubes en el Palau Blaugrana (+39)

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Randolph dejó la delicia de la noche con su tapón a Dorsey.
Randolph dejó la delicia de la noche con su tapón a Dorsey.

Ficha técnica:

FC Barcelona: Rice (23), Oleson (6), Eriksson (2), Holmes (8), Tomic (5) --cinco inicial--; Dorsey (10), Vezenkov (5), Peno (2), Koponen (2), Perperoglou (-).

Real Madrid: Llull (20), Doncic (8), Maciulis (5), Reyes (9), Ayón (-) --cinco inicial--; Randolph (18), Draper (-), Rudy Fernández (9), Nocioni (7), Carroll (19), Hunter (7), Taylor (-).

Parciales: 17-29, 14-25, 15-21 y 17-27.

Árbitros: Ryzhyk (UCR), Paternico (ITA) y Boltauzer (SLO). Eliminaron a Holmes en el FC Barcelona Lassa.

Pabellón: Palau Blaugrana, 7.013 espectadores.

El Real Madrid ha logrado su primer triunfo de la temporada ante el FC Barcelona (63-102) y de qué manera. Hasta ahora, las dos veces que se habían enfrentado esta campaña habían caído del lado azulgrana. Randolph fue el protagonista de la noche, con una de sus mejores actuaciones desde que viste de blanco, con 18 puntos, 11 rebotes y 2 asistencias; 25 de valoración.

Las ganas de revancha han llevado a los de Laso a vapulear al 'eterno rival' en su propia casa en la octava jornada de la Euroliga y suman seis triunfos y dos derrotas en ocho jornadas, hasta situarse en la segunda plaza de la clasificación.

Mientras, lo de Bartzokas ya cosechan cuatro victorias y cuarto derrotas, además, vuleven a sufrir otro varapalo tras sumar otra dolorosa, en El Pireo (59-52) esta misma semana, en la séptima jornada de esta fase regular de la máxima competición europea.

El Madrid ha logrado su más amplia victoria en su visita a la cancha del eterno rival, con una diferencia de +39 y eso que los locales lograron maquilar el resultado final con varias anotaciones consecutivas; las diferencias llegaron a rozar los 50 puntos. La anterior marca data de 1978, cuando los blancos derrotaron al Barcelona por 77-90.

Solo hubo un color, el blanco

De principio a fin, Real Madrid. No hubo discusión ni batalla alguna en el Palau pues ya de inicio el equipo blanco puso un 0-7 que más que un presagio. Ganó la batalla en la pintura, en el rebote y en la precisión, en el perímetro y desde luego desde la línea de triples. Fue más intenso, estuvo más metido en el partido el equipo de Laso y todo ello se tradujo en el marcador, de escándalo para más de un barcelonista que ni siquiera aguantó a ver la humillación completa.

El calendario no perdona, la enfermería no se vacía y el Barça ya no tiene apenas fuelle. Depende demasiado de un Tyrese Rice que esta noche estuvo súper vigilado y demasiado solo, y aún así anotó 23 puntos para ser el máximo anotador del partido. Pero el Barça no solo perdió ahí, lo hizo en todos los aspectos. Al descanso el marcador era ya de 31-54, y el Madrid se lo pasaba en grande con su 8/11 en triples por el 1/8 del Barça. El Madrid había anotado el mismo número de triples que su rival había intentado.

Lejos de reaccionar en la segunda parte, tras la reprimenda de Bartzokas en el vestuario, en la segunda parte el Madrid todavía se escapó más en el marcador y de hecho llegó a ganar de 47 puntos (54-101). Una lección dañina para el Barça Lassa, cada vez más hundido, tanto que llegó a bajar los brazos y eso no lo perdonó la afición culé, que llegó a pitar a los suyos y pero aún, a huir en estampida ya al término del tercer periodo.

Y la máxima llegó en el último parcial, con un Madrid desbocado que se desquitó de largo de las derrotas en los Clásicos de la Supercopa Endesa y de la Liga Endesa, este último hace apenas unos días. El Madrid tenía ganas de batir a su máximo rival y lo demostró desde el salto inicial. El Barça, que necesitaba ganar, no se recuperó del mazazo en Grecia y sale todavía más perjudicado de este pulso donde el Madrid le rompió no ya la mano sino el brazo.