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El Barcelona jugará una final europea cinco años después

  • Los azulgrana hacen valer los pronósticos ante el Chekhovskie ruso
  • El Barça jugará la final contra el Kiel alemán, verdugo del Ciudad Real

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Cara y cruz en la final a cuatro de la Liga de Campeones de balonmano

El Barcelona cumplió el pronóstico y se clasificó para la final de la liga de Campeones tras superar, con más facilidad de la prevista, al Chekhovskie Medvei ruso. Cinco años después de levantar su último título continental, los blaugranas volverán a luchar por la corona europea.

El trabajo defensivo del equipo catalán en el primer tiempo fue espectacular. Su sistema 6-0 intimidó a un Chekhovskie desconocido. A la primera línea del conjunto de Vladimir Maximov se le encogió el brazo y su único recurso para intimidar al Barcelona fue el juego con el pivote, además de los desdoblamientos del central Vasily Filippov.

Pero eso no fue suficiente para hacer frente a un Barcelona que jugó con la mente puesta en la final. Con la cómoda ventaja del 1-5 del comienzo, Xavi Pascual "Pasqui" dosificó lo máximo posible a sus jugadores -utilizó a catorce en los primeros treinta minutos-. Y su equipo lanzó un mensaje al Kiel: han viajado a Colonia para conquistar el título.

Los Osos de Chéjov fueron una sombra del equipo que privó al Montpellier de estar en el majestuoso Lanxess Arena. El lateral Shelmenko tardó 37 minutos en marcar su primer gol; el central Ivanov 50; sólo los goles del Filippov y las paradas de Oleg Grams -nueve en la primera parte- evitaron un resultado escandaloso en el descanso (11-17).

Pero en la reanudación el Barça se relajó y cerca estuvo de malgastar su excelente trabajo del primer tiempo. Los rusos se sacudieron la presión de encima y empezaron a limar la desventaja. Grams mantuvo el nivel en la portería y Dibirov y Chipurin acompañaron a Filippov en la aportación ofensiva.

El Chekhovskie logró ponerse a dos goles (20-22, min.42), pero el Barcelona rápidamente se encargó de enterrar el sueño ruso con un parcial 0-3. Maximov pidió tiempo muerto, pero no le sirvió de nada. Los catalanes ya tenían asegurado su billete para la final de mañana. El Barça espera al Kiel, verdugo del Ciudad Real.