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Nadal es un muro

  • El español derrota a base de constancia a Novak Djokovic por 4-6, 6-1 y 4-6
  • Se asegura la medalla de plata y jugará la final del torneo contra Fernando González

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Nadal se mete en la final del torneo olímpico

En una superficie adversa y contra un rival en ascenso que había sido su último verdugo en el circuito, Rafa Nadal ha hecho gala de solidez y fortaleza mental para meterse en la final del torneo olímpico de tenis, derrotando al serbio Novak Djokovic por 4-6, 6-1 y 4-6. El español asegura así la tercera medalla para España en los Juegos Olímpicos, que será al menos de plata.

La evolución de ambos jugadores durante el torneo anunciaba un partido durísimo, una final anticipada entre los que son, ante la decadencia del todavía número 1 Roger Federerlos dos mejores jugadores del mundo en estos momentos. Ninguno de los dos ha decepcionado, aunque a Djokovic siempre la quedará la amargura de haber perdido por una precipitación sobre una superficie en la que, a priori, tiene ventaja.

Nadal, dominante

La tensión era palpable desde los primeros puntos, en los que el español comenzó con gran intensidad, logrando un 0-40 que le proporcionaba sus primera bolas de break. Djokovic ha podido salvar su saque solo con sufrimiento, mientras Nadal le endosaba un juego en blanco con su primer servicio. 

El serbio seguía teniendo problemas al saque y Nadal aprovechó para lograr el break a la siguiente ocasión, clavando un excepcional passing a la izquierda de Djokovic (2-3). Los nervios acosaron entonces al número 3, que cometió una doble falta y concedió dos nuevas bolas de break a Nadal, que este no desaprovechó, encarrilando definitivamente el primer set (2-5). 

Con todo, Djokovic no se dio por vencido y reaccionó con fuerza, rompiendo el saque de Nadal y ganando su servicio con facilidad. La reacción se quedó ahí, ya que Nadal impuso la intensidad de su juego y cerró la manga con prontitud.

 Djokovic reacciona

La segunda manga, sin embargo, se convirtió en un calvario para el español. Djokovic se había repuesto de su mal inicio y golpeaba con fuerza y precisión, buscando constantemente los ángulos y, sobre todo, encontrándolos. 

Así, el serbio ganó su saque, rompió el del español y volvió a sacar para colocar, en apenas diez minutos, un 3-0. Nadal se veía desbordado en esos momentos por la potencia del serbio y solo con dificultades pudo ganar un juego.

Apoyado en un excelente saque, Djokovic le endosó otros tres juegos consecutivos y cerró el set con un 6-1. La medalla se iba a disputar a un único set definitivo.

Punto a punto

Tras la pausa, Nadal volvió a la pista con mayor intensidad y ganó con facilidad su saque, mientras que el serbio empezó a sufrir para salvar el suyo. Los nervios empezaron a aflorar y el árbitro, el portugués Carlos Ramos, llamó la atención de Djokovic por perder tiempo.

La recuperación anímica del español se completaba con un ace, su segundo en el partido, seguido de un passing espectacular. En cualquier caso, a esas alturas del partido, cada punto era un duelo a muerte entre los dos tenistas, que sufrían a cada lado de la pista por igual.

Con 4-5, Nadal restaba para ganar el set y el partido, algo que parecía improbable que dado el excelente nivel que ofrecía Djokovic con su servicio. Y sin embargo, el español se ganó una primera bola de partido, que el serbio resolvió con frialdad.

No cejó el manacorense, que dio la vuelta a una ventaja del serbio y se ganó su segunda bola de partido. El último punto fue igual de agónico que el resto del partido: Djokovic encadenó varios remates sobre la red que Nadal devolvía como podía desde el fondo, a base de globos, y cuando parecía que el serbio solucionaría el problema, sorprendentemente tiró fuera la bola decisiva.

Como en Winbledon, como en Roland Garros, Nadal se fue al suelo para celebrar su primera final olímpica y su medalla, ya segura. Solo queda decidir el metal, el próximo domingo el chileno Fernando González, bronce en individual y oro en dobles en Atenas 2004.