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Sobre el control de los diagnósticos en los centros privados, Salvador Illa asegura que se ha hecho con criterios de "equidad y cohesión" y se realizan en la "única red" de los sistemas de las comunidades autónomas. Los centros tendrán que seguir las instrucciones para realizar los tests a personas vulnerables previa prescripción facultativa, comunicar los resultados y fijar el precio. Toda la información ha de trasladarse a Sanidad.

El número de fallecidos diarios en España durante las últimas 24 horas ha repuntado hasta los 567, lo que supone 50 más que el día anterior. El número total de muertos con coronavirus es ya de 18.056. Los nuevos casos continúan la senda descendente, pasando de los 3.477 a los 3.045 este martes, con un total de 172.541 contagios acumulados.

Una de las primeras palabras que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en pacientes con coronavirus es aislamiento. Pero no solo social, si no también familiar. Para los que siguen ingresados, la soledad, el no poder estar acompañados de familiares, es una de las circunstancias que hacen más dura su estancia. Por eso, tanto en hospitales como en residencias, algunos sanitarios se han propuesto hacerles llegar mensajes de cariño por medio de las nuevas tecnologías.

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha dicho sentirse preocupado por "el gran número" de profesionales sanitarios infectados por coronavirus, y ha advertido que es una "tendencia alarmante" que en algunos países se haya infectado "hasta un 10% del personal sanitario". El médico etíope ha señalado que la evidencia obtenida en España, China, Italia, Singapur o Estados Unidos pone de manifiesto que los profesionales sanitarios se pueden infectar por la falta de protección o inexperiencia

La crisis por el coronavirus cuenta con la experiencia de los trabajadores humanitarios, asesoran a las autoridades sanitarias y de residencias, también organizan las unidades temporales de hospitalización que mal llamamos hospitales de campaña. Nos lo recuerda Médicos sin Fronteras, cuyo día a día se desarrolla en contextos donde se sufren a diario este tipo de emergencias y ahora también suman. Hablamos con David Noguera, presidente en España.

En Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso hablamos con Gabriel Heras, médico especialista en Medicina Intensiva y director deProyecto HU-CI para la humanización de los cuidados intensivos. Sobre el impacto de la crisis del coronavirus: "Ni nosotros en las UCI estábamos preparados, ni todos los ciudadanos, ni nadie. Esto es algo histórico para todo. Estamos intentando sobrevivir porque nos está golpeando muy fuerte", admite Heras. Desde el Proyecto HU-CI llevan 6 años reclamando cambios en la asistencia sanitaria sugeridos a través de las familias, los pacientes y los propios profesionales. Cambios como la flexibilización de los horarios y la participación de las familias en los cuidados, mejora en la comunicación, el cuidado del cuidador, la prevención de las secuelas o el acompañamiento en el proceso de morir.

En esta crisis de laCOVID-19, los protocolos exigen un aislamiento muy duro para el paciente y estos necesitan profesionales sensibilizados. "En esta circunstancia todos tenemos hambre de piel. También los propios profesionales sanitarios vivimos del contacto humano y esta pandemia está poniendo de manifiesto todos los déficits que tenía el sistema. Hay que hacer una profunda reflexión en el sistema sanitario porque parece claro que la salud no puede estar en manos de los políticos, tiene que estar en manos de los que estamos a pie de cama".

"La mayoría de la población se imagina la UCI como espacios de muerte, donde hay soledad, tristeza, miedo y aislamiento. La buena noticia es que el 85-90% de las personas que ingresan en cuidados intensivos en España, sobrevive. Hay que cambiar el chip: las unidades de cuidados intensivos dan vida. Lamentablemente la mortalidad con el coronavirus está en torno al 50-60%: una neumonía con coronavirus que provoca un distrés respiratorio es una enfermedad muy grave", cuenta Gabriel Heras.

Desde el Proyecto HUCI han creado una red intrahospitalaria de voluntarios (H-Unidos) para que ninguna familia ni ningún paciente esté solo. Respetando las medidas de confinamiento se puede suplir el acompañamiento de otras maneras. "Podemos usar la tecnología o simplemente transmitir mensajes de cariño y amor, cartas o WhatsApps" dice Heras. También han puesto en marcha un proyecto de atención psicológica para, según afirma Heras, "la joya de la corona del sistema sanitario español": el personal de cuidados intensivos. Han creado un programa de atención específica con expertos psicólogos en situaciones de crisis y emergencia, que es complementaria con las acciones de los servicios de salud mental que han puesto en marcha los hospitales españoles. "Están hechos polvo. La realidad es que no hay un día que un profesional no se rompa. Que no se eche a llorar. Que no tenga pesadillas con que hay falta de camas o respiradores. Esto no está generando actualmente una crisis importante, sino que lo va a generar a largo plazo. Dentro de tres meses empezaremos a ver en el hospital casos de estrés postraumático" dice Heras. "Hay que mirar al cuidado emocional de las personas y se nos antoja la necesidad de incluir la atención psicológica en los cuidados intensivos".

Un día más en Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso, miramos a la opinión de los ciudadanos frente a la crisis del coronavirus. Hoy queremos saber cómo se percibe el sistema sanitario y la resistencia de la red de profesionales que nos cuida en un momento tan delicado. Lo analizamos con José Pablo Ferrándiz, investigador principal de Metroscopia.

La mayoría de la ciudadanía española ha perdido confianza en el sistema sanitario por falta de medios: el 65% de los encuestados así lo cree. "Hay que diferenciar entre los medios con los que cuentan o no cuentan los profesionales sanitarios y la cualificación de este personal. Ambas percepciones son muy diferentes", cuenta Ferrándiz. La evolución de la opinión acerca de la capacidad del sistema sanitario frente a la pandemia de COVID-19 ha ido cambiando. El 26 febrero, con los primeros contagios en España, la mayoría de los españoles (69%), consideraba que el sistema sanitario nacional sí estaba preparado para hacer frente a una epidemia, teniendo datos de China y de Italia. Según se han ido saturando los centros hospitalarios y la crisis se ha hecho más profunda, los ciudadanos han dado un vuelco. Una vez se declaró el estado de alarma, la mayoría (75%) creen que el sistema sanitario no está preparado por falta de medios. Sin embargo, la amplia mayoría -el 88% de los españoles y españolas- confían y consideran que los profesionales sanitairos están muy preparados y cualificados para hacerle frente. Lo único es que les faltan medios.El temor al contagio ha ido en aumento según se ha ido expandiendo la pandemia. Entre un 1 y un 2% de los ciudadanos dicen que han pasado la COVID-19. La preocupación ha ido en aumento por la gente de su entorno de que pueda estar contagiada. Sobre las nuevas formas de socializar durante el confinamiento, los aplausos en los balcones: la mitad de las personas encuestadas afirmarn que salen todos los días a aplaudir a las 8 de la tarde. Hay un 24% que asegura asomarse unas veces sí y otras no. "Es un acto colectivo y una expresión de compartir con otros dentro del confinamiento un momento muy excepcional", reflexiona Ferrándiz. Solo el 4% considera que no es necesario aplaudir y, aunque compartan las razones, prefieren no ser partícipes de este acto simbólico.

¿Estas magnitudes pueden suponer un salto importante en la confianza hacia el sistema nacional de salud antes del estado de alarma?¿Se está devaluando? "Durante los últimos años y, sobre todo a raíz de la crisis de 2008, algunas instituciones se posicionaron: el sistema sanitario y los profesionales de la sanidad pública se colocaron por encima del 80% y cercanos al 90%. Esto se ha mantenido así durante los últimos años". Según José Pablo Ferrándiz de Metroscopia, probablemente la ciudadanía cuando pase la crisis reclamará que se faciliten los medios adecuados a los profesionales de la Sanidad española.