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Las palabras del nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, han llegado hasta la ciudad mexicana de Tapachula, donde migrantes afrianos, centroamericanos o haitianos buscan conseguir los papeles para moverse por México y dinero para llegar hasta EE.UU. Los migrantes aprecian el cambio de discurso de Biden. "No hay ni blancos ni negros", afirma el haitiano Michael Elisé.

FOTO: REUTERS/Carlos Jasso

En nuestros días, una mayoría de expatriados forzosos son migrantes, como el centenar y medio que han intentado saltar la valla de Melilla esta mañana por una de las zonas que todavía no cuenta con el sistema que sustituye a las concertinas. El salto se ha saldado con la entrada de 87 migrantes subsaharianos y diez heridos, entre ellos un agente de la Guardia Civil.

Informa desde Melilla, Pablo Lafuente.

87 migrantes han entrado en Melilla, esta madrugada, después de saltar la valla. Más de 150 subsaharianos lo han intentado en la misma ocasión aunque sin éxito. En el salto, que se produjo con ganchos para agilizar su paso de la valla, ha sido herido un agente con lesiones mientras que otras nueve personas también han sido atendidas a consecuencia de la escalada. La Asociación Unificada de la Guardia Civil ha solicitado al Gobierno central más efectivos y recursos para evitar que se produzcan entradas ilegales a través de Melilla y Ceuta. Foto: Jesús Blanco / Reuters

Las autoridades de Guatemala han disuelto por la fuerza la caravana de migrantes hondureños que se dirigía a Estados Unidos. Más de 6.000 personas han intentado cruzar la frontera hacia México con la esperanza de que Joe Biden les permita entrar en el país. Sin embargo la ruta migratoria tiene varios controles, por tierra y por el agua, que están dificultando la marcha de estos migrantes. Foto: AFP

Alrededor de 9.000 hondureños, empujados por la pobreza, agravada por la pandemia y la temporada de huracaness, y las expectativas generadas por la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, caminan rumbo a Estados Unidos. Se encuentran ahora mismo retenidos en Guatemala. Ese país ha devuelto desde el viernes a unas 1.000 personas. Por delante les quedan aún 2.500 kilómetros. Lo cuenta César Diaz.

Es la llegada, este viernes por la noche, de una nueva patera con 34 personas a bordo al sur de Gran Canaria. Entre ellas, una embarazada... y una menor que al pisar tierra, ha explicado a los servicios de emergencia la tragedia del viaje. Su hermano, de 9 años, murió durante la travesía y tuvieron que arrojarlo al mar... Solo 17 de los 2.500 menores que alberga el gobierno canario son chicas. Entre ellas, Nohaila. Su patera zarpó desde Dajla, en el Sáhara Occidental.

La mayoría de mujeres víctimas de la trata provienen de Nigeria. De ese país es Naomi, de 29 años, que fue explotada sexualmente en España. Ahora, con la ayuda de la asociación Proyecto Esperanza, está estudiando para conseguir una profesión. "Estoy estudiando electricidad, me encantaría tener trabajo de electricidad en un futuro y tener mi familia. Tener un trabajo bueno, para ayudar a mi familia y a otra gente", nos cuenta. 

Foto: iStock

La ruta migratoria atlántica ha sufrido un crecimiento exponencial en el último año. Según Interior, 23.023 personas llegaron a Canarias en 2020, vía marítima, frente a las 2.687 que lo hicieron en 2019, lo que supone un 750% más.

Entre los principales motivos de este aumento se encuentra el cierre de otras vías para llegar a Europa. El mayor repunte se vivió en octubre y noviembre, cuando llegaban a la costa canaria unas 300 personas al día de media.

Los conflictos bélicos, el hambre, la desertificación o simplemente querer mejorar su situación son las principales motivaciones de los inmigrantes a la hora de jugarse la vida en el mar.

265 personas rescatadas a bordo del Open Arms continúan esperando un puerto seguro. Se encuentran a unos 100 kilómetros de la isla italiana de Lampedusa donde cada año mueren cientos de personas que salen de países como Libia. Hablamos en el informativo 20 Horas Fin de Semana con su coordinadora en el barco, Esther Camps. Cuenta que las personas rescatadas duermen a la intemperie y soportando las bajas temperaturas y las grandes olas. Afirma que con la pandemia, el rescate se ha visto aceptado. Tienen un protocolo estricto que comienza con una PCR negativa de todo el personal y la tripulación. Después de un rescate, se consideran a todos como posibles positivos porque no pueden realizarles ningún test. Cuando suben a bordo, les proveen de una mascarilla, lo que dificulta la comunicación, apunta. A pesar de la crisis sanitaria, el año pasado ha sido "igual de letal en el Mediterráneo central" porque "la gente sigue huyendo".