Ciberseguridad bajo sospecha: El Louvre operaba con software de hace más de dos décadas
- Documentos filtrados tras el robo del Louvre citan las gravísimas deficiencias que sufría la institución desde hacía más de 10 años
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El pasado 18 de octubre, ocho piezas de la colección de Napoleón fueron robadas en un espectacular y fugaz asalto al Louvre. Un atraco que conmocionó al mundo y que en jaque la seguridad del museo. Tras el hurto surgieron muchas dudas: ¿Cómo burlaron la seguridad de la pinacoteca?, ¿Quiénes estaban detrás del atraco? ¿Dónde están las piezas sustraídas? Con el paso del tiempo, algunas de estas incógnitas han encontrado respuesta. En cuanto a los ladrones, la investigación ha determinado que no pertenecen al crimen organizado. Por otro lado, las medidas de seguridad del museo eran bastante deficientes.
La Agencia Nacional de Seguridad de la Información, avisó en el año 2014 de grandes carencias en la ciberseguridad: fallos informáticos, facilidad para entrar en la base de datos del museo o para alterar el sistema de videovigilancia. La dirección del Louvre era consciente de todos estos problemas.
Contraseña: Louvre
La investigación ha puesto contra las cuerdas la seguridad de la pinacoteca. Tras el robo, salen a la luz las graves carencias de ciberseguridad del museo, que no dejan a nadie indiferente: programas desactualizados y sistemas informáticos muy débiles, que no cumplen los estándares de ciberseguridad que se manejan a día de hoy. Tras una auditoría que fue realizada a finales de 2014, la Agencia de Seguridad pidió al museo que arreglase los fallos. Entre ellos, la contraseña que había que introducir para acceder al servidor de videovigilancia era la palabra Louvre. Además, la red de oficinas emplea sistemas como Windows 2000, un sistema operativo muy antiguo e inseguro.
En total, y según los informes confidenciales, contaban con hasta ocho programas obsoletos que eran imposibles de actualizar.
Los detenidos no responden al perfil del crimen organizado
Un nuevo giro en la investigación que también ha descartado que el robo fuera obra del crimen organizado, sino de delincuentes no profesionales de poca monta con un amplio historial de hurtos. De hecho, llegaron a perder por el camino la joya más valiosa: la corona de la emperatriz Eugenia. Las autoridades no pierden la esperanza en recuperar las valiosas pertenencias, pero ya han pasado 17 días desde que perpetraron este alucinante robo, y por el momento, no hay rastro de ellas.
¿Dónde se encuentran las piezas robadas?, ¿podremos verlas de nuevo en el Louvre? ¿Actualizará el museo los sistemas de seguridad para que no pueda repetirse un robo como este? Son algunos de los misterios que aún permanecen sin resolver en este rompecabezas, y solo el tiempo podrá encajar las piezas que faltan para desvelarlo.