El primer detective privado de la historia
Noticia Saber y Ganar
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Con sus preguntas, ‘Saber y ganar’ no solo recuerda a grandes figuras y momentos de la historia, sino que destapa datos y hechos que, en muchas ocasiones, son desconocidos para el público general. Uno de ellos es la historia de Allan Pinkerton, un escocés que emigro a Estados Unidos y que acabó siendo el primer detective privado de la historia. Así fue como sucedieron las cosas.
De tonelero a detective policial
Allan Pinkerton nació a principios del siglo XIX en un suburbio de Glasgow, en Escocia, y a los ocho años ya se puso a trabajar como tonelero. Pasados los años, y a raíz de sus implicaciones políticas con los movimientos obreros, tuvo que abandonar su país y emigrar, junto a su esposa, a los Estados Unidos.
Llegó a la población de Dundee, cerca de Chicago, y abrió un taller de tonelería, pero en 1847 sucedió algo que le cambió la vida para siempre. Mientras trabajaba recogiendo madera, se vio involucrado en la detención de un bandolero, lo que le dio muy buena fama entre sus vecinos. De hecho, poco después le encargaron descubrir a un estafador que traficaba con billetes falsos, resultando la operación todo un éxito.
Viendo la inteligencia y la destreza que mostró en ambos casos, el sheriff del condado se puso en contacto con Pinkerton y lo contrató como detective, una labor que siempre compaginó con su oficio de tonelero.
Allan Pinkerton, el primer detective privado de la historia
Pinkerton, el primer detective privado
Lo cierto es que Pinkerton no duró mucho en su puesto, y no fue por su mala praxis, sino por su extremada honradez. El escocés presenciaba constantes actos de corrupción en los que la policía estaba involucrada, motivo por el cual decidió abandonar el cuerpo y seguir trabajando de forma independiente.
Su primer caso fue hallar quién era el ladrón que se llevaba cheques de la oficina de Correos. Dado el éxito que logró en esta nueva investigación, el hombre decidió emprender su labor como detective privado, un oficio que ya había nacido en Francia y que en esos momentos se estaba expandiendo por Estados Unidos. En aquellos momentos, estos profesionales eran contratados por agencias de seguros, bancos, empresas comerciales y también por miembros de la burguesía para que se resolviesen, de forma discreta, sus enredos legales.
En el año 1852, Allan Pinkerton se unió a su hermano Robert y fundaron la Agencia Nacional de Detectives Pinkerton, que siguió trabajando para Correos y para las compañías de ferrocarril. Uno de los hechos reseñables de su actividad fue la de contratar a mujeres para integrarse dentro de su equipo de colaboradores, fundándose así la unidad femenina de la agencia llamada “Las Pinks”. Kate Warne fue la primera detective mujer y con el tiempo acabó convirtiéndose en la mejor especialista en delitos de cuello blanco del país.
Otro de los méritos atribuibles a la actividad de Pinkerton fue el de evitar en 1861 el asesinato del que luego sería presidente de los EE.UU., Abraham Lincoln, mientras viajaba en tren. En colaboración con Warne, que usó una doble identidad para sonsacar información, lograron conocer los planes del atentado y ocultaron entre el pasaje al político.
Abraham Lincoln
Su legado
Tras la guerra de secesión, aparecieron infinidad de banas de foragidos que atemorizaban el territorio estadounidense con sus asaltos y ataques. La agencia de Pinkerton fue contratada para frenar esta ola de delincuencia, pero la opinión pública se tornó en su contra al cuestionar los métodos implacables que usaban.
En 1869, Allan Pinkerton sufrió un derrame cerebral, por lo que decidió dejar en manos de sus hijos el control de la agencia mientras él escribió libros hablado de su vida como detective. Falleció en 1884 siendo toda una leyenda de la investigación y con un legado tras de sí asombroso. A Pinkerton se deben algunos métodos de investigación muy difundidos posteriormente, como el trabajo de agentes “infiltrados”, así como el uso de técnicas científicas tanto en los escenarios del crimen como en el laboratorio. Y por si eso fuera poco, también fue el impulsor del primer archivo de identificación de delincuentes, al que se llamó «galería de pícaros», que incluía fotografías de los malhechores y su descripción física.