María Vallet-Regí, pionera de la biomedicina española: "Todo vuelve, y la ciencia sirve para mejorar la vida"
- La investigadora emérita dirige un curso en la Universidad Menéndez Pelayo sobre bioingeniería, medicina y ética en tiempos de inteligencia artificial
- Reconocida como una de las científicas más influyentes del mundo, Vallet-Regí reivindica la utilidad social de la investigación en No es un día cualquiera
María Vallet-Regí es una de las científicas españolas más reconocidas a nivel internacional. Referente en el campo de la biomedicina y la química del estado sólido, ha abierto camino en el uso de materiales inteligentes aplicados a la salud. Profesora emérita, premiada y aún en plena actividad, defiende una ciencia con impacto social, responsable e interdisciplinar, fue galardonada con el Premio Rey Jaume I de Investigación Básica en 2018 por sus trabajos pioneros en el desarrollo de materiales cerámicos mesoporosos con aplicaciones biomédicas, especialmente en la regeneración del tejido óseo.
Aunque María Vallet-Regí pensó en abrir una papelería, ha acabado siendo una de las figuras más relevantes de la biomedicina, se ha convertido en doctora en ciencias químicas, especialista en química del estado sólido y catedrática en la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, además fundó en los años 90 el Grupo de Investigación de Biomateriales Inteligentes (GIBI).
Su trayectoria ha estado marcada por la intersección entre ciencia, tecnología y salud: "Me costó muchos años darme cuenta de que lo que hacía valía la pena", reconoce. Su trabajo inicial con óxidos de titanio para evitar que las pinturas blancas amarillearan derivó, con los años, en aplicaciones como materiales bactericidas para quirófanos: "Todo vuelve y puedes aprovechar lo que sabes para mejorar la vida", explica.
Biomateriales que piensan
Vallet-Regí fue precursora en el uso de cerámicas mesoporosas para el desarrollo de biomateriales inteligentes, capaces de liberar fármacos de forma dirigida y controlada: "Cuando la partícula llega al tejido donde debe actuar, se activa con un estímulo como si tuviera un interruptor. Se abren compuertas y se libera el fármaco justo donde se necesita", dice. Este sistema, por ejemplo, permite reducir la dosis de quimioterapia en pacientes con cáncer y minimizar los efectos secundarios.
Su equipo investiga ahora hidrogeles inyectables para regenerar cartílago dañado por la artrosis: "Queremos reducir el dolor, mejorar la movilidad y abaratar el tratamiento. Es una enfermedad crónica que afecta cada vez a más personas por el envejecimiento de la población", argumenta.
La transferencia de conocimiento del laboratorio a la clínica es lenta y frustrante: "A veces lo que haces se pierde por el camino. Pero estoy segura de que, aunque no lo desarrolle yo, alguien lo aprovechará en el futuro. Eso es lo que me anima a seguir trabajando". La ciencia aplicada a la salud requiere ensayos, validaciones, autorizaciones: "Es largo, costoso y muchas veces excesivamente complejo", advierte.
Biomateriales seguros para todos
Uno de los grandes desafíos en la implantación de biomateriales es garantizar su compatibilidad con el cuerpo humano: "Cada persona es un mundo. Hay quien tiene alergia al níquel, por ejemplo. Por eso ahora todo está mucho más regulado que antes, con materiales caracterizados y procedimientos muy controlados", explica.
En su visión, la medicina regenerativa debe centrarse no solo en prolongar la vida, sino en mejorar su calidad: "Antes la gente moría sin discapacidad. Ahora vivimos más, pero con dolor o limitaciones. El reto es vivir esos años con bienestar, sin depender de una silla o de una pastilla", dice María.
La inteligencia artificial y la ética
La tecnología también plantea preguntas éticas urgentes: "La inteligencia artificial ya está en los electrocardiogramas, la imagen médica, la robótica quirúrgica, los asistentes virtuales. Está aquí y va a quedarse. Pero hay que vigilar los excesos y acompañarla de leyes claras", argumenta.
En el curso de verano que dirige este año en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, se abordarán precisamente estos temas: bioingeniería, medicina y los retos éticos de la tecnología aplicada a la salud: "Hay días dedicados a imagen médica, dispositivos, robots, y un día completo para la inteligencia artificial. Es imprescindible que la sociedad participe del debate", adelanta la doctora.
Del laboratorio a la sociedad
Vallet-Regí defiende una ciencia que sirva a la sociedad. Cree en la investigación como motor de cambio, pero también como ejercicio de responsabilidad: "Siempre he querido que lo que hago en el laboratorio sirva fuera, que mejore vidas reales", explica.
Entre sus muchos reconocimientos está la Medalla al Mérito en Investigación y Educación Universitaria, el Premio Rey Jaume I y, más recientemente, una rosa que lleva su nombre: "Es preciosa", dice con una sonrisa.
A sus 74 años, y ya como profesora emérita, sigue liderando un grupo de investigación con diez integrantes y tres doctorandos: "Seguimos, porque aún queda mucho por hacer".