Fernando Aguirregomezcorta, el oncólogo que cruzó fronteras para salvar a 13 niños gazatíes con cáncer
- El doctor Fernando Aguirregomezcorta relata una experiencia médica y humana que le ha dejado marcado: "Todavía estoy procesándolo. Fue imposible no emocionarse".
- La entrevista ha sido para No es un día cualquiera en el Hospital Universitario Central de Asturias
En la entrevista para No es un día cualquiera realizada en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), el oncólogo pediátrico Fernando Aguirregomezcorta rememora una de las experiencias más intensas de su carrera. Natural de Madrid y criado en Asturias, Aguirregomezcorta es miembro activo de la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas (SEHOP). Su implicación profesional y humana le ha llevado a participar en misiones médicas internacionales, como la que protagonizó recientemente en Egipto para coordinar el traslado de 13 niños gazatíes a hospitales españoles.
Cuando la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas lanzó la petición urgente para encontrar un oncólogo pediátrico dispuesto a viajar a El Cairo, Fernando Aguirregomezcorta lo tuvo claro: "No lo dudé ni un instante", explica. Su misión fue valorar el estado clínico de 13 niños gazatíes con cáncer, estabilizarlos y coordinar su traslado seguro a hospitales españoles. La operación, en colaboración con la Unión Europea, el Ministerio de Sanidad y la ONG Accem, suponía una carrera contra el reloj en condiciones precarias.
El reto médico de ir a ciegas
Durante tres intensos días en Egipto, Aguirregomezcorta tuvo que hacer frente a tres grandes retos. Primero, confirmar si los menores podían resistir un vuelo de varias horas en un avión parcialmente medicalizado. Segundo, reconstruir sus historias clínicas casi desde cero. Y tercero, garantizar un traslado seguro, especialmente para tres niños en estado vulnerable: "Pedía una analítica y tardaban dos días en llegar los resultados. Íbamos a ciegas", recuerda. Ninguno de los niños tenía un port-a-cath, un dispositivo básico para administrar quimioterapia.
Uno de los casos más críticos era el de un niño operado de un tumor cerebral en Gaza, del que no existía ni un informe detallado: "No sabíamos si había metástasis, ni qué tipo de cirugía se había hecho", lamenta el médico al recordar ese difícil momento.
Fernando Aguirregomezcorta, oncólogo pediátrico, atendiendo a un menor gazatíe en Egipto REDACCIÓN MÉDICA
Más allá del desafío clínico, el viaje tuvo un impacto emocional profundo. Las historias personales que le relataban las madres, la mayoría sin posibilidad de comunicarse directamente por la barrera del idioma, eran sobrecogedoras: "Me impactó una madre que contaba que su hijo llevaba meses con síntomas y hasta tres meses después no lograron hacerle una prueba de imagen", señala. Además, recuerda cómo, al preguntar por antecedentes familiares, muchas madres rompían a llorar al recordar a sus esposos muertos en bombardeos.
El traslado entre la urgencia y la esperanza
Finalmente, todos los menores fueron estabilizados y embarcaron rumbo a España en un avión del Gobierno de Eslovaquia. Durante el vuelo, uno de los niños tuvo que ser atendido por fiebre y malestar, pero se recuperó con atención inmediata: "Algunos niños no eran conscientes de que estaban en un avión; otros alucinaban. Era su primera vez volando", explica.
Al aterrizar en la base militar española, fueron distribuidos a hospitales especializados: San Juan de Déu, Vall d’Hebron, Navarra, Donostia, Cruces y Central de Asturias. El doctor Aguirregomezcorta acompañó personalmente a uno de los menores hasta Oviedo, donde ejerce actualmente.
Fernando Aguirregomezcorta asistiendo a una de las niñas gazatíes en Egipto REDACCIÓN MÉDICA
Un viaje que deja huella
Hoy, los 13 niños están estables, bajo tratamiento y con seguimiento personalizado. Para Aguirregomezcorta, esta experiencia ha sido tan exigente como transformadora: "Todavía estoy procesándolo. Pero si me llaman para otra operación similar, iré encantado. Me da igual dónde sea, con tal de ayudar a un niño con cáncer", confiesa.
Su historia es la de un médico que, más allá de diagnósticos y tratamientos, llevó humanidad, conocimiento y esperanza a uno de los escenarios más críticos del mundo.