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Juan José Millás presenta 'Ese imbécil va a escribir una novela', lleno de memoria, ficción y el poder de narrar

  • Juan José Millás en No es un día cualquiera
  • Un libro sobre memoria y literatura

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En el marco del Día Internacional de los Museos, el escritor y periodista Juan José Millás fue el invitado especial del programa No es un día cualquiera, emitido desde el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, para presentar su nueva novela Ese imbécil va a escribir una novela (Alfaguara). Con una prosa tan irónica como reflexiva, Millás entrega un libro que explora el misterio de la identidad y los mecanismos de la escritura como herramienta para reconstruir la vida.

Con más de cuatro décadas de trayectoria, Juan José Millás es una figura esencial de la literatura española contemporánea. Su obra ha sido traducida a más de veinte idiomas y reconocida con numerosos galardones, como el Premio Nadal, el Premio Planeta, el Nacional de Narrativa y el Francisco Cerecedo de Periodismo, entre otros.

No es un día cualquiera - Juan José Millás presenta "Ese imbécil va a escribir una novela" en el Museo Thyssen

Un encargo que desencadena la memoria

La premisa de su nueva novela es aparentemente sencilla: Un periodista veterano, llamado también Juan José Millás, recibe el encargo de escribir lo que podría ser su último reportaje. La búsqueda de ese tema perfecto para cerrar una carrera le lleva a un episodio confuso de su infancia que, como un hilo suelto, comienza a tirar de toda su vida pasada.

Durante la presentación, el autor confesó: "El título se le ocurrió a mi mujer, al escucharme hablar por teléfono con mi editora. Fue como una iluminación. ‘Ese imbécil va a escribir una novela’, dijo, y supe que ahí estaba el título. Me lo apropié".

Autoficción con ecos de thriller

Millás utiliza la autoficción como herramienta narrativa, pero también como dispositivo de exploración emocional, ya que el protagonista no es exactamente él, pero podría serlo. En su recorrido aparecen figuras ambiguas, como un director de banco al que visitó de niño, un amigo universitario que desaparece de su vida o una madre que arrastra silencios. Todo se entremezcla entre la realidad vivida y la imaginada.

La novela avanza como un thriller existencial, donde la intriga no gira en torno a un crimen, sino al sentido de los recuerdos. La incertidumbre es constante y el lector se convierte en cómplice de esa búsqueda de sentido, en un juego literario que desafía las fronteras entre verdad y ficción: "La literatura es una forma de organizar la experiencia. Sin literatura estaríamos absolutamente perdidos", explica el autor.

La escritura como forma de redención

Uno de los temas centrales del libro es el poder de la literatura para dar forma a lo vivido. La escritura aparece como una manera de ordenar el caos, de entender la vida a través de un relato. Para Millás, narrar no es solo crear mundos, sino también exorcizar los propios fantasmas.

Durante el encuentro en el museo, Millás afirmó: "Escribir es una forma de consolarse de uno mismo. Pero también de multiplicarse. Me siento menos solo cuando escribo, como si me abriera en dos: el que escribe y el que observa escribir". El autor también habló de la autoficción como una herramienta que "permite contar lo que te ha pasado sin necesidad de saber si ocurrió exactamente así. Porque la memoria también inventa".

Durante la conversación, Millás reflexionó también sobre su estilo y temas: “La línea entre lo imaginado y lo real tampoco es muy firme”, dijo, aludiendo a su visión de la memoria, el sueño y la fantasía como formas legítimas de la realidad: "Nos pasamos la vida fantaseando... y todo lo que pasa por la fantasía acaba pasando por la realidad", explica.

A sus 79 años, Millás no entrega una despedida, sino una obra que mira hacia atrás para seguir avanzando. "He escrito muchos libros, pero este lo he escrito desde otro lugar. Tal vez desde más cerca de la muerte, pero también desde más cerca de la vida", explica.

Ese imbécil va a escribir una novela es, en definitiva, una pieza más del brillante rompecabezas literario que Millás ha ido construyendo a lo largo de su vida. Y, como en todas sus obras, el lector sale transformado, aunque no sepa del todo explicar por qué.