De ligues fugaces a la soltería elegida: Antonia San Juan y su visión del amor a los 60, en La Revuelta
Antonia San Juan, a sus 64 años, ya está de vuelta de todo, “muy tranquila, muy zen, nada me altera”. Ni en lo profesional, donde asegura que quiere seguir trabajando, pero también “ganando pasta”, ni en lo personal, ni en lo sentimental, reconociendo que ha perdido cualquier interés en los hombres.
La actriz visita La Revuelta para presentar su nueva película, Lo carga el diablo, dirigida por Guillermo Polo, y aprovecha para hacer un repaso a su vida amorosa y analizar su momento vital, en el que huye del conflicto y, tras dos relaciones duraderas, no necesita a ningún hombre a su lado.
Amigos, los justos y necesarios
La vida de Antonia San Juan ha dado para mucho. Ha estado nominada a premios como los Goya o los Feroz, ha visto cómo su vida corría peligro y ha tenido dos relaciones muy duraderas. Y, ahora, a sus 64 años, le basta con mantenerse en forma corriendo, haciendo abdominales y entrenando en el gimnasio prácticamente a diario durante hora y media: “Tengo una vida muy sencilla, más simple que el mecanismo de un chupete”, afirma la actriz en su entrevista con Broncano.
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Con un apartamento en Canarias y otro piso en Madrid, ambos con hipoteca, y un “escaso” millón de euros en patrimonio total, la actriz ha subrayado que, aunque presenta nueva película, Lo carga el diablo, nunca ha tenido “mucha chance en esta profesión”. Pero ha sido lista, invirtiendo el dinero pero, por encima de todo, disfrutándolo, debido al sentimiento de finitud: “Cuando yo me muera se lo va a quedar mi sobrino, y eso es una mierda”.
Y nada mejor para disfrutar del dinero que con sus amistades, que se cuentan con los dedos de las manos. “Tengo conocidos, gente guay a mi alrededor, pero amigos con los que cuente, están contados, no sé si seis o diez”, ha apuntado. Sentido de la responsabilidad, mejor tener pocos amigos para poder atenderlos a todos.
“¿Hombres? Ni de coña”
Antonia San Juan ha tenido dos relaciones largas en las que asegura haber mantenido “fidelidad máxima”. Una primera de 14 años, seguida por su matrimonio con el actor y productor Luis Miguel Seguí, durante 16 años. A partir de su segunda separación, a los 54 años, conoció “un bacalao de 28 años” con el que se quedó “colgada como una paraguaya”, aunque aquel idilio durase apenas unos días. “Podría haber estado con él si hubiera aceptado lo que me imponía, pero no. Usted está muy bueno, pero aquí las normas las pongo yo. ¡Pa' tu casa!”, ha afirmado con rotundidad. Después llegó otro hombre de 32 años que le duró seis meses, “también muy guapo, pero menos que el otro”. Y, cuando llegó el momento de que “el asunto tomara forma”, teniendo ella 60 años, “me harté y también lo dejé”.
Y aquellas fueron, según ha asegurado en su entrevista en La Revuelta, sus dos últimas experiencias con hombres. Y es que, a los 64, “los hombres mayores no me gustan, yo tengo mucha energía y no quiero ir con un viejo, para vieja yo”. Pero tampoco con uno más joven, ya que “ya sí noto el desfase de estar en momentos diferentes”. Por eso, aunque le “hubiera gustado comer más bacalao de joven”, ahora está mejor sola: “veo un hombre y me quedo igual. No quiero a nadie en mi casa, (…) que es una huerta de felicidad”.