Esta Semana Santa, elige el viaje sostenible
- En Semana Santa, los desplazamientos masivos tienen un gran impacto en el medio ambiente.
- El avión, el tren o el coche tienen huellas ecológicas muy diferentes a tener en cuenta.
Desplazarse de manera eco-responsable es lo óptimo para todos
¡Arrancan los viajes de Semana Santa! Todos sabemos que las vacaciones son para pasarlo bien, pero si procuramos cuidar nuestro impacto medioambiental mientras nos desplazamos, podremos seguir disfrutando de los paisajes naturales durante muchos años más. Pero, ¡nada de agobios a la hora de calcular nuestra huella ecológica! En cualquier caso, lo primero es informarse con antelación.
Por ejemplo, como recomienda Antonio Zamora en su blog sobre ecoturismo Inspirience, podemos consultar cuáles son las infraestructuras de movilidad disponibles, normativas en torno al uso de combustible, el transporte público de la zona, parkings habilitados, etc.
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Cuidar el ambiente es cuidar nuestra salud
Cuando el punto al que nos dirigimos no está muy lejos del que partimos, tenemos la opción de ir a pie. Es la manera por medio de la cual causamos menos impacto y, a la vez, cuidamos nuestra salud. Además, este es el único modo de poder detenernos a observar cada detalle. Resulta ideal, por ejemplo, cuando visitamos una ciudad y no queremos perdernos ningún monumento.
Para distancias algo más largas, nuestra primera opción podría ser la bicicleta. Además, de este modo haremos un poco de ejercicio y no emitiremos CO2 al ambiente. Para los más atrevidos, el Camino del Cid se suele recorrer enteramente en bicicleta, y eso que atraviesa una gran parte de la Península Ibérica.
El Transporte con Combustible más "Eco-friendly"
No obstante, cuando viajamos, a menudo nos encontramos recorriendo distancias largas, que no son asequibles de ninguna de estas maneras. En ese caso, podríamos pensar en transportarnos en tren. Como recoge la empresa de viajes Flightright, al viajar en tren podemos emitir hasta un 96,5% menos de emisiones de CO2 que un vuelo comparable.
Este modo de transporte es popular entre los viajeros más “eco-responsables”, aunque tal vez su mayor desventaja sea que los viajes no son tan rápidos como aquellos en avión. No obstante, a menudo las complicaciones que surgen en viajes aéreos pueden llegar a igualar las horas de viaje, o cuanto menos, nos los incomodan más.
Compartiendo, cuidamos
En caso de que no existan conexiones en tren, la siguiente opción más sostenible es utilizar el transporte público, o el autobús. Aunque el motor de un autobús contamina más que el de un coche, la ecuación cambia radicalmente cuando tenemos en cuenta la cantidad de gente que suele transportar cada vehículo, ya que se dividen las emisiones entre los pasajeros.
De este modo, las cifras hablan por sí solas: “un autobús emite 28,4 gramos de CO2 por viajero y kilómetro recorrido, frente a los 157,5 gramos que emite cada coche particular”, según explica la Confederación Española de Transporte en Autobús.
En caso de que no nos quede otra opción y debamos utilizar el coche, podemos intentar compartirlo. Por ejemplo, si vas de vacaciones con amigos, en lugar de ir cada uno en su coche particular, podrían ir todos en uno solo. Como ventaja añadida, compartir coche es una buena ocasión para compartir música y conversaciones interesantes que nos harán más ameno el viaje. Además, existen aplicaciones y foros destinados a poner en contacto a viajeros que buscan compartir vehículo.
Los que más contaminan
A pesar de que los coches, camiones y autobuses son los medios de transporte que más contribuyen a la contaminación del aire, el avión es el que más emisiones de CO2 produce en cada viaje. Los transportes sobre ruedas son los más comunes, y viajar en avión es algo que se utiliza de manera más exclusiva, principalmente para cubrir distancias amplias.
Por eso, el avión supone un 2,5% de las emisiones mundiales de carbono, un porcentaje, aun así, considerable teniendo en cuenta la frecuencia menor con la que recurrimos a los viajes aéreos. Además, debemos sopesar si realmente merece la pena utilizar el avión cuando viajamos a un sitio cercano, ya que las aeronaves sobre todo contaminan al despegar y aterrizar.
Los jets privados son los máximos exponentes de este problema, ya que evidentemente agravan las emisiones al transportar menos cantidad de pasajeros. A pesar de ser más pequeños, solamente un viaje puede generar aproximadamente cuatro veces más CO2 por persona que un vuelo económico equivalente, señala BBC News.
El transporte marítimo a debate
En la misma línea, los cruceros son medios de transporte que contaminan de manera abundante, prácticamente tanto como un avión. Decidir viajar en crucero en lugar del tren puede producir hasta 1.000 veces más de gases de efecto invernadero, así como generar más de 200.000 litros de aguas residuales a la semana.
No obstante, esto cambia drásticamente cuando se utiliza el ferri en lugar del crucero, ya que contamina incluso menos que un autobús. Cabe tener en cuenta que un ferri no nos puede transportar de un punto muy lejano a otro, así que el crucero es nuestra única opción si queremos cruzar a través del mar de un continente a otro.
Viajar con conciencia
Tal es el impacto del transporte sostenible, que existe el Día Mundial del Transporte Sostenible, que se celebra cada 26 de noviembre.
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A veces no queda otra opción que utilizar un medio de transporte dañino para el medio ambiente. Esto se ve claramente en el caso de los cruceros o los aviones. Tal vez, reservar este tipo de viajes para ocasiones especiales podría ser la solución. Así, cuando los emprendamos los disfrutaremos como nunca. También, cuidaremos el planeta para que un futuro podamos seguir contando con la posibilidad de viajar a esta localización. Si no hay planeta saludable, no hay manera de disfrutarlo.