'Un funeral de locos': la película que desentierra verdades y carcajadas
- El actor Quim Gutiérrez y el director Manuel Gómez Pereira presentan en Las mañanas de RNE la película Un funeral de locos, que se estrena el 11 de abril
- Además del actor catalán, en el reparto destacan Belén Rueda, Inma Cuesta, Arturo Valls o Secun de la Rosa
Dicen que lo bueno se hace esperar. Y en este caso, ha tardado 18 años y un muerto en llegar. Una mansión en Euskadi, un patriarca fallecido y una familia rota por dentro, reunida más por compromiso que por cariño. Hasta el mismísimo lehendakari —cuñado del difunto— se cuela en la escena. Todo apunta a un funeral sobrio y solemne, cargado de protocolo. Parece el inicio de un drama. Tal vez el de un thriller. Incluso el de una película de terror. Pero no. Porque ni todos los secretos se pueden enterrar, ni todas las apariencias son lo que parecen. A veces, engañan.
Lo que debería ser un sentido velatorio, se transforma en una reunión enloquecida cuando, primero, alguien mezcla ansiolíticos con alucinógenos y, después uno de los asistentes —al que nadie conoce—, revela el secreto mejor guardado del fallecido. Y el entierro salta por los aires.
"En todas las familias cuecen habas. Hay dobles vidas, visiones distintas y cuestiones que no nos atrevemos a contar. Y aquí, en Un funeral de locos los personajes entran en crisis en un momento determinado", explica el director Manuel Gómez Pereira en Las mañanas de RNE con Mamen Asencio acompañado del actor Quim Gutiérrez.
Porque sí, pocas cosas hay más tristes que un duelo, y pocos escenarios menos apropiados para carcajearse que un tanatorio. La muerte no suele prestarse a la risa, sin embargo, cuando lo hace, puede arrasar. Ya lo demostró la británica Un funeral de muerte en 2007. Y ahora, lo intenta su versión española: Un funeral de locos, que llega a los cines el 11 de abril.
¿Es posible reírse ante la pérdida? Quim Gutiérrez no tiene dudas: "Desde el principio tuve una impresión muy clara de que esta película está en el top tres de los mejores guiones de comedias de enredo que he leído nunca".
"Lo que aporta esta versión con respecto a la inglesa es la visión que tenemos nosotros de la historia", cuenta Gómez Pereira. Y es que, aunque el humor es una emoción tan particular como personal e impredecible y subjetiva, detrás de las risas suele esconderse un denominador común. Algo compartido. Algo que nos une. Por pequeño o insignificante que sea.
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Y en esta película, añade su director, se muestra. "Tiene mucho de análisis. Además, es muy feroz sin que caer tampoco en lo disparatado", apunta. "Creo que hay que analizar las cosas y ser feroz contándolas. El humor es una vía fantástica para narrar realidades, no para endulzarlas, sino para relatarlas con una perspectiva distinta y para aprender también a reírnos de nosotros mismos", continúa Gómez Pereira.
¿El resultado en este caso? Un guion rápido, repleto de voces y sentimientos, pero siempre coherente. Con sentido, con un orden desordenado y efectivo. "Solo con los disparates que ocurren y con la sucesión de enredos, la película ya funciona", comenta Gutiérrez.
Y lo hace porque no se fuerza nada. Al contrario. Todo fluye con naturalidad. "En la versión original, la inglesa, se reconoce el humor inglés, que es cáustico, con expresiones y emociones más contenidas. Pero aquí no se contiene nada", señala el intérprete catalán. "De alguna forma lo hemos llevado a un humor español. Lo hemos adaptado a nuestro registro cultural y emocional, donde las cosas se dicen a la cara, donde hay poca contención y donde los insultos salen con facilidad", indica.
Pero no con la intención de buscar el chiste fácil. Tampoco de lograr la risa superficial. En medio de ese caos, lo que se busca es la verdad. Sin ella, coinciden director y actor, la magia se pierde. Y la gracia desaparece.
"Un funeral de locos tiene muchos ingredientes, pero, sobre todo, cuenta con profundidad. Al final, lo fundamental de la comedia es que los personajes sean de carne y hueso", subraya el primero. "Lo importante es tratar a los personajes como si hicieran verdad. Si cuentas los disparates con una interpretación disparatada, no funciona. Sin embargo, si los interpretas como reacción genuina desde la máxima veracidad, se sostiene. Yo soy un buscador de verdad en los guiones", confiesa el segundo.