Enlaces accesibilidad

Leiva regresa con 'Gigante': "Las canciones son más importantes que sus artistas"

  • Tras cuatro años de parón, Leiva regresa con su sexto disco de estudio, Gigante, que presenta en Las mañanas de RNE
  • A través de 14 canciones, el artista se abre en canal con el que dice que es su trabajo "más confesional y explícito"
Cantante con gorra marrón y americana gris, sonriendo levemente en un estudio con fondo rojo con las siglas RTVE.
Leiva regresa a la música con su disco 'Gigante', en el que se abre en canal a través de 14 canciones. RNE

A veces nota un temblor, un temblor gigante. Y no lo decimos nosotros, lo canta él en Gigante, su nuevo trabajo. Porque ni 20 años de carrera, ni 6 discos de estudio, ni una legión de seguidores que abarrota estadios consiguen que José Miguel Conejo Torres (Madrid, 1980), más conocido como Leiva, deje de sentir ese vértigo.

No es el qué dirán lo que le pesa. No le asustan las presiones, ni los focos, tampoco la expectación. Lo que realmente le quita el sueño es algo mucho más profundo: la necesidad de seguir conectado con su gente, de no perder lo esencial. "Hoy no he dormido nada", confiesa en Las mañanas de RNE con Mamen Asencio.

Había motivos para ello. Lanzar un disco no es solo estrenar canciones, es abrirse en canal. Y eso impone. "Estoy nervioso. Sale mi disco y hay mucho en juego. No a nivel profesional, sino personal. No quiero decepcionar a mis seguidores", admite.

Las mañanas de RNE - Mamen Asencio - Leiva: "Las canciones son más importantes que los artistas"

Aunque lo cierto es que nunca lo ha hecho. Al contrario. Cada vez que Leiva saca un tema, algo se sacude. En plataformas, en las taquillas –como ha ocurrido con sus dos conciertos anunciados en Madrid, con entradas agotadas–, pero sobre todo en las personas. Tiene ese don para ponerle sonido a lo que muchos sienten, a lo que cuesta dejar salir. "He preguntado y me han dicho que hay buenas sensaciones con Gigante", reconoce. "Con eso me basta", añade.

¿El secreto? Quizá vivir sin artificios. Tener una vida normal. Tan normal que cualquiera puede verse reflejado en sus letras y "saber de lo que hablo", dice porque "las canciones son más importantes que los artistas".

O quizá, y sin el quizá, la clave sea la paciencia. "Me he tomado este disco con calma", asegura. Concretamente, cuatro años. Cuatro años han pasado desde su último trabajo, Cuando te muerdes el labio (2021).

Un tiempo que en la industria es una eternidad. Casi un lujo. Pero que, para el intérprete de "La llamada”, sin embargo, resulta una necesidad. Casi una obligación. "Tiemblo por la velocidad de las cosas, por la falta de paciencia y porque el mundo en el que vivimos es un manicomio. Todo sucede tan rápido que es imposible estar presente en nada y, eso, de mí, me asusta", revela.

Porque con prisa, no se conecta con nadie. Ni con uno mismo ni mucho menos con los demás. Es importante no correr solo por correr. Bien lo sabe el de Alameda de Osuna, que no ha esprintado, simplemente ha caminado. A su paso, sin atajos. Por su sendero. Porque las canciones necesitan tiempo para respirar, para "caer en el error y aprender de él". Para encontrar su forma.

Su álbum más personal e íntimo

"Las necesidades de la industria te empujan a que todo se haga para un consumo muy rápido, de 30 segundos ya que la gente tiene muy limitada la paciencia y la atención. Pero yo necesito tiempo y, por eso me he ido a grabar en un estudio en Tornillo, Texas donde todo va más lento. Las canciones son historias que no puedo reducir. No pienso en su duración. Y creo que en Gigante se nota que el tiempo ha jugado un papel importante", dice. Es un tema más.

De hecho, es difícil encontrar un disco en el que un artista se abra tanto como lo hace Leiva en este disco. Cada una de las 14 canciones que lo componen es una forma de exorcizar fantasmas. Personales y universales.

Por ejemplo, en "Ángulo muerto" –que "remite a mi amigo Joaquín Sabina y que cuenta con la voz final de la bestia del rock, Aurora García", indica Leiva– narra la historia de un amor sin frutos, mientras que en "El polvo de los días raros" homenajea a su hermano Juancho Conejo, y en "Caída libre", en colaboración con Robe Iniesta de Extremoduro, "habla de todos" a través de la depresión.

"Creo que me ha salido un diario más íntimo de lo que yo pensaba. Me he dado cuenta de que estoy poniéndole palabras a situaciones que antes no me había atrevido", desvela.