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Mejorar nuestra vida o sustituirnos: cómo la historia de la inteligencia artificial explica sus desafíos

  • Gisela Baños, física teórica y divulgadora, traza la historia de esta tecnología en su libro El sueño de la inteligencia artificial que presenta en Sapiens de RNE
  • La inteligencia artificial, como todos los grandes avances tecnológicos, nos plantea la posibilidad de dos mundos, uno utópico y otro distópico. ¿Qué camino escogeremos?
Como ocurre con los grandes hitos tecnológicos, el poder de la inteligencia artificial nos enfrenta a la disyuntiva de dos mundos, uno utópico y luminoso u otro, destructivo y oscuro.
Como ocurre con los grandes hitos tecnológicos, el poder de la inteligencia artificial nos enfrenta a la disyuntiva de dos mundos, uno utópico y luminoso u otro, destructivo y oscuro. Unsplash
RTVE.es

"¿No es increíble que nuestro mundo tenga dos futuros? Uno luminoso y otro oscuro...". Es el inicio de la novela Darkness and the light del filósofo y escritor de ciencia ficción Olaf Stapledon. En nuestro mundo actual, el avance de la tecnología y, en concreto, las aspiraciones de la inteligencia artificial nos dejan con la misma disyuntiva.

Dos mundos, dos futuros, uno luminoso y otro oscuro. Gisela Baños, física teórica, divulgadora y autora del libro El sueño de la Inteligencia artificial: El proyecto de construir máquinas pensantes, reflexiona en Sapiens sobre el dilema de nuestro siglo y el camino que nos ha llevado hasta aquí.

Miedos y utopías de la inteligencia artificial

La inteligencia artificial tiene el potencial que tuvo en su momento la bomba atómica. O incluso el fuego. "Llevamos casi desde Homero intentando saber qué es la inteligencia o si la podemos reproducir, pero a la vez nos da un miedo terrible. Es, al mismo tiempo, nuestro mayor sueño y nuestra mayor pesadilla", apunta la física en conversación con la presentadora del programa, Paula Aller.

En su libro, esta autora traza un recorrido sobre los inventos que provocaron un conflicto ético similar al que provoca la IA en nuestros días. Un repaso a todo lo que hemos aprendido para llegar hasta esta inteligencia única. Desde el hombre de hierro de San Alberto Magno, destruido por su discípulo Santo Tomás de Aquino, pasando por Alan Turing y los inicios de la computación, hasta el machine learning y ChatGPT.

Pero, ¿ya hemos llegado al punto de construir esa máquina que sustituye a las personas? ¿Una máquina que pase el test de Alan Turing y que pueda imitar la inteligencia humana? Ahí ha estado siempre el límite, en que los robots nunca lleguen a ser como nosotros. Un límite que la IA está desdibujando.

La tres fases de la IA: de la universidad a la ciudadanía

Según Baños, todo lo que estamos viendo hoy ya "se inventó en el siglo XX" cuando "el mundo no estaba preparado". La experta analiza el caso de Eliza, el primer programa informático diseñado para conversar con un humano. Su creador Joseph Weizenbaum se antepuso a las necesidades actuales y la ideó como a una psicóloga. Ahora, muchas personas utilizan los chatbots como ChatGPT para dudas de psicología.

Sin embargo, la IA no consiguió avanzar en aquel momento por el escaso conocimiento que había en materia lingüística. "La historia oficial de la IA empezaría en el 1956 con la conferencia de Dartmouth", cuenta Baños, pero no llega a eclosionar.

Hubo otro repunte en los años 80. "Pero otra vez nos volvemos a dar contra un muro que es la disponibilidad de datos, la actualización de los sistemas", explica la autora. Hasta que finalmente llegamos a 2011 cuando la IA llega al gran público.

Son tres fases. Los inicios con una tecnología en manos de universitarios, la segunda revolución cuando pasa a las empresas y la tercera, de nuestros días, cuando llega a toda la ciudadanía. "Un proceso de evolución muy lógico", continúa la experta.

¿Mejorar nuestra vida o sustituirnos?

"Cuando empezamos a tener ordenadores lo suficientemente avanzados, cuando empezamos a desarrollar algoritmos nuevos, es cuando se produce la verdadera revolución", cuenta la física. Fue el acceso a los datos, la deep learning, lo que abrió la puerta al verdadero boom que vivimos en la actualidad.

La clave estaba entre los datos a los que había que prestarles atención y los que había que descartar. En este punto, ya no hay tantas diferencias entre nuestra inteligencia y la de un ordenador. La máquina aprende recopilando datos, igual que los humanos.

Pero, para Baños, la sustitución no es una opción. "En una escala de 1 a 10, si como ser humano puedo llegar al seis, a lo mejor con la IA como herramienta puedo llegar a un diez. Entonces, ¿para qué conformarnos con que me sustituyan? Así nos quedamos en un seis. ¿No habrá maneras de utilizarla precisamente para lo que sirven las herramientas, para potenciar lo que hacemos?", analiza la experta.

Un punto de vista que la autora sostiene a través de su conocimiento de la historia de la ciencia. Si la tecnología no nos sustituyó antes, ¿por qué habría de hacerlo ahora?