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Ruiz-Mateos: el primer fenómeno viral

Adela Ruiz-Mateos: "Quería el apellido porque lo merezco. Es mi papá y es mi apellido"

  • En 2017 una prueba de paternidad demostró que José María Ruiz-Mateos tenía una hija secreta, Adela Montes de Oca
  • El clan de los Ruiz-Mateos no quiere saber nada de la 14ª hermana

Adela y su madre, Patricia, cuentan cómo era su relación con el gaditano en la serie documental original de Play Ruiz-Mateos: el primer fenómeno viral

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Ruiz-Mateos: el primer fenómeno viral - Imágenes en exclusiva de las Montes de Oca en un hotel con José María Ruiz-Mateos

José María Ruiz-Mateos falleció en 2015, pero el 7 de abril de 2017 volvió a protagonizar, una vez más, los titulares de la prensa española. Esta vez no tenían nada que ver con el escándalo de Nueva Rumasa: sus restos habían sido exhumados para practicarles una prueba de ADN y cotejarlo con el de Adela Montes de Oca, una estadounidense de 26 años que aseguraba ser su hija biológica. El procedimiento demostró que la joven y su madre, la mexicana Patricia Montes de Oca, decían la verdad. Adela se convirtió así oficialmente en la 14ª hija del empresario.

Declaraciones de las Montes de Oca en Ruiz-Mateos: el primer fenómeno viral

En la serie documental Ruiz-Mateos: el primer fenómeno viral, las Montes de Oca cuentan cómo era su relación con el fundador de Rumasa. “Yo conozco a mi padre desde siempre, desde que estaba chiquita yo iba a España (...) Íbamos cada año y me quedaba ahí por tres meses”, cuenta Adela, que recuerda con cariño el tiempo que pasaba con su padre: “Era muy cariñoso, siempre me decía que era muy bonita, que me quería mucho”.

Patricia se presenta como una “amiga” o “amante” de Ruiz-Mateos porque no sabe qué otras palabras utilizar. Se conocieron en Chicago en 1989, cuando el empresario fue elegido eurodiputado, y su relación duró más de diez años. “Me dio su tarjeta, me dijo: ‘Cuando vayas a España, me llamas”. Y así lo hizo: le llamó y quedaron en un hotel de la Castellana. A la mujer le sorprendió lo rápido que iba cuando el gaditano la invitó directamente a subir a una habitación: “Pensé que íbamos a cenar o así”, recuerda. Ella no sabía quiénes eran los Ruiz-Mateos y se enteró por las revistas de que el gobierno le había expropiado su holding, Rumasa, y que tenía trece hijos con la jerezana Teresa Rivero.

Ruiz-Mateos “tenía la legítima y tenía sus amantes”

El gaditano solía ser “muy piropero” con las mujeres, según le define uno de sus exabogados, Marcos García-Montes. A pesar de estar casado, ser católico y haber sido miembro supernumerario del Opus Dei, tenía fama de mujeriego, y así lo contaban las revistas del corazón del momento. “¿Era un caballero español? No. Era el típico caballero tradicional que tenía la legítima y tenía sus amantes (...) Echar una canita al aire, eso no es pecado”, comenta sarcásticamente el periodista Mariano Guindal en el documental.

Patricia y Ruiz-Mateos se veían ocasionalmente y el empresario generalmente no se quedaba a dormir con ella, pero su relación se convirtió en algo más que una aventura: “Era superlindo conmigo, como que conmigo se le olvidaban todas las cosas. Entonces yo me enamoré de él”, cuenta Patricia Montes de Oca. En una de sus estancias en Madrid, la mujer se empezó a encontrar muy mal y tuvo que ir a ver a un médico: estaba embarazada. Ruiz-Mateos le dijo que él no podía ser el padre porque tenía hecha la vasectomía, pero Patricia le aseguró que no había estado con nadie más, así que le comentó que se la tuvieron que hacer mal.

Una relación padre-hija a escondidas

El gaditano siguió viéndose con Patricia y pasando tiempo con su hija, pero no dejaba que los vieran: “No salíamos al público, pero él siempre venía y cenábamos juntos”, cuenta Adela. La joven quería conocer a su “otra familia” y su madre siempre le preguntaba a Ruiz-Mateos que cuándo iba a reconocerla y darle su apellido. “Es que tú no lo entiendes, a mí me quitaron todo, aquí la prensa me va a aniquilar, tú no sabes cómo me han destrozado”, son las respuestas que solía darle el empresario, en referencia a la expropiación.

Cuando Adela cumplió 15 años, su madre le contó toda la verdad sobre su padre. La joven se sintió “un poco decepcionada”: “Sentí como que me mintieron los dos, mi mamá y mi papá”, afirma. Por entonces Patricia ya no quería saber nada del gaditano, así que dejaron de venir a España durante tres años: “Él seguía llamando, me seguía mandando dinero, hablaba por teléfono con Adela, pero yo decía: ‘Ya con nosotros no hay nada”.

Esta situación no agradaba a la joven, que quería mantener una buena relación con su padre sin estar “escondida”. Así que con 19 años tomó una determinación: “Quiero hablarle a mi papá cuando yo quiera y quiero ir a verlo cuando yo quiera”. Ella y su madre recurrieron a Teresa Bueyes, exabogada del empresario, para interponer una demanda de paternidad: “La escogimos porque ella antes trabajaba con mi papá, así que pensé que era la perfecta abogada para ayudarnos”, cuenta Adela, que asegura que su intención era poder cuidar de su padre y estar con él.

Los Ruiz-Mateos no quieren saber nada de la 14ª hermana

Los otros trece hijos de Ruiz-Mateos nunca creyeron que Adela Montes de Oca fuera su hermana y tampoco quisieron reconocerla cuando la prueba de ADN confirmó la filiación. “Mis hermanos piensan que es por dinero. Pero ellos no sé si no saben o no entienden, o no quieren reconocer que yo he tenido una relación (con José María Ruiz-Mateos) toda mi vida. Es mi papá como es el papá de ellos”, apunta Adela, que decidió adoptar el apellido de su padre: “Quería el apellido porque lo merezco. Es mi papá y es mi apellido”, sentencia.

El clan de los Ruiz-Mateos no ayudó a las Montes de Oca ni para evitar la exhumación de su padre. La abogada Teresa Bueyes se vio obligada a parar la incineración del patriarca cuando falleció, el 7 de septiembre de 2015, porque los hijos se negaron a prestarse para llevar a cabo la prueba de ADN. Tuvieron que notificar, uno por uno, que los hermanos no querían colaborar, así que tiempo después un juez autorizó la exhumación del cuerpo para llevar a término el procedimiento.

Adela y Patricia Montes de Oca con la abogada Teresa Bueyes
Adela y Patricia Montes de Oca con la abogada Teresa Bueyes

Adela Montes de Oca con su madre, Patricia, y su abogada, Teresa Bueyes, a su llegada al juicio de filiación con José María Ruiz-Mateos, en Pozuelo de Alarcón.

El periodista Juan Luis Galiacho recuerda en la serie documental la reacción de los hermanos: “El hecho de que la opinión pública conociera que su padre tenía otra hija cayó muy mal. En el fondo ya no perdonaron al padre nunca más. De hecho, sus últimos años fueron de una soledad terrible”.

Teresa Rivero, también empresaria y mítica expresidenta del Rayo Vallecano, no parecía estar al tanto de las aventuras de su marido, según explica la periodista Rosa Villacastín: “Creo que Teresa no supo nunca las cosas de su marido. Tenía a su señora, su familia del Opus. Ella se había casado con un triunfador y ella era la que le daba los hijos. Que era el papel al que estaba asignada la mujer en esa época”, comenta.

José María Ruiz Mateos y su esposa, María Teresa Rivero, en 1986 rodeados de sus trece hijos y sus dos nietos

José María Ruiz Mateos y su esposa, María Teresa Rivero, en 1986 rodeados de sus trece hijos (Socorro, Zoilo, Begoña, Patricia, Rocío, Almudena, José María, Paloma, Alfonso, Pablo, Javier, Nuria y Alvaro ) y sus dos nietos junto a un Belén en su residencia de Madrid. EFE/rba

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