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Literatura y montaña

Gustavo Adolfo Bécquer y el Monasterio de Veruela

Noticia 80 cm
  • El monasterio de Veurela es uno de los lugares que Juan Pardo nos descubre esta semana
  • Gustavo Adolfo Bécquer publicó sus "Cartas desde mi celda" durante su estancia en el Monasterio
  • ¡Descubre una ruta de senderismo por la zona en '80 cm'! en RTVE Play

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Juajno Pardo en el hayedo del Moncayo con el libro Cartas desde mi celda
Juajno Pardo en el hayedo del Moncayo con el libro Cartas desde mi celda

El Monasterio de Veruela es una abadía cisterciense del siglo XII situada a los pies de Moncayo. Cuando fue abandonada por los cistercienses en 1835 por la desamortización fue transformada en una hospedería en la que se albergó el poeta Gustavo Adolfo Bécquer. Fruto de su estancia, entre diciembre de 1863 y julio de 1864, fue la publicación de Cartas desde mi celda, una recopilación de nueve escritos epistolares que recogen las impresiones del desamortizado monasterio y de su imponente iglesia que el poeta encontró en ruinas.

Grabando en el Monaterio de Veruela con la guia Noelia del Rio

Grabando en el Monaterio de Veruela con la guia Noelia del Rio TVE

«Figúrese usted una iglesia tan grande y tan imponente como la más imponente y más grande de nuestras catedrales. En un rincón, sobre un magnífico pedestal labrado de figuras caprichosas, y formando el más extraño contraste, una pequeña jofaina de loza, de la más basta de Valencia, hace las veces de pila para el agua bendita; de las robustas bóvedas cuelgan aún las cadenas de metal que sostuvieron las lámparas, que ya han desaparecido; en los pilares se ven las estacas y las anillas de hierro de que pendían las colgaduras de terciopelo franjado de oro, de las que solo queda la memoria; entre dos arcos existe todavía el hueco que ocupaba el órgano; no hay vidrios en las ojivas que dan paso a la luz; no hay altares en las capillas; el coro está hecho pedazos; el aire, que penetra sin dificultad por todas partes, gime por los ángulos del templo, y los pasos resuenan de un modo tan particular, que parece que se anda por el interior de una inmensa tumba. Tal es el efecto que produce la iglesia del monasterio cuando por primera vez se traspasan sus umbrales”

Los meses que Gustavo Adolfo Bécquer pasó en el Monasterio de Veruela lo familiarizaron con las historias fantásticas del lugar. El pueblo cercano de Trasmoz gozaba de una tradición hechicera milenaria –el pueblo fue excomulgado en el siglo XIII- y el macizo del Moncayo tenía algunas leyendas muy particulares, entre ella la presencia de brujas que tenían el poder de ‘curar’. En las Cartas desde mi celda, habla de las brujas de Trasmoz, e incluso en relatos como El gnomo, La corza blanca o Los ojos verdes, habla del bestiario fantástico.

Grabando en el Monasterio de Veruela con la guia Noelia del Río

Grabando en el Monasterio de Veruela con la guia Noelia del Río TVE

"¡La noche! ¿Pues qué pasa de noche en ese sitio, que tales aspavientos hacéis y con tan temerosas y oscuras palabras nos habláis de lo que allí podría acontecernos? ¿Se nos comerán acaso los lobos?.