Enlaces accesibilidad

Inventoras españolas que dejaron huella en la historia y que deberías conocer

  • En 1865, Fermina Orduña fue la primera mujer en registrar una patente en España
  • Con su enciclopedia mecánica, Ángela Ruiz Robles es considerada la precursora del libro electrónico
  • "El condensador de fluzo": "¡Está vivo!" o "Grandes genios de la historia" ya en RTVE Play
El condensador de fluzo - Curiosidades históricas - Inventoras españolas
Celia Fernández

El chupa chups, la fregona, el futbolín… Al hablar de inventos españoles, estos suelen ser algunos de los más populares. Pero la genialidad española va mucho más allá. Miguel Iríbar compartió en “El condensador de fluzo” dos ejemplos de inventoras que dejaron huella gracias a sus brillantes creaciones: Fermina Orduña y Ángela Ruiz Robles.

La primera patente otorgada a una mujer en España

El 20 de mayo de 1865, Fermina Orduña obtuvo la primera patente registrada en España por una mujer. A través de aquel “privilegio de invención”, como se llamaba en la época, Fermina registró los planos de un “carruaje para caballerizas para la conducción higiénica de las burras, vacas o cabras de leche para la expedición pública”, con una patente vigente por cinco años. Este vehículo permitía trasladar al ganado lechero reduciendo el tiempo transcurrido desde que los animales eran ordeñados hasta que la venta de la leche tenía lugar. A través de los distintos elementos que incorporaba, el invento garantizaba el buen transporte y alimentación de los animales, así como unas condiciones más higiénicas de distribución del producto.

El carro registrado por Fermina constaba, entre otros elementos, de una cabina con pienso de grano seco, una caldera para mantener la temperatura del agua, un envase de agua caliente para conservar la leche a temperatura natural durante 20 minutos, y un sencillo pero eficaz instrumento publicitario: una campaña para captar la atención de la clientela.

Más allá de la dependencia legal de las mujeres hacia su maridos o padres para realizar trámites burocráticos, la concesión de la patente a Fermina supuso todo un triunfo en el siglo XIX, cuando el coste de una patente equivalía al sueldo anual de un trabajador de nivel medio. En una época donde las mujeres raramente podían trabajar, reunir esa cuantía no debió de ser un asunto fácil para Fermina. En 2018, su figura fue reconocida con la creación de los Premios “Fermina Orduña” a la Innovación tecnológica.

Ángela Ruiz Robles, la inventora que se adelantó al libro electrónico

En 1949, Ángela Ruiz Robles registró su primera patente: el libro mecánico. La maestra, escritora e inventora de origen leonés describió su invento como un “procedimiento mecánico, eléctrico y a presión de aire para lectura de libros”. Entre sus objetivos se encontraba transformar la enseñanza en un proceso más ameno e intuitivo, aligerar el peso de la cartera del alumnado, o facilitar el aprendizaje en la oscuridad, ya que el dispositivo incorporaba un pulsador eléctrico para la iluminación de las "páginas". La inventora proponía la separación y disposición en placas de las lecciones de cada asignatura, que al ser accionadas mediante unos pulsadores se elevarían mecánicamente o por aire comprimido, haciéndose visibles a través de una pantalla de plexiglás transparente, con posibilidad de aumentar el tamaño del texto.

Tras esta primera patente, Ángela se embarcó en el desarrollo de un dispositivo aún más complejo: la enciclopedia mecánica. La patente de este tipo especial de libro mecánico fue registrada en 1962, bajo el nombre “un aparato para lecturas y ejercicios diversos”. Con este dispositivo, la pedagoga buscaba resolver problemas que hacían de las enciclopedias al uso productos de uso pesado y poco práctico. Entre otros elementos, Ángela planteó la incorporación de superficies para realizar anotaciones y borrar sucesivamente lo escrito, de elementos sustituibles para configurar la enciclopedia según las circunstancias culturales, y de un estuche para poder guardarla y transportarla cómodamente.