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La piña, una fruta muy digestiva pero no quemagrasas

  • No es depurativa, ni detox… ¡Pero es que ningún alimento lo es!
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La piña, una fruta muy digestiva pero no quemagrasas

Es una de las frutas tropicales más consumidas y una de las reinas del frutero en navidades, ¡y la verdad es que no nos extraña! Eso sí, si la compras por su delicioso sabor o por sus cualidades nutricionales, fantástico, pero si lo haces pensando que te va a ayudar a depurar el organismo, a quemar grasa y te va a hacer perder peso, mejor piénsatelo dos veces. Vamos a aprender las propiedades (reales) de la piña, una fruta muy digestiva pero no quemagrasas, y a darte algunos consejos para conservarla con Beatriz Robles. ¡Sigue leyendo!

El efecto que sí tiene la piña en nuestro organismo

Al margen de esas propiedades casi milagrosas, y por supuesto falsas, que se empeñan en otorgarle algunos, es cierto que la piña tiene un efecto muy beneficioso sobre nuestras digestiones. Por un lado nos aporta mucha agua, no tiene nada de grasa y además contiene mucha fibra, pero es que además, esta fruta tiene una característica especial.

La piña contiene una enzima llamada bromelina que es proteolítica, es decir, que es capaz de romper las proteínas y por eso consigue ablandar la carne. Un efecto similar al que produce la papaya, aunque con otra enzima diferente: la papaína. Pero eso sí, ten en cuenta que este efecto solo se produce en la superficie de la pieza y además se consigue sobre todo cuando aplicamos altas temperaturas, es decir, cuando cocinamos la carne.

Las propiedades que no tiene la piña… Ni ningún otro alimento

Una vez más, la piña es una fruta muy digestiva pero no quemagrasas, ¡ni tampoco depurativa! Esta afirmación no solo es falsa, sino que es un auténtico disparate: ningún alimento depura nuestro organismo porque nuestro cuerpo se “depura” solo y no en base a lo que ingerimos. Tampoco nos ayuda a adelgazar por sí sola ni, como hemos dicho, nos hace perder grasa, una vez más hay que recalcar que ningún alimento tiene esa capacidad.

Por eso tenemos que tener cuidado con esas dietas tan restrictivas que nos prometen resultados fantásticos comiendo, por ejemplo, solo piña. Son tan hipocalóricas que sí, puede ser que nos hagan perder peso, pero también nos hacen perder masa muscular, son imposibles, y peligrosas, de mantener en el tiempo, nos provocan después un importante efecto rebote, y pueden hacer que tengamos déficit de nutrientes lo que se puede traducir en problemas graves de salud.

Cómo deberíamos comer la piña y cómo podemos conservarla

Una vez que ha quedado claro lo más importante, que la piña es una fruta muy digestiva pero no quemagrasas, llega la pregunta del millón, ¿cómo deberíamos comerla? En el mercado podemos encontrar diferentes opciones: fresca, en su jugo, en almíbar… Lo mejor para nuestra salud es priorizar siempre que podamos comerla fresca, ya que cuando la consumimos en su jugo estamos ingiriendo los azúcares que se han liberado al exprimir la fruta, y que tienen un efecto similar al azúcar de mesa en nuestro organismo. Y la piña en almíbar es todavía menos recomendable ya que la cantidad de azúcar que contiene es realmente elevada.

Y para conservar la piña, ya que suelen ser grandes y no las consumimos de una vez, lo mejor es guardarla en casa en un sitio fresco y seco y a más de siete grados, ya que las temperaturas bajas pueden producir daños por frío en la pieza, y una vez abierta solo tenemos que guardarla en la nevera. Así que, ¡a comprar y consumir piña! Y si podemos elegir opciones de proximidad mucho mejor, ya que son productos más frescos y que tienen un menor impacto en el planeta.