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La Noche D: perder el norte

Rossy de Palma recuerda sus orígenes en el mundo de la moda

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La noche D - Rossy de Palma recuerda sus orígenes en el mundo de la moda

Rossy de Palma como Esther Arroyo, las segundas entrevistadas de ‘La Noche D’, han venido dispuestas a perder el norte con Dani Rovira. “Soy un ser dadaísta y surrealista”, confiesa Rossy durante su charla. Una invitada ideal para este programa en el que habla, sin pelos en la lengua, de los momentos más locos de su vida y de cómo descubrió su pasión por la moda. ¿Quieres averiguarlo? ¡Sigue leyendo!

Comenzó a diseñar con solo siete años

La polifacética actriz aprendió a coser con siete u ocho años gracias a su tía materna. Juntas diseñaron un vestido para una de sus muñecas. Según recuerda Rossy, su tía “cogió un trozo de sábana vieja, hizo un vestido trapecio y lo cortó. Yo luego al coserlo me di cuenta de que una cosa unidimensional se convertía en tridimensional”.

Solo cuatro años más tarde, ya vendía en el rastro de Palma de Mallorca los vestidos que confeccionaba. “Me lo pasaba de maravilla, colgando la ropa en los árboles y me sacaba mi buen dinerito ahí”, revela la ‘chica Almodóvar’ a Dani.

Este fue su primer contacto con el mundo de la moda, siendo solo una niña. En la actualidad, cuenta con una polifacética carrera internacional y es considerada una de las musas del diseñador Jean Paul Gaultier.

Se considera la inventora del ‘Do it yourself’

Entre estas divertidas confesiones, Rossy de Palma también admite: “Yo inventé el do it yourself”. Explica que, cuando era joven, en la moda había “o nada o lo caro” y entonces “te lo tenías que confeccionar”.

Por otro lado, su compañera de entrevista, Esther Arroyo, revela cuál era su truco: “O una madre que te cosía, como la mía, que me lo hacía todo”.

Pero Rossy era más autodidacta: “En Peor Impossible nos perdieron una vez la maleta y con las sábanas del hotel pintamos e hicimos el vestuario”. Ambas invitadas, que se conocen desde los años de este grupo musical, intentarán batir un récord de lo más loco en nuestro programa: construir una torre de donuts.