Bibiana Candia: "Me obsesionó que unos hechos tan tremendos no hubieran pasado a la memoria popular"

• Azucre explica la historia de jóvenes gallegos que fueron vendidos como esclavos en Cuba
• «Esta historia era completamente desconocida»
• Candia deconstruye este hecho del siglo XIX con una voz narrativa múltiple

Página Dos entrevista a Bibiana Candia

Uno no piensa que un compatriota pueda traicionarlo. Uno confía en que si abandona su aldea natal, sumida en la miseria, y se embarca para cruzar el Atlántico porque le han prometido un empleo, lo que encontrará cuando llegue será un empleo.

Pero no ocurre así.

Estamos en 1853. En Galicia, un invierno demasiado lluvioso ha destruido las cosechas, y una epidemia de cólera hace estragos entre la comunidad. Un grupo de muchachos, algunos apenas adolescentes, salen por primera vez de su pueblo. Anhelan un futuro mejor para ellos y sus familias, así que deciden abandonar sus hogares y partir rumbo a Cuba para ganarse la vida en las plantaciones de caña de azúcar.

En Cuba los espera alguien que lleva tiempo afincado en la isla; un gallego, como ellos. Se llama Urbano Feijóo de Sotomayor, y es quien ha convocado a esos 1.700 jóvenes que han abandonado España. Pronto el pacto verbal se tuerce. Aprovechando la situación de necesidad de sus compatriotas, Feijóo los vende como esclavos e inicia una campaña de colonización que sustituye la mano de obra llegada desde África.

Así es la historia, real y desconocida a la vez, que cuenta Azucre (Pepitas Editorial). Su autora, Bibiana Candia, nunca había oído hablar de ella. Su familia no la mencionó en las cenas de Navidad, a ningún vecino le sonaba, no apareció en el temario escolar. Así que la escritora y poeta gallega, cuando leyó sobre este hecho silenciado, firmó un compromiso con la memoria. Porque a su abuela la mandaron a servir con doce años, y su abuelo, «labrador y casi analfabeto, podría perfectamente haber sido uno de los protagonistas, solo tendría que haber nacido unos cuantos años antes.»

Esta es la primera novela de Candia, que antes había publicado dos poemarios, La rueda del hámster y Las trapecistas no tenemos novio, y un libro de relatos, El pie de Kafka. Para escribir Azucre tuvo acceso a las cartas que los muchachos enviaron a sus familias pidiendo ayuda, y que milagrosamente llegaron a su destino y acabaron formando parte de una posterior denuncia colectiva.

La literatura sobre migración ha inspirado historias de toda índole: esperanzadoras, solidarias, terroríficas, siempre complejas. Son una lectura necesaria para ponerse en la piel del otro. En casi todas las familias, si se vuelve la vista atrás, aparece una historia de desarraigo. Tierra desacostumbrada, de Jhumpa Lahiri, Extraños llamando a la puerta, de Zygmunt Bauman o Largo pétalo de mar, de Isabel Allende, son algunos de los relatos que narran esa experiencia que mezcla inocencia, miedo y valentía, que redefine la identidad y cambia la vida.