Raviolis de calabacín rellenos de ricota con aceite de albahaca

• Un plato delicioso, muy aromático y lleno de sabor
• Prueba también esta versión con carne picada y bechamel integral
• Vuelve a ver aquí cómo Marta prepara los platos
• Más recetas saludables en nuestra web

Raviolis de calabacín rellenos de requesón rtve

Uno de los mejores productos que tenemos en nuestro país es sin duda el aceite de oliva. Auténtico “oro verde”, valioso no solo por las cualidades organolépticas que le aporta a nuestros platos, sino por las fantásticas propiedades nutricionales que tiene: el ácido oleico, una grasa monoinsaturada perfecta para cuidar nuestras arterias, vitamina E, la vitamina antioxidante por excelencia… Recuerda, eso sí, que para mantener sus cualidades intactas es mejor si puedes priorizar y utilizar los aceites menos procesados (virgen extra o virgen) sobre todo si se van a consumir en crudo. Es el caso de estos raviolis de calabacín rellenos de ricota con aceite de albahaca, un plato delicioso y tan bonito como puedes apreciar en la foto. La única dificultad está en montarlos, ¿te atreves?

 

null

Ingredientes

Preparación

PARA UNA PERSONA:   2 calabacines    Para el relleno:   120 g de queso ricota    4 tomates en aceite de oliva virgen    Para el pesto:    1 taza de hojas de albahaca    1 diente de ajo pequeño    30 g de piñones    50 g de queso parmesano rallado    30 g de aceite de oliva virgen extra

Para el relleno, trituramos la ricota con los tomates deshidratados. Para el pesto, solo tenemos que triturar muy bien sus ingredientes, como veis, esta receta es sencillísima. Con ayuda de una mandolina o con un cuchillo, corta en láminas alargadas muy finitas los calabacines.  En un cazo con agua hirviendo, cocemos las láminas finas de calabacín durante un minuto para hacerlas más flexibles y retiramos del fuego.  Disponemos las láminas de calabacín en forma de cruz y echamos una cucharada sopera del relleno en la intersección de ambas láminas cerrándolas hasta obtener saquitos o raviolis. Terminamos echando el pesto por encima y tenemos una pasta buenísima en la que comemos verdura sin darnos cuenta.