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Jordi Colomer

Emisión 15 de noviembre de 2017 · La 2

Un crime
Metrópolis

Metrópolis dedica un programa monográfico a Jordi Colomer, artista que se inició en la escultura en los años 80, pero es conocido, sobre todo, por sus videoinstalaciones, que viene realizando desde 1997. En 2002 cambió el plató por la calle, donde ha ido elaborando una larga serie de reflexiones escenificadas sobre la vida social en las grandes ciudades. Su proyecto más reciente, presentado este año en la Bienal de Venecia, se titula ¡Únete! Join Us! y refleja los primeros pasos de un movimiento urbano que reivindica el nomadismo como acción colectiva y potencial sistema de ciudanía.

Jordi Colomer nació en 1962 en Barcelona donde también vive y trabaja en la actualidad. Ya durante sus estudios de historia del arte y arquitectura empezó a realizar sus primeras piezas escultóricas y a relacionarse con el mundo del teatro. Su interés en la arquitectura de los extrarradios de las grandes ciudades y su fascinación por el teatro y la escenografía están presentes a lo largo de toda su trayectoria artística, al igual que la contaminación entre realidad y ficción o el intercambio entre el papel de espectador y actor. Tanto sus primeras exposiciones con objetos escultóricos como sus videoinstalaciones más recientes están diseñadas para involucrar al visitante y convertirlo en partícipe de una cuidadosa puesta en escena. Otro referente importante y continuado es el cine de vanguardia alemán de los años 30, cuya influencia se hace notar en varias de las obras en video del artista, que empezó a trabajar con la imagen en movimiento para “dilatar la escultura en el tiempo”. 

Jordi Colomer

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El primer video, A, B, C, etc.  (1997-99), consiste en una serie de travellings nocturnos por extrarradios infinitos, donde galletas, cerillas, clavos y queso en porciones representan la arquitectura moderna. La relación del cuerpo con el espacio es el tema central de Simo (1997), ya presentado como video-instalación y protagonizado por Pilar Rebollar. Moviéndose por una habitación y objetos estandarizados, la actriz enana evidencia lo inadecuado del diseño basado en proporciones únicas, para personas que se salen del promedio estadístico. Inspirado en una fotografía realizada en 1975 por el artista Carlos Pazos -que también aparece en el video-, Pianito (1999) supone un nuevo paso en el concepto de “escultura dilatada en el tiempo”: a pesar de que la pieza central sea un piano hecho enteramente de cartón, lo esencial ya no es el objeto sino la acción que se desarrolla en torno a él. También los muebles de los 12 pisos que vemos en el plano secuencia de Le dortoir (2002) están hechos de cartón; aquí lo único que se mueve es la cámara, mientras que los ocupantes yacen inmóviles en la madrugada después de una gran fiesta. Todo este decorado vuelve a aparecer en Fuegogratis (2002), enteramente grabado al revés en una noche de San Juan, donde una pareja de jóvenes recibe del fuego todos los objetos necesarios para amueblar una casa.

Anarchitekton (Barcelona, Bukarest, Brasilia, Osaka) (2002-2004) supuso el salto a la calle a la vez que a la fama internacional de Jordi Colomer. En los cuatro videos, montados a partir de fotografías, el performer Idroj Sanicne recorre las respectivas ciudades enarbolando maquetas de edificios, alternando construcciones emblemáticas con la arquitectura anónima del extrarradio. El proyecto comenzó como una investigación sobre los límites de la ciudad y la ambigüedad entre hábitat y decorado. 

También es ambigua la propia acción que recuerda tanto procesiones festivas como manifestaciones reivindicativas. Según el artista, su objetivo principal es “contagiar de ficción la calle”. Un crime (2004) cuenta, con letras tridimensionales presentadas por 12 habitantes de Cherburgo en distintos emplazamientos de la ciudad, la historia de un crimen publicado en un periódico de sucesos un siglo atrás, como reclamo de que una ciudad debería representarse no solo a través de su arquitectura sino también mediante los eventos allí ocurridos. Los protagonistas de Arabian Stars (2005), video grabado en varias ciudades de Yemen, pero también en el desierto, son personas anónimas que llevan pancartas con los nombres, en árabe, de los personajes reales y de ficción más populares de Occidente, así como de cuatro eminentes personajes locales. De este modo se yuxtapone el desconocimiento casi absoluto de otras culturas por parte de la sociedad occidental con la incógnita total del significado que estos héroes mediáticos puedan tener para la población de Yemen. En la pampa (2008) indaga en la posibilidad de habitar el desierto mediante la ficción, generada en este caso por los movimientos y los diálogos improvisados de dos actores no profesionales a lo largo de un viaje por el desierto de Atacama en el norte de Chile. También Prohibido cantar (2012) se desarrolla en un ambiente árido, un solar cerca de Zaragoza donde se proyectó la construcción de 32 casinos que nunca se produjo. Con la colaboración de habitantes de la zona se escenifica una versión mínima de lo que pudo haber sido esa ciudad del azar.

Los proyectos realizados en años recientes por Jordi Colomer traten de utopías y distopías. Parten de grandes proyectos utópicos que son puestos a prueba por un grupo de personas durante un tiempo determinado. En L’avenir (2011), rodado en el delta del Ebro, se traslada a la realidad la idea de los falansterios de Charles Fourier, una comunidad de producción, consumo y residencia de carácter agrícola e igualitario sin competitividad, salarios o propiedad privada. El proyecto más reciente, realizado para la Bienal de Venecia está inspirado en la New Babylon de Constant y La ciudad espacial de Yona Friedman, habitada por una sociedad nómada que va construyendo la ciudad en base a sus movimientos. ¡Únete! Join Us! (2017) es un movimiento urbano guiado por la cantante Lydia Lunch, la actriz Laura Weissmahr y la bailarina Anita Deb, cuyas acciones realizadas en diferentes puntos geográficos son gestos de resistencia frente a la inercia de la vida cotidiana. Los relatos resultantes se encuentran distribuidos por la exposición, invitando, una vez más, al visitante a deambular por el espacio o sentarse en las gradas enfrentadas para, de este modo, construir su propio relato y entrar a formar parte de la obra.