La fine del mondo. Centro Pecci Prato I
Emisión 1 de febrero de 2017 · La 2
A lo largo de dos programas consecutivos, Metrópolis ofrece un recorrido por La fine del mondo, una extensa y abrumadora exposición con la que el Centro Pecci Prato volvió a abrir sus puertas el pasado 16 de octubre. Inaugurado en 1988 como uno de los primeros espacios dedicados exclusivamente al arte contemporáneo a nivel mundial, el conjunto arquitectónico original se ha visto ahora envuelto por la espectacular ampliación del museo llevada a cabo por Maurice Nio.
En la muestra inaugural La fine del mondo, comisariada por el director del centro Fabio Cavallucci con un equipo de 11 asesores internacionales, se pueden ver obras de más de 50 destacados artistas contemporáneos, cifras que la aproximan en tamaño a una bienal.
Según el comisario, título y temática surgieron tanto por la compleja situación en la que se encuentra el mundo actual, como por el parecido del nuevo edificio con una nave espacial. La propuesta consiste en invitar al visitante a imaginarse un viaje a un futuro lejano para obtener una visión más distante y menos dramática de nuestro presente, una visión que tiene en cuenta edad y tamaño del universo, del que el planeta tierra y sus habitantes sólo formamos una mínima parte.
En el primer capítulo que Metrópolis dedica a La fine del mondo, se reflejan aquellos apartados de la exposición que proponen un viaje por la evolución del planeta tierra y de la humanidad desde la Prehistoria al presente. En estos apartados las obras de arte se complementan con materiales arqueológicos y científicos como la Vista del planeta Tierra (2016) proporcionado por la NASA, que abre el programa. Para su video Excavators (2010), Jananne Al-Ani se inspiró en las tomas aéreas emitidas durante la Guerra del Golfo de 1991, en las que los seres humanos se vieron reducidos al tamaño de un insecto; en otro video, titulado Another Light (2010), el músico Joakim ha reunido imágenes del cosmos y de los intentos del hombre de conquistarlo. La naturaleza y su representación artística protagonizan las obras The Domadalur Daylight Series (2006) de Olafur Eliasson; Sunset screen prints (1972) de Andy Warhol y Seascape Series (1980-1997) de Hiroshi Sugimoto. Camille Henrot presenta su síntesis sujetiva de la evolución del planeta en el vertiginoso video Grosse Fatigue (2013); Giovanna Amoroso & Istvan Zimmermann han reconstruido para la exposición los dos Australopitecinos (2016) expuestos en el Museo de Historia Natural de Nueva York, que son considerados la primera pareja en la historia de la humanidad por la proximidad de las huellas que sus pies dejaron en Tanzania hace 3,7 millones de años; y Henrique Oliveira ofrece al visitante un viaje atrás en el tiempo a través de su Transcorredor (2016), obra creada específicamente para la muestra.
Una sala dedicada a los objetos producidos por el ser humano propone una reflexión sobre la propia historia del arte: al yuxtaponer objetos de uso cotidiano y obras de artistas, se evidencia su relación mutua e intercambiable, así como sus usos múltiples y valor cambiante. En el centro de la sala se puede ver una selección de cantos bifaciales, la herramienta típica del período Achelense en el Paleolítico Inferior, cuya simetría bilateral es interpretada como el origen del sentido de la belleza. En un rincón se encuentra expuesta la Venus de Savignano que, datada en el Paleolítico Superior, es el objeto artístico más antiguo encontrado en Italia, al lado de la Roue de bicyclette (1913/1960/1976) y el Égouttoir (1914/1964), dos emblemáticos objets trouvés de Marcel Duchamp, y las obras Forme uniche nella continuità dello spazio (1913/2011) de Umberto Boccioni y Concetto spaziale. Attesa (1960) de Lucio Fontana.
En la misma sala se proyectan además los videos Figures (2011) de Isabelle Cornaro, My favourite things (2010) de Agnieszka Polska y Ensayo sobre la Ruina (2012) de Luis Urculo, que giran en torno a la misma temática.
En otra sala, el visitante se ve confrontado con la decadencia -tanto física como ética- del ser humano. Al lado de Study for a portrait (1961) de Francis Bacon, vemos obras como Execution with a Boy (1948) y Mother with a Killed Child (1949) de Andrzej Wróblewski o Sueño y mentira de Franco (1937) de Pablo Picasso, que reflejan las atrocidades de la guerra. Marlene Dumas (Female, 1992–1993) y Boris Mikhailov (Man’s Talk, 2011) dan visibilidad y protagonismo a grupos sociales marginados, mientras que Tadeusz Kantor nos hace encarar la imposibilidad de recuperar el pasado y la inminencia de nuestra muerte en su impactante “bio-objeto” Children at their Desk from The Dead Class (1975).
Desde aquí el recorrido propuesto adentra al espectador en una serie de salas continguas que, con su aspecto inacabado y precario, su entramado laberíntico y su caos auditivo, representa el munco actual. Aquí nos encontramos con un gran número de obras en video como De tu puño y letra (2016) de Suzanne Lacy, que documenta una performance realizada en la Plaza de Toros de Quito, en la que cientos de hombres leyeron cartas escritas por mujeres violadas; Santiago Sierra proyecta, en 2205 State Crimes (2015), los nombres de las personas que murieron entre el 8 de julio y el 26 de agosto de 2014 durante un ataque de Israel sobre Gaza, mientras que son leídos por dos hablantes de árabe nativos; HARAGA – The Burning (2014) es un video grabado durante el viaje hacía costas españolas de un grupo de jóvenes argelinos, que forma parte de un proyecto de investigación sobre la inmigración ilegal por mar llevado a cabo por la artista Lidia Ourahmane; el “clip musical” I Can’t Breathe (2014) realizado por Pussy Riot en colaboración con Taisiya Krugovykh, es un homenaje a Eric Garner, afroamericano de 43 años que murió asfixiado por un policía blanco en julio de 2014 en Nueva York.
Con el fin de volver a acercar el arte contemporáneo a un público más amplio, el museo ha ampliado también su horario de apertura: la exposición La fine del mondo se puede ver en el Centro Pecci Prato hasta el 19 de marzo, de martes a domingo de 11h a 23h.