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En Portada. "El safari del agua"

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En portada - El safari del agua

FICHA TÉCNICA:

Guión: Esther Vázquez

Realización: Miguel Ángel Viñas

Imagen: Ricardo Vallespín

Sonido: María Saurín

Montaje: José Luis Godoy

El equipo de En Portada ha viajado hasta Kenia, uno de los países que sufre la escasez de agua, un problema que amenaza a toda la humanidad y que puede ser el desencadenante de futuros conflictos bélicos en todo el planeta.

En Portada muestra el difícil safari, viaje en swahili, que emprenden nuestros dos personajes para llevar el agua. El hermano Arguesse, misionero de la orden de la Consolata ha dedicado toda su vida a intentar paliar este problema, especialmente a los más necesitados. Jerusa, como otras muchas mujeres del continente africano, lleva toda su vida la pesada carga de buscar el agua para la familia.

El ejemplo del hermano Arguesse

El hermano Arguesse salió a recibirnos a la puerta de su misión, un humilde lugar en plena montaña, en Mukululu, a unos cien kilómetros de Nairobi, la capital de Kenia.

Sin hoteles, ni otro lugar para alojarse en varios kilómetros alrededor, el equipo de En Portada compartió, en la misión, con el hermano dos intensas semanas de trabajo en las que pudimos comprobar la hospitalidad y el carisma de esta persona, que un día, decidió dejar todo a un lado, para ayudar a los demás.

Fueron días inolvidables en los que nos dejó impresionados la vitalidad y las ganas de hacer cosas de un hombre que aunque  ha pasado la barrera de los 80, es capaz todavía de subirse a los andamios de otra iglesia que construye ahora, con el mismo empeño que debió hacerlo cuando llegó hace medio siglo a su amada Kenia; que dirige, con determinación, a un grupo de lugareños que trabaja con él, en el pequeño taller de la misión;  que les enseña la manera de autoabastecerse con los productos de la tierra y a hacer frente a las dificultades, y que también es capaz de seguir aprendiendo de ellos.

Vimos también a ese hermano feliz al que se le ilumina la cara cuando pasea incansable por su amada foresta, como él llama al bosque de Nyambembe, cómo sonríe al  oír el tintineo de las gotas de agua al caer por las paredes de los pozos excavados en las entrañas de esa montaña, con lo que logró el milagro de llevar el agua a más de doscientas cincuenta mil personas,  cómo disfruta de sus viñas de las que extrae un delicioso vino que comercializa para ganar fondos para su proyecto y cómo no, vimos al entrañable Arguesse en  su cocina, su único lugar reservado, inviolable, al que no deja acercarse a nadie y donde prepara suculentos platos, entre ellos, la pasta para no olvidar sus raíces italianas.

Cada mañana este misionero mira hacia ese bosque,  la montaña del agua, por donde prosigue su safari para intentar construir más embalses, llevar el agua a más gente, saciar la sed en una zona donde escasea el agua.

Mukiri, en swahili, el que no habla, pero hace, nombre por el que le conocen aquí, nos enseñó cómo el esfuerzo, el empeño y el trabajo en equipo, consigue derribar los mayores obstáculos.

El tesoro de Jerusa

Jerusa la encontramos en medio de un camino, en Meru, cerca de Mukululu, con su bidón de agua a la espalda. Ella tampoco habla, solo camina, camina sin cesar, con paso lento pero constante. Sus pies encallecidos, repletos de llagas cicatrizadas por el asfalto y la arena de los senderos, una ruta que conoce de memoria. Su tarea, como la de muchas mujeres africanas, consiste en transportar el agua a casa, una labor que lleva haciendo desde que era una niña, a la que dedica todo el día y que constituye una importantísima misión, de la que depende toda la familia, es su safari, el que emprende cada mañana al salir el sol.

Veinte litros a su espalda, un preciado tesoro del que no se puede desperdiciar ni una sola gota, veinte litros que tendrán que alcanzar para todo el día y para toda la familia. La pesada carga no la detiene, sigue con la mirada fija en el horizonte, caminando al mismo paso, al mismo ritmo con la preocupación de cumplir con su cometido, firme y decidida esquivando las piedras del camino.

En sus pensamientos, el quejido de un continente, las heridas de la pobreza, las desigualdades y la búsqueda desesperada, la imagen de la mujer africana y su crucial papel en la sociedad africana.

Jerusa nos mostró el esfuerzo y el valor de tantas mujeres, nos enseñó la importancia de ese preciado y escaso líquido: el agua, imprescindible para la vida, un tesoro que hay que saber conservar.