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¿Por qué los ricos se han hecho todavía más ricos en medio de una pandemia?

  • La gestión de esta crisis mundial ha hecho que determinados sectores y élites económicas multipliquen sus beneficios

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Foto de la campaña "Deutsche Wohnen & Co enteignen" (expropiar a Deutsche Wohnen y compañía) en Berlín para la expropiación de más de 240.000 viviendas de grandes tenedores (2021)
Foto de la campaña "Deutsche Wohnen & Co enteignen" (expropiar a Deutsche Wohnen y compañía) en Berlín para la expropiación de más de 240.000 viviendas de grandes tenedores (2021)

La crisis del coronavirus ha supuesto un desastre económico para la gran mayoría de familias españolas y de otros países del mundo. En nuestro caso se ha duplicado el número de despidos, se han disparado los desahucios por alquiler respecto al tiempo pre-pandemia (incluso con la "moratoria" del Gobierno), se han disparado los procedimientos judiciales de ejecución hipotecaria, se ha recrudecido la precariedad laboral, ha habido miles de trabajadores con falsos ERTEs... Sin embargo, para determinados sectores y élites económicas la realidad ha sido una muy diferente.

En la crisis del 2008 se produjo la misma situación. El 10% de las personas más ricas de España salieron ganando y pasaron de acumular el 44% de la riqueza en el mismo año 2008 a concentrar un 53% de la riqueza en 2014. En la crisis actual los datos son más claros, sobre todo si nos fijamos en algunas de las grandes fortunas a nivel internacional. Elon Musk, uno de los multimillonarios más famosos y polémicos del momento, aumentó sólo en 2020 su fortuna en 133.000 millones. Jeff Bezos, conocido por ser el CEO de Amazon, ha engrosado en 78.900 millones su fortuna durante la pandemia. Hace unos meses el mismo Jeff Bezos viajó a la luna durante unas horas, y ese mismo día hizo unas declaraciones muy criticadas donde le agradeció a los trabajadores de Amazon el extravagante vuelo espacial porque "¡vosotros habéis pagado todo esto!". Resulta complicado no acordarse de las condiciones laborales de los trabajadores de Amazon, que han denunciado tener que "mear en botellas", ser acosados y despedidos por expresar quejas o sindicarse, e incluso la propia empresa recibió una advertencia del Ministerio de Trabajo por la escasa seguridad sanitaria que ofrecían a los trabajadores en los momentos de más expansión del virus.

Los gigantes tecnológicos como Google, Facebook, Microsoft y Apple también han salido impulsados económicamente de la pandemia. Las dinámicas vitales a las que nos ha empujado esta crisis sanitaria y social han supuesto un refuerzo de los servicios digitales y el comercio electrónico, obteniendo unos 57.000 millones de euros, es decir, cerca de 5.100 millones de euros a la semana. En la discusión política e internacional se plantea si esta expansión descontrolada del capital puede ser un elemento nocivo para el interés general. Lejos del relato de libertad y "horizontalidad" con posibilidades transformadoras que venden las voces del sector como Mark Zuckerberg, la realidad es que estos gigantes tecnológicos han adquirido una cantidad desmesurada de poder sobre nuestras vidas, sobre cómo nos comunicamos, compramos o pensamos.

Y este no es el único sector que ha crecido de forma descontrolada: el sector inmobiliario ha registrado en septiembre de este año sus mejores cifras de compraventa "desde abril de 2008" según el INE. Las cifras se anuncian 13 años después del gran pinchazo de la burbuja inmobiliaria. La vivienda de mercado es absolutamente mayoritaria si comparamos con una vivienda protegida o asequible que es residual, igual que las posibilidades de firmar un alquiler social. Hace unos días el diario británico The Guardian publicaba un breve documental donde los protagonistas son vecinos y familias vulnerables que se organizan en un sindicato de vivienda en l'Hospitalet (Barcelona) para hacer frente a los desahucios, el precio del alquiler y la especulación urbanística. El sindicalismo de vivienda ha sido un negociador clave con el Gobierno para la futura ley de vivienda, a pesar de que ésta no cumple con lo exigido por el movimiento. El apoyo mutuo en los barrios es la herramienta con la que se defienden muchos vecinos afectados.

En cuanto a la vacuna, que se ha convertido en la principal arma contra la pandemia, los beneficios del sector privado y farmacéutico también se han priorizado por delante del bien común. Las farmacéuticas internacionales han aumentado hasta en un 66% sus ingresos gracias a la vacuna contra el coronavirus. Las patentes de las vacunas no se han liberalizado a pesar de estar pagadas en gran medida con fondos públicos, como por ejemplo el 97% de la vacuna AstraZeneca. Estas empresas han comercializado con la vacuna, negociando con los países que más ofrecían y poniendo problemas a que todos los países tengan acceso a la vacuna, a pesar de que, según el Secretario General de la ONU, "ningún país será seguro hasta que todos los países sean seguros".

Además, el precio de la luz ha sido muy criticado por sus cifras desorbitadas. Se han vivido numerosas manifestaciones y una "declaración de guerra" poco fructífera del Ejecutivo a los ingresos de estas empresas. Grandes eléctricas como Iberdrola o Endesa, mientras el precio de la luz se disparaba, aumentaban sus ingresos en un 36%, en total un beneficio conjunto de 5.004 millones de euros. En la zona de la Cañada Real, por ejemplo, continúan sin luz y con equipos de policía que hacen redadas a quienes la pinchan ilegalmente. Cerca de un 12% de familias españoles presentarían dificultades para pagar este consumo incluso antes de estas subidas de la luz. Los ‘beneficios extraordinarios’ de las eléctricas han sido especialmente cuestionados, y el Presidente ha asegurado que es un recorte que ‘se pueden permitir’. A su vez, la banca española ingresa en 2021 un 40% más que lo ganado en el mismo periodo de 2019, antes de la pandemia. Una vuelta a la ‘normalidad’ económica para la que la población aún tendrá que esperar, al menos, unos años.

La brecha entre los ricos y los trabajadores se ensancha en cada crisis económica, en un proceso de acumulación de capital que no para. Los mercados financieros han jugado así un papel clave en el gran aumento de las desigualdades durante la pandemia. Un ejemplo de posibles políticas para frenar este proceso es el referéndum celebrado en Berlín el pasado octubre, en el que los berlineses votaron a favor de expropiar 240.000 viviendas propiedad de grandes tenedores. Mientras tanto, la fortuna de los millonarios españoles sigue creciendo con hasta un 17% más en el último año. La cifra de los beneficios extra percibidos cada día por los millonarios españoles es demoledora: 565.000 euros más al día. Ante esta realidad, numerosos actores sociales y políticos han exigido una solución que pase por aplicar un modelo económico más justo, interviniendo en los beneficios excesivos que las multinacionales han obtenido, especialmente las 32 empresas mejor situadas.

Con esta medida habría sido posible ingresar unos 104.000 millones de dólares, según Oxfam. Una cantidad más que suficiente para cubrir las necesidades de los más afectados o destinar a una renta básica capaz de reducir la brecha de la desigualdad. Para que alcancemos una recuperación económica real son necesarias políticas económicas diferentes, pensadas para la mayoría social. Sobre todo si no queremos que los de siempre sufran durante la próxima década las peores consecuencias de la crisis, mientras los más ricos acumulan, insaciablemente, beneficios y propiedades.