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Exámenes presenciales, ¿se está ignorando la opinión del alumnado?

  • Focus Group, todos los jueves a las 20 horas
  • ¿Se tiene poco en cuenta al alumnado a la hora de tomar decisiones?

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Darío Eme Hache presenta el Focus Group de Gen Playz esta semana.
Darío Eme Hache presenta el Focus Group de Gen Playz esta semana.

Esta semana dedicamos el Focus de Gen Playz a hablar de una de las cuestiones del momento para la comunidad educativa: los exámenes presenciales. Tras meses de clases, entregas y evaluaciones online, miles de alumnos de toda España están convocados en estos días a hacer sus exámenes en las facultades de manera presencial, lo que ha generado protestas y quejas ante lo que muchos consideran "ponerse en riesgo innecesariamente". ¿Qué hay detrás de esta decisión? ¿Es más democrática la presencialidad, dado que hay muchos alumnos que no tienen ordenador o conexión a internet? ¿Las notas de los alumnos han subido desde que las clases y los exámenes no son presenciales? De todo ello hablaremos hoy, con profes y alumnos.

Para hablar de esta compleja situación damos voz a Rubén Díez, doctor en Sociología; Fernanda Roig, estudiante de Economía y habitual de Playz; Rafael Maldonado, catedrático de Farmacología; Nicolás Hernández, estudiante de Ingeniería Química; Julio Lozano, estudiante de Psicología; y Concepción Cascajosa, Vicedecana de Estudios Conjuntos Periodismo-Comunicación Audiovisual.

Muchos estudiantes no comprenden que, mientras no han podido reunirse con más de seis personas durante estas Navidades, tengan que hacer un examen con otros cien compañeros alrededor. Además, a todo eso hay que sumarle que, hoy en día, ser universitario significa ser estudiante a secas. Se acabaron las charlas en la puerta de la biblioteca, el irse de botellón con tus colegas o pedirle fuego a ese chico guapísimo aunque tú ni siquiera fumas.

Ser universitario en época Covid

El debate comienza con una pregunta al aire que lanza Darío: "¿Cómo está la situación ahora mismo?". Rafa Maldonado, catedrático en la Universidad Pompeu Fabra, responde: "Yo diría que lo que echamos más en falta es la interacción en la docencia. Pero, ahora mismo, una presencialidad es imposible".

Nico coincide con Rafa e incluso se atreve a definir la gestión como “un descontrol absoluto”. A él le parece que, a pesar de llevar casi un año inmersos en una pandemia, las universidades no han aprendido. “Ni las universidades, ni las Consejerías ni el Ministerio, básicamente. Seguimos con el mismo descontrol que había en abril”.

Conchi nos cuenta que en la Universidad Carlos III de Madrid los exámenes sí que se están haciendo de forma presencial. “Yo también tengo la sensación de que falta comunicación, es evidente, pero no creo que estemos igual que en abril, se ha avanzado mucho”, añade.

Por otro lado, a Julio le llama la atención la situación de Cáceres, su ciudad natal. “Allí están mucho peor que en Madrid y los exámenes es lo único que se está haciendo presencial en toda Extremadura prácticamente”, se queja.

Fernanda comparte opinión con Julio añadiendo que “ha habido muchas quejas de los estudiantes explicando por qué es necesaria la modalidad online en exámenes”. Para ella, aunque las universidades se escudan diciendo que dentro de sus edificios hay medidas de seguridad, no tienen en cuenta el contexto que implica que los exámenes sean presenciales como, por ejemplo, que para llegar al centro educativo tienes que ir en transporte público. Sin embargo, Rubén le contesta diciendo que “adaptarse a las circunstancias es muy, muy complejo”.

¿El profesorado está preparado para esta situación?

Rafa lo tiene bastante claro. A pesar de ser parte del profesorado universitario, reconoce que les falta preparación. “Estábamos adaptados a unas herramientas que habíamos utilizado siempre y, de repente, tenemos otras. Le pido a los estudiantes que comprendan que no es fácil esa adaptación”, ruega.

Julio está molesto porque, como bien dice, “llegan los exámenes y ahora para evaluar sí que es muy necesario que la docencia sea presencial”. Aunque “para la calidad educativa no tienen las suficientes herramientas, para evaluarnos se pone mucho más esfuerzo y eso nos distancia a los estudiantes de las instituciones”.

Para Nico, la Covid no es el primer reto al que se han tenido que enfrentar los profesores universitarios. “La adaptación del profesorado es un problema desde que llegó el plan Bolonia. El problema es pensar que los exámenes es la única manera de poder garantizar que los estudiantes están aprendiendo”, explica. En este sentido, el sistema educativo estaría omitiendo la parte verdaderamente importante: aprender.

Conchi discrepa, cree que tenemos que “dejar de echarle culpa por todo a Bolonia”. Como respuesta a si los profesores están capacitados para hacer frente a una situación así, la vicedecana nos informa de que “la edad del profesorado es envejecido” y que “hay una gran parte de ellos que son profesores asociados y no trabajan a tiempo completo en la universidad”, por lo que la adaptación es muy difícil.

¿Se copia en los exámenes online?

La policía no es tonta — y los profesores tampoco. Es innegable que hacer un examen desde tu casa implica muchas más facilidades para hacer trampas. Desde pegar los apuntes a la pared hasta consensuar las respuestas con el grupo de tu clase con WhatsApp Web. Rafa lo sabe bien. Por eso, su examen se planteó de la siguiente manera: “Hice preguntas tipo test diferentes a cada alumno, tenían un minuto para responder cada una, sin posibilidad de volver atrás. La segunda modalidad fue un examen oral en el que tenían que conectar la cámara”. Así sí que es imposible copiar.

Por si esto fuese poco, Rafa también exige a sus alumnos que le muestren su entorno girando el ordenador 360º para ver dónde están y jamás se ha encontrado nada extraño. Y, aunque Conchi tampoco ha pillado a nadie copiando, sí que se ha encontrado a algún alumno en la cama en pijama.

A pesar de estas medidas extremas, Julio opina que “en un examen tipo test, aunque tengas 10 segundos, los estudiantes van a buscar maneras de copiar”. Rubén opina lo mismo: “El objetivo no es saber si la gente copia o no sino evaluar de la mejor forma posible”.

Brecha económica

Lo cierto es que el confinamiento domiciliario y sus posteriores restricciones para evitar la propagación del virus han separado, todavía más, a los estudiantes con más recursos económicos de los que tienen menos. Por desgracia, no todos disponen de una buena conexión a Internet o un ordenador para poder seguir las clases online.

A Julio le resulta curioso que ahora se abra este debate de la brecha económica entre estudiantes “cuando durante muchísimos años, muchísimas décadas, muchísimos estudiantes han tenido que pagarse muchísimos libros que cuestan muchísimo dinero para poder hacer su carrera”.

¿Salimos peor preparados?

El cansancio, la desmotivación y la pereza nos hacen sentir que, quizá, no estamos aprovechando del todo lo que deberíamos estar aprendiendo. Pero no vamos a engañarnos, a nadie le apetece pasar 6 horas delante de la pantalla de su ordenador escuchando lo que dice el profesor desde su casa sin que parezca un podcast.

Si bien es cierto que el confinamiento fue una etapa bastante dura para los estudiantes, tanto Conchi como Rubén coinciden en que este semestre han notado a sus alumnos “especialmente motivados”.

Además, Conchi nos cuenta que impartió la misma asignatura alternando con un grupo presencial y a otro online. Mientras que en la modalidad online terminaba de dar todo el temario en 50 minutos, en el presencial la clase se extendía mucho más. “No tenía nada que ver cómo se explicaba, cómo se interactuaba, es otro universo”, añade.

“Me acuerdo de un estudiante que intervino y estaba en la terraza fumando. Entonces tuve un debate interno de que si no se puede fumar en el aula, ¿se puede fumar en una clase online?”, dice Conchi entre risas.

Como conclusión, esta situación nos ha pillado por sorpresa a todos. Sin embargo, hemos aprendido a valorar lo que tenemos y de vivir el momento. La pandemia nos ha servido para darnos cuenta de lo importante que son las relaciones humanas. ¿Quién nos diría que echaríamos tanto de menos ir a clase?