Las emisiones globales de los combustibles fósiles vuelven a marcar un récord: crecen un 1,1% en 2025
- El ritmo de crecimiento se ha reducido en los últimos años, aunque no lo suficiente
- El informe Global Carbon Budget ve esperanza en la estabilización de las emisiones en China
La comunidad científica lleva esperando en los últimos años que los países lleguen al pico en las emisiones de los combustibles fósiles —petróleo, gas y carbón—, principales responsables de la crisis climática. Alcanzar el punto máximo es necesario para poder disminuir cuanto antes la expulsión de gases de efecto invernadero y así limitar el calentamiento global a umbrales seguros, algo que debería ocurrir en los próximos años si se quieren evitar los efectos más catastróficos de este fenómeno global.
Sin embargo, este pico aún no ha llegado. En 2025, está previsto que las emisiones de estas fuentes crezcan un 1,1%, según el Global Carbon Project (GCP), un consorcio científico internacional que elabora anualmente una estimación de lo que emiten los combustibles fósiles a la atmósfera. El aumento es "similar al de los últimos tres año", ha señalado el científico español Pep Canadell, director ejecutivo del GCP e investigador jefe del Centro de Ciencias del Clima CSIRO en Canberra (Australia).
El uso de las tres fuentes, petróleo, gas y carbón, ha ido en aumento y las tres "están contribuyendo al crecimiento" de las emisiones, aunque este se está dando "a una velocidad más pequeña" que a principios de siglo, ha afirmado Canadell en un encuentro con los medios organizado por Science Media Centre España. El ritmo de aumento se ha estabilizado en los últimos diez años en una media del 0,8% anual, según los resultados presentados este jueves en la cumbre del clima que se celebra en Belém (Brasil), la COP30. Precisamente en esta cumbre los países debaten cómo abordar la transición más allá del uso de los hidrocarburos.
Aunque este aumento se esté dando a un ritmo más reducido, sigue siendo insuficiente. La ONU ya advirtió en 2019 que las emisiones deberían bajar más de un 7% anual en esta década para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados respecto a niveles preindustriales, el umbral considerado seguro por la ciencia para no desencadenar los peores escenarios climáticos. Por poner en contexto qué supone esta reducción, la pandemia de 2020 provocó una caída de las emisiones del 5,6%.
El "presupuesto" de dióxido de carbono —el principal gas de efecto invernadero— remanente para poder llegar al objetivo de 1,5 grados es tan reducido que los autores del informe ya consideran que "no es plausible" alcanzarlo, según el profesor de la Universidad de Exeter Pierre Friedlingstein, coautor de este trabajo, publicado en la revista Earth System Science Data. Esto no quiere decir que la batalla esté perdida, sino que los países deben trabajar más intensamente en los próximos años para reducir sus emisiones manteniendo el 1,5 como referencia a la que volver aunque se sobrepase temporalmente, ha asegurado Canadell.
"Lo que más nos preocupa es el gas natural"
Por tipo de combustible, el carbón sigue siendo el que más emite en términos absolutos, aunque su crecimiento (un 0,8% más en 2025) se ha reducido en los últimos años. Le sigue el petróleo (crece un 1%) y el gas natural (un 1,3%), que es el que "preocupa más" a los científicos del Global Carbon Project, según Canadell. Durante los últimos años ha tenido un aumento "consistente" e ininterrumpido, y se espera que siga creciendo en el futuro. "Con el desarrollo del gas natural licuado (GNL) y con la infraestructura que se está construyendo vamos a tener gas durante muchos años", algo que no es consistente con los planes de reducción de emisiones planteados por los países.
En cuanto a la división por países, se observa, por el lado negativo, un aumento de las emisiones en Estados Unidos y la Unión Europea, cuando en los últimos años se habían reducido. Entre las causas, según el científico catalán, está un mayor uso de la calefacción debido a un invierno más frío, al aumento de la producción de GNL por parte de EE.UU. o a la mayor demanda de electricidad para los centros de datos y la IA.
Pero a pesar de estos elementos y del frenazo a la agenda verde por parte de Donald Trump, "la tendencia general" a la reducción de emisiones en EE.UU. y los países occidentales "se va a mantener", ha considerado, algo que se explica en gran parte por el aumento continuado de las renovables.
Señales esperanzadoras desde China
En todo caso, las señales más positivas llegan desde China. Las emisiones del gigante asiático, en país más contaminante del mundo, han aumentado tan solo un 0,4% en 2025, y debido a las incertidumbres metodológicas del conteo —que es más bien una proyección—, el país podría incluso disminuir sus emisiones antes de final de año.
"Es una de las cosas más extraordinarias de este informe", ha señalado Canadell. Gracias al rápido despliegue de las renovables, sin igual en el mundo, China ha logrado un "cambio estructural" cuando venía de décadas de rápido aumento de las emisiones. "Veníamos anticipando un pico en los últimos años y se podría dar en 2025", ha anticipado.
De hecho, otro análisis, elaborado por el portal Carbon Brief, muestra que las emisiones de China han logrado estabilizarse o incluso disminuir en los últimos 18 meses. A esto se unen otros puntos positivos como la "revolución solar" en otros países como Pakistán o Vietnam, o el hecho de que India —el tercer mayor emisor mundial— haya tenido un aumento de las emisiones más controlado este año, en parte gracias a temperaturas más suaves y al crecimiento de las renovables.
Más elementos de esperanza: la deforestación, que afecta al papel del suelo como sumidero de carbono, se ha ido reduciendo "muy claramente" en la última década, y Pekín se ha convertido en "la potencia más importante en reforestación en el mundo" gracias a los programas de revegetación que empezó a implantar hace 40 años.
Las renovables crecen en España
El Gobal Carbon Project también elabora escenarios para algunos países en concreto, aunque en este caso con datos de 2024 y no del año actual. En el caso de España, se observa una "consolidación" del panorama de los últimos años: las emisiones del carbón siguen reduciéndose, cayendo un 10%. Cae también el gas, un 4,5%, aunque se da un fuerte repunte del petróleo (que crece un 6%). En total, las emisiones de los combustibles fósiles aumentaron un 2% en 2024, cuando venían de descensos continuados desde 2007.
La parte halagüeña, de nuevo, la traen las renovables. En el último lustro, su consumo energético ha crecido a un ritmo del 7,4% anual. "Si seguimos con este crecimiento, se podrían doblar en nueve años y en menos de 18 años podría ser sin duda alguna la energía más dominante del sistema energético en España", ha apuntado Canadell.
Nuestro país es un ejemplo a la hora de desvincular el crecimiento económico de la emisión de gases de efecto invernadero. La intensidad de carbono —la cantidad de emisiones necesaria para producir un euro del PIB— está disminuyendo desde hace más de 15 años, un elemento "muy importante en el camino hacia la descarbonización".
En total, son 35 países que crecen sin aumentar sus emisiones, cuando hace diez años eran 17. La mayoría son Estados europeos, aunque hay "países muy diferentes unos de otros", como Corea del Sur, Taiwán, Tailandia o Jordania. "Las cosas están pasando, aunque lentamente", resume Canadell.