Las voces de quienes vivieron la dana en primera persona: "Era como una película de catástrofe"
- Se cumple un año de la dana que provocó 237 muertes en Valencia, Málaga, Albacete y Cuenca
- Aniversario de la dana, en directo hoy
La noche del 29 de octubre, el barranco del Poyo se desbordó con una violencia imposible de prever. En Paiporta, el agua arrasó calles y viviendas en minutos. 56 vecinos murieron. Era de madrugada cuando sobre el asfalto anegado de barro empezaban a llegar los primeros cuerpos.
La jueza Lucía Mayordomo, de guardia aquella noche en Torrent, dormía cuando sonó el teléfono. "El guardia de puerta me llamó muy alterado. Me dijo: 'Señoría, hay muchos cadáveres. Es un compañero nuestro. Vamos a tener que hacer levantamientos'".
Llegar hasta la zona cero fue un viaje a ciegas entre carreteras cortadas y coches trabados en el barro. "Desde la autovía vimos la luz de la gasolinera, había un generador, y nos vinimos aquí", recuerda. "Empezaba a llegar gente herida, con sangre, con cortes abiertos. Recuerdo especialmente a una señora mayor en una silla de ruedas, con oxígeno y una manta térmica, empujada por un chico joven manchado de barro."
"No eran números"
Cuando alcanzaron el lugar, la magnitud del desastre era ya innegable. "Era como una película de catástrofe", dice Mayordomo. "¿Qué ha pasado? ¿Cómo puede ser? No puede ser que sea solo Paiporta". Dentro de los edificios había restos de barro y de sangre: "Todo esto era una zona de guerra", describe.
Allí, entre paredes húmedas, se improvisó un pequeño centro judicial. "Gracias a unos enchufes pudimos cargar el móvil de la guardia, las petacas de los agentes, y conectar el ordenador con el que empezamos a hacer diligencias". La jueza explica que lo primero fue "poner en un papel que había pasado algo y que íbamos a tener que investigar". Cada víctima tuvo su propio expediente: "Cada persona tenía su libro. No eran números. Lo importante era devolver a las familias a sus seres queridos lo antes posible y con total seguridad".
De aquel trabajo, Mayordomo se queda con una lección: "No se puede funcionar solo. Tenemos que hablar de equipos. La justicia, como casi todo en la vida, no tiene sentido si no atiende a las personas para las que va destinada. Lo que nos falta son medios, no ganas".
La lucha por sobrevivir en Catarroja
A pocos kilómetros, en Catarroja, otra mujer lucha aún por salir adelante. Anabel Vela sobrevivió aquella noche aferrada a los tubos de un aire acondicionado mientras el agua arrasaba su casa. "A las 19:50h, un coche cayó sobre la puerta y me entró el agua como un tsunami", recuerda. "Me arrastró los muebles, la cocina. Conseguí pararme contra una pared y subirme poco a poco hasta poder agarrarme a ese tubo".
La alerta oficial no llegó hasta las 20.11. A esa hora ella ya estaba subida al aire acondicionado: "Mi móvil estaba muerto, lo llevaba en el bolsillo. La alarma sonó en el teléfono de quien me grababa". En el vídeo se la ve empapada, inmóvil, resistiendo durante una hora mientras el agua seguía subiendo. "Me dijeron que me soltara, pero vi que los cables estaban bien sujetos y me agarré".
Casi un año después, Anabel no ha podido rehacer su vida. "Lo difícil es vivir día a día", confiesa. "Sigo luchando por conseguir una vivienda digna". Perdió su casa de alquiler y, aunque recibió una ayuda, la considera "una ayuda trampa". "Voy a las inmobiliarias y me dicen que eso no es garantía. Yo quiero una vivienda para poder empezar".
Las heridas continúan abiertas bajo el barro seco que aún marca algunas paredes de Paiporta y Catarroja. Allí, el día que se cumple un año de la dana que provocó 237 muertes en Valencia, Málaga, Albacete y Cuenca, sigue viva la memoria de una noche en la que todo se detuvo.