La ley de la reproducción asistida en España estipula que la donación de óvulos y esperma es anónima
En Portada
- La legislación española establece el anonimato de los donantes de gametos excepto por riesgo de salud
- Cada vez más personas concebidas con estas técnicas piden tener acceso a su información genética
Hay personas que han vivido dos vidas, como Joan Monté. Su madre le obligó a callar durante dos décadas que es hijo de donante de esperma y este secreto ha sido una losa demasiado pesada. La misma historia se repitió en casa de David Valls: “Mi madre me pidió por favor que guardase el secreto, que no lo había contado a ningún familiar del círculo más próximo, ni a mi abuela, y me dijo que era para evitar cualquier tipo de rechazo e incomprensión”.
En otra casa, otra sorpresa… Violeta Pardo lo supo de camino al hospital: acompañaba a su padre a un tratamiento oncológico y recuerda cómo “entonces fue como un alivio porque pensé que no tenía riesgo de padecer ese cáncer genético pero bueno, quizás sí ya que tampoco sé de dónde vengo. Y creo que si mi padre no hubiera estado enfermo no me lo hubiera dicho, aún no lo sabría”.
La ley española blinda al anonimato
La legislación española establece el anonimato de los donantes de gametos excepto en un solo caso, como cuenta el doctor Agustín Ballesteros, director de una clínica de fertilidad: “Hay excepciones solo por motivos de salud, cuando la vida del recién nacido corre peligro, pero la comunicación con el donante se hace a través de la clínica y la clínica nunca revela su identidad, sino que colabora para hacer las pruebas necesarias”.
Según la ley, el número máximo de hijos nacidos de un mismo donante no puede ser superior a seis, lo que incluye a sus propios hijos. El Registro Nacional de Donantes, controlado en la plataforma informática SIRHA del Ministerio de Sanidad, garantiza la confidencialidad de los datos de identidad de los donantes, e igualmente los bancos de gametos tienen obligación de garantizarla.
Según la ley, el número máximo de hijos nacidos de un mismo donante no puede ser superior a seis. EN PORTADA
Un silencio atronador
El tabú alrededor de las técnicas de reproducción asistida y, sobre todo, de las personas concebidas con donación, incrementa más la necesidad de saber, detalla Laura Rabinad, psicóloga sanitaria reproductiva: “Para saber quién eres hace falta saber cómo llegaste al mundo y de alguna manera esto se ve muy claro cuando hay crisis vitales, en esos momentos en que esa persona se pregunta por qué está reaccionando de una manera a los problemas. El hecho de que falta esa información les provoca un sentimiento de vacío y algunos pueden referir que al puzle de su vida le falta una pieza”.
Maria Sellés lo corrobora. Ella es hija de una familia monoparental y recuerda que desde pequeña ha tenido un gran interrogante porque no puede tener acceso a ningún tipo de información sobre su otra mitad genética: " la emoción de malestar es algo que siempre he tenido desde que tengo memoria. Mi madre me explica que cuando era pequeña le hacía preguntas como por ejemplo porque no tengo padre”. Elionor, su madre, siempre le fue clara: “Y mi explicación siempre era la misma, es decir, que fui a una clínica para que me ayudaran a ser madre, porque yo siempre he defendido que podía formar una familia sin tener que meterme en una relación de pareja”.
La comunicación entre madre e hija ha sufrido altibajos, confiesan ambas, porque Maria sentía mucha rabia cada vez que intentaba hablar con la clínica para que le dieran algo de información sobre el donante de esperma. “Ojalá todas las personas tuviesen una madre como la mía porque ha sido capaz de explicarme porque había tomado esas decisiones”, dice emocionada Maria. “Yo creo que la gente tiene miedo que nos relacionemos con nuestros progenitores biológicos porque desmonta la concepción de familia que tenemos ahora, que es una familia cerrada, que cree que los hijos son propiedad y se establece una relación de competición, es decir, es como si constantemente si quieres conocer tu ADN les estás haciendo un feo a tus padres o estás eligiendo”.
Maria Sellés. EN PORTADA
Encontrar otras mitades
Los test genéticos que se venden por internet han abierto la puerta a posibles reencuentros entre personas que son fruto del mismo donante. Joan Monté ha encontrado, como lo llama él, a un medio hermano. Se hizo un test y recibió un mail que decía que tenía un 98% de coincidencias de ADN con otra persona… contactó con él y la sorpresa fue mayúscula: esa persona había nacido el mismo año y mes que él y también era hijo de un donante de esperma. Joan se emociona cuando recuerda el día que se encontraron: “nos fundimos en un abrazo sin preguntar más… nos separamos, nos empezamos a mirar… es que no tengo palabras, nos mirábamos… porque además hay un cierto parecido físico y hasta hoy, que ya formamos parte de la vida del otro. Para mi esto ha sido un regalo porque he sido hijo único hasta los 40 años”, bromea Joan.
Hay quien pide prudencia porque en las redes se está creando un “big data genético”. Sara Lafuente, socióloga e investigadora en la Universidad Complutense de Madrid advierte que “el hecho de que existan empresas que resuelvan esto da cuenta de un interés, de un papel que culturalmente les estamos dando a la genética. Ahora bien, hay que tener en cuenta el mercado y que hacen las empresas con estos datos genéticos que les estamos regalando”.
Los test genéticos han abierto la puerta a posibles reencuentros entre personas que son fruto del mismo donante. EN PORTADA
El debate entre el anonimato y la identidad
España es uno de los siete países de la Unión Europea donde se mantiene el anonimato en la donación de esperma y óvulos. Según datos de la Sociedad Española de Fertilidad, en España seis de cada 100 bebés han sido concebidos gracias a estas donaciones (2022), eso son casi 16.500 bebés.
El retraso en la edad de la maternidad y las nuevas formas de familia, como las monomarentales y las parejas de lesbianas, aseguran los ginecólogos, implica que cada vez más mujeres van a necesitar de la donación de gametos para poder conseguir su deseo de ser madres. Pero hay voces que reclaman el fin del anonimato, como el Comité de Bioética de España y la Asociación Española de Pediatría, quienes instan a situar al menor en el centro del debate porque consideran que la información genética forma parte de la identidad.
En el lado opuesto, las clínicas. La Sociedad Española de Fertilidad (SEF) teme que el fin del anonimato implique una reducción drástica del número de donantes: “España es el principal destino de turismo reproductivo a nivel europeo por dos cuestiones: hay más disponibilidad de óvulos y por otro lado porque es un modelo de anonimato”, afirma Juanjo Espinós, el presidente de la SEF. “Son datos objetivos que cuando se elimina el anonimato se produce sistemáticamente una reducción del número de personas que quieren hacer donaciones porque evidentemente la mayoría de donantes no tiene interés”, dice contundente.
En España, seis de cada 100 bebés han sido concebidos gracias a estas donaciones. EN PORTADA
La paradoja de Portugal
Pero lo que ha pasado en Portugal concluye todo lo contrario. En 2018 el Tribunal Constitucional puso fin al anonimato en la donación de gametos…Y lo hizo de un día para otro. Vladimiro Silva, director de una de las clínicas de fertilidad más prestigiosas del país luso, recuerda bien esos días: “Nos quedamos helados, tuvimos que parar todos los tratamientos de reproducción asistida programados porque eso cambiaba las reglas del juego". Después de llamar uno por uno a los donantes y de hacer un trabajo de comunicación muy intenso, la situación en pocos meses, cambió completamente: "En Portugal ha habido un efecto paradójico… Es que se ha hablado tanto sobre el tema en las redes sociales, en televisión se ha debatido tantísimo, que el número de donaciones ha aumentado exponencialmente. Nunca habíamos tenido tantos donantes como tras el cambio de ley”, expone Silva.
En Portugal, la persona donoconcebida tendrá acceso, cuando cumpla los 18 años, a la identidad civil del donante, y esta es una información que el estado guarda durante 75 años. “Es un derecho de acceso del niño a sus orígenes, no de los futuros padres “, apostilla el director de la clínica de fertilidad.
En Portugal, el Tribunal Constitucional puso fin al anonimato en la donación de gametos en 2018. EN PORTADA
“Una generación hecha en los laboratorios”
La primera fecundación in vitro (FIV) que se hizo en España fue en julio de 1984, y 40 años más tarde, un nutrido grupo de personas nacidas gracias a los avances en la medicina reproductiva están empezando a reclamar su lugar en este complejo mundo de la reproducción asistida. Dice David Valls que "basta de proteger a una familia que no necesita ser protegida, lo que importa es el derecho a la verdad y ya es hora de poner el foco en nosotros”. Joan Monté remarca que no se trata de buscar otras familias: “Venimos fruto del amor y de un deseo de dos personas de ser padres, y mi familia es la que me ha criado. Lo que tengo claro es que una cosa es el deseo de ser padres y la otra son nuestros derechos”.
La primera fecundación in vitro que se hizo en España fue en julio de 1984. EN PORTADA