Inundaciones, sequías y olas de calor: los peores escenarios climáticos ya son una realidad en España
- Un informe del Ministerio para la Transición Ecológica identifica 141 riesgos que amenazan la salud y la economía
- Alerta de que las olas de calor más largas podrían durar hasta 50 días más que ahora a final de siglo
El Mediterráneo español parece inmerso en las últimas semanas en una continua alerta roja por lluvias torrenciales. No es casualidad: el cambio climático se está acelerando en nuestro país y las inundaciones son, junto a las olas de calor, las sequías o los incendios, uno de sus efectos más palpables.
Así se desprende de un informe coordinado por el Ministerio de Transición Ecológica que se ha dado a conocer este lunes y que identifica 141 riesgos climáticos que amenazan la salud humana, la economía y la biodiversidad. Entre ellos, 51 son riesgos clave por su "severidad e inminencia" y 17 son ya irreversibles, es decir, "o actuamos ya o vienen para quedarse", según ha advertido la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, en una entrevista en la Cadena Ser.
Entre estos últimos se encuentran las "muertes asociadas a las olas de calor", la salinización de acuíferos costeros, fenómenos meteorológicos y costeros extremos y "los impactos asociados a incendios forestales", según el estudio, titulado Evaluación de Riesgos e Impactos del Cambio Climático en España (ERICC-2025).
Se cumplen las previsiones más pesimistas
Todos estos efectos aparecían, en los estudios elaborados en años anteriores, dentro de los escenarios más pesimistas, según explican fuentes del Miteco. Ahora este análisis, elaborado entre 2023 y 2025, concluye que ya están ocurriendo y se espera que sigan azotando España si no se reducen rápidamente las emisiones globales.
El estudio cita, por ejemplo, el aumento de temperatura media en el último medio siglo, que ha crecido en 1,68 grados, según la Aemet, o el cambio en el patrón de precipitaciones; cada vez llueve menos en verano y cuando caen, las lluvias son más destructivas, especialmente en el Mediterráneo.
También hace especial hincapié en la expansión del clima árido, que ha pasado de representar el 10,4% del territorio español a mediados de siglo al 21,6% en el periodo 1990-2020. Almería, por ejemplo, ha sumado en la última década el equivalente al tercio de la superficie de su provincia de tierras áridas.
Olas de calor 50 días más largas
Y mirando hacia el futuro, el informe muestra que a finales de este siglo las olas de calor serán más largas, intensas y extensas. Concretamente, las olas más duraderas en la actualidad lo serán entre 15 y 50 días más en promedio hacia 2100.
Se seguirá profundizando en el cóctel explosivo que explica la intensidad de los incendios, como se ha visto ya este mismo agosto, con la peor oleada de fuego en décadas. La mayor irregularidad en las lluvias y el aumento de temperaturas favorecen "las condiciones propicias para que los incendios forestales sean más virulentos y extensos". El riesgo es mayor en el área mediterránea, donde el peligro de incendios forestales podría incrementarse hasta un 30%.
En cuanto al nivel del mar, se espera que crezca entre 50 y 60 centímetros para final de siglo, algo que se dará especialmente en el Atlántico, y que conlleva una mayor erosión costera o la reducción de las playas, según el estudio, en el que han trabajado expertos de IH Cantabria, Tecnalia y el Basque Centre for Climate Change (BC3), coordinados por la Oficina Española del Cambio Climático, dependiente del Miteco.
España será menos atractiva para los turistas
Aunque puedan sonar abstractos, todos estos fenómenos tienen un impacto directo en la economía. Afectan especialmente al turismo, principal sector económico español —representa el 12% del PIB— y a la vez uno de los más vulnerables. Se espera una posible reducción del número de visitantes al perderse, por el calor extremo, el confort térmico, así como por la "proliferación de enfermedades infecciosas transmitidas por mosquitos" y "la disminución del atractivo turístico por la degradación o desaparición de recursos naturales".
Pero también sufre la agricultura por la menor disponibilidad de agua; la energía por una menor generación hidroeléctrica y por el daño físico que generan los fenómenos extremos a infraestructuras energéticas o el transporte, por los cortes en carreteras y líneas de tren ante eventos extremos —como se ha visto estos días con las lluvias—.
Se alerta asimismo del riesgo de "interrupciones graves en el suministro de agua, energía o alimentos" y daños a infraestructuras críticas provocados por eventos climáticos extremos. Todo ello tiene un coste. Según datos del Banco Central Europeo recopilados por Aagesen, a nivel europeo el coste de afrontar los efectos del cambio climático ha ascendido en lo que llevamos de año a 43.000 millones de euros, 12.200 millones en España. La previsión a final de década es que este coste siga aumentando, hasta los 32.000 millones de euros en nuestro país, según los economistas del BCE.
Muertes por calor
En cuanto a la afectación a la salud, uno de los principales riesgos es el calor extremo, que en la última década ha provocado unas 24.000 muertes, según el sistema de monitorización del Instituto de Salud Carlos III (MoMo).
La mortalidad es mayor en colectivos vulnerables como los mayores o en personas que trabajan al aire libre, y su efecto se combina con la afectación de la contaminación atmosférica.
Además, el estudio apunta a una mayor expansión de las enfermedades infecciosas —transmitidas por mosquitos o derivadas del aumento de los patógenos en el agua o los alimentos— y alerta de un "aumento de la presión sobre los sistemas públicos de salud", que pueden ver superada su capacidad en los escenarios más desfavorables.
Islas de calor e inundaciones, los principales riesgos en las ciudades
El estudio no diferencia por zonas geográficas, pero sí que apunta los riesgos diferenciados que amenazan a zonas rurales y urbanas. En las primeras, su mayor dependencia de los recursos naturales aumenta la vulnerabilidad de la población frente a procesos como el aumento de la erosión del suelo, la pérdida de biodiversidad o los cambios en los patrones de precipitación.
Mientras, las ciudades, donde vive el 88% de la población, sufren el efecto isla de calor que "exacerba las temperaturas" y las inundaciones en un medio "altamente impermeabilizado".
También diferencia los riesgos por su urgencia. Hay una decena de riesgos calificados como de "urgencia máxima", que necesitan "preparación en el corto plazo" e incluso una "respuesta inmediata" en los casos más críticos.
Aquí repiten de nuevo la mortalidad asociada al calor y a la contaminación atmosférica, la sequía extrema, el estrés térmico en las ciudades —pérdida de confort y habitabilidad en viviendas— y se incluyen además los riesgos a la seguridad que generarían las interrupciones de suministro de agua o energía. "Este tipo de riesgo es especialmente relevante por la alta severidad de sus impactos y por su carácter sistémico, lo que lo convierte en un nodo crítico en la gestión del riesgo", concluyen los autores.
El informe se presentará este martes en Ponferrada, León, dentro de la convención sobre el pacto de Estado frente a la emergencia climática, un documento presentado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado septiembre tras la oleada de incendios, y que espera recabar el apoyo de todos los partidos.