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De sueño de un artista a institución de referencia, la Fundación Miró cumple 50 años de vida

  • El centro de arte celebra la dimensión internacional de un artista que quería dejar su huella para el público “del mañana”
  • La Fundación Miró fue uno de los regalos a su ciudad, Barcelona, tras reconciliarse con ella
Informe semanal - La huella de Miró
AURORA REDÓN DIAGO

El sueño de Miró era crear un museo vivo, abierto a nuevas corrientes artísticas y sobre todo capaz de atraer a todo tipo de gente. No quería construir una institución sólo con su obra. Decía que un museo así era un mausoleo: “Ya te entierran, ya tienes la sepultura allí”.

Por eso, quería crear un centro de arte contemporáneo para “la gente del mañana”, tal y como reza el lema del 50 aniversario de la fundación que lleva su nombre. Su máxima aspiración era dejar una huella en los más jóvenes, “por mínima” que fuera “esa huella”. El propio Miró colocó a la entrada del edificio cuatro enormes letras: C.E.A.C., acrónimo de Centro de Estudios de Arte Contemporáneo, escritas por él. Y debajo, en letras más pequeñas: Fundación Joan Miró.

Un artista que ha triunfado se debe a su tierra

Por sus salas, desde hace cincuenta años, han pasado las obras de más de 2.500 artistas. El escultor Jaume Plensa, hizo su primera exposición individual en la Fundación Miró y asegura que abrir el centro de arte fue como “encender una bombillita en la montaña de Montjuïc en un momento en que hacía mucha falta”.

Un regalo tras reconciliarse con Barcelona

La primera gran exposición de Miró fue en Barcelona en 1918, pero “fue un desastre total y absoluto”, como recuerda el director de la fundación Marko Daniel: “No vendió ni un solo cuadro. Justo cuando quería demostrarles a sus padres que podía vivir del arte” y dejar su trabajo de contable en una droguería que tanto detestaba. Las críticas fueron muy duras, e incluso algún visitante escribió junto a las letras en mayúscula de su apellido la palabra MERDA (mierda).

De sueño de un artista a institución de referencia, la Fundación Miró cumple 50 años de vida

Cartel de la primera exposición de Miró RTVE

El resto es historia, su pintura onírica repleta de estrellas, pájaros… le abrió las puertas del surrealismo. Miró conquistó París y el resto del mundo. Su obra se exhibía en los grandes museos, pero tardó 50 años en hacer otra exposición en España. El gran reconocimiento y su reconciliación con Barcelona llegó en 1968 con una gran muestra antológica en el Hospital de la Santa Creu en Barcelona y meses después otra en el Colegio de Arquitectos.

De sueño de un artista a institución de referencia, la Fundación Miró cumple 50 años de vida

Pintura Oiseaux des grottes II (Pájaros de las Cuevas II) de Joan Miró. FUNDACIÓN MIRÓ

Un artista que ha triunfado se debe a su tierra” decía Miró “y yo me debo a mi tierra Barcelona”. Miró creó junto al ceramista Artigas un mural en las Ramblas para dar la bienvenida a quiénes llegaban por mar, para quiénes venían por aire otro en el aeropuerto. La Fundación Miró y la escultura mujer y pájaro también fueron obsequios del artista a Barcelona, con ellos cerraba la herida con su ciudad natal.

Sin las autoridades franquistas

La Fundación Miró abrió sus puertas en 1975 de forma discreta, sin oropeles ni actos formales porque Miró no quería tener que invitar a las autoridades franquistas. Un año después, cuando Franco ya había muerto, tuvo lugar la inauguración oficial.

El propio edificio, obra del arquitecto Josep Lluís Sert, refleja esas ansias de libertad. Un edificio luminoso, con grandes transparencias que permiten ver la ciudad a los pies de la ladera de Montjuïc. Una construcción moderna, anti-monumental y muy mediterránea, diseñada por Sert desde su exilio en Estados Unidos. A pesar de sus orígenes nobiliarios, el régimen le inhabilitó para la profesión. Mantuvieron correspondencia en la que hablan de sus inquietudes para crear la fundación, ese sueño compartido de crear un centro de arte que fuera “una puerta abierta hacia el futuro”.

De sueño de un artista a institución de referencia, la Fundación Miró cumple 50 años

Imagen aérea de la Fundación Miró FUNDACIÓN MIRÓ

Un año de celebración

La conmemoración se extenderá hasta junio de 2026. La primera exposición de estas bodas de oro es “La poesía acaba de empezar”, que se puede visitar hasta el mes de abril y que conmemora algunos de los momentos claves de la historia de la Fundación. En octubre llegará la muestra Miró y los Estados Unidos, dedicada a explicar la relación del artista con la vanguardia estadounidense de la posguerra La muestra contará con 160 obras de, entre otros, Louise Bourgeois, Jackson Pollock, Mark Rothko, Helen Frankenthaler…

Del sueño de un artista a una instición de referencia, 50 años de la fundación Miró

Lluna, sol i una estrella, escultura de Joan Miró FUNDACIÓN MIRÓ

En marzo de 2026, se organizará toda la colección permanente que permitirá a los visitantes acercarse a la obra del artista a partir de sus procesos creativos. La última exposición de este año de celebración será la primera muestra individual de la artista Kapwai Kiwanga, ganadora de la novena edición del Premio Joan Miró.

También se celebrarán conciertos y un ciclo de performances bautizadas como “Reencarnaciones”, donde creadores de hoy en día revisarán algunas de las intervenciones y acciones icónicas que se han hecho en el edificio.

Escuchar a Miró

El pintor tenía fama de hermético, de guardar largos silencios y de ser poco amigo de entrevistas. “Era como un caracol” decía el fotógrafo Català-Roca, “cuando intentas tocarlo se esconde”. Por ello, merece la pena escuchar los tres programas especiales dirigidos por Paloma Chamorro con motivo de los 85 años del pintor. En ellos, se sincera sobre la depresión que le causó dedicarse a un trabajo de contable que odiaba, de sus penurias económicas en París, de su amistad con el resto de los surrealistas y hasta de cómo boxeaba con Hemingway quien recibió más de una paliza para conseguir dinero para comprarle su cuadro la masía…. “ninguno de nosotros tenía dinero”, recuerda que Hemingway hacía de entrenador de pesos fuertes para recoger dinero… “y le partían la cara”, le explica.

Confiesa Miró a Chamorro, que rompió con los surrealistas porque no le interesaban los dogmas, “los dogmas siempre me han fastidiado, no quería que nadie me impusiera una línea a seguir, ante todo conseguir una libertad absoluta y total”.

Vanguardista y en constante experimentación, trabajaba sin descanso, con horario de oficina.. En sus pinturas hay inocencia, imaginación, violencia, sexualidad… Hoy la huella de este artista único, que quiso asesinar la pintura, sigue viva.