Arte a la sombra, cuando tu vecino de sala es una estrella de la pintura y te eclipsa
- "La muerte de Viriato" de Madrazo, la joya del Neoclasicismo, pasa inadvertida frente a los Fusilamientos de Goya
- El Louvre destinará una sala para La Gioconda para facilitar su contemplación, además se plantea cobrar otra entrada
Sus tres por casi cinco metros deberían de ser un imán. No ocurre. O solo, a veces, pocas. Un hombre se acerca, mira sin determinación, un vistazo tan rápido que es imposible que abarque el cuadro completo. Se olvida de la pintura y lee la cartela, echa otro ojo y se va. La mayoría pasa de largo. "La muerte de Viriato, jefe de los lusitanos" de José de Madrazo, no conquista, puede que no sea el factor decisivo, pero no contribuye que, frente a él, emerja con todo su poderío un maestro universal: Goya y sus Fusilamientos. La presa indiscutible de un visitante en la Sala 064 del Museo del Prado.
Por momentos se forman corros. Ahí se apoltronan algunos, literal, sentados en el banco que igual valdría para mirar a Viriato, pero al que le dan la espalda para concentrarse en los caídos frente al pelotón de las tropas francesas. No hay nuca que vea, pero las suyas tienen delante la que se considera la obra cumbre del Neoclasicismo español.
Dice así el Prado de ella : " (...)El primer caso conocido en la pintura histórica decimonónica en que la interpretación de los grandes acontecimientos de la Antigüedad clásica vuelven sus ojos hacia un episodio de la historia de España". Una bandera para otros, del patriotismo español. "La muerte de Viriato" no fue un antojo ni una ocurrencia exótica de Madrazo. Iba a formar parte de un proyecto más amplio que se diluyó. La serie solo tuvo dos cuadros. Pretendía mostrar la resistencia frente a la dominación de Roma en Hispania.
Y en Roma lo pintó con 26 años. Retrata yacente a Viriato, líder de los Lusitanos, cabeza de la resistencia ibérica, del que se cuenta que fue pastor, venerado, asesinado y traicionado por los suyos...de ahí dicen diversas fuentes, procede esa celebridad de "Roma no paga traidores". Viriato caído es la escena central de este cuadro que hace monumental su muerte, pero a su alrededor sucede más.
José de Madrazo, fundador de una estirpe artística
José de Madrazo es un referente de la pintura del siglo XIX español. Fama y reconocimiento por su obra, pero también por episodios que dan lustre a su biografía como haber sido director del Museo del Prado durante casi dos décadas, amigo de Ingres, preso, impulsor de una Academia de San Fernando menos obsoleta, pintor de cámara, y ostenta otro título: estar a los mandos de una de las familias del arte español con más renombre: "Los Madrazo" que empezó con él haciéndose un sitio en el neoclasicismo y se extendió al romanticismo o el impresionismo con hijo y nieto.
Mengs, el renovador olvidado
En otro extremo del Museo del Prado Goya sigue revelándose como un auténtico acaparador. La sala 038, donde reposan Las Majas, la desnuda y la vestida, está conectada por un pasillo, largo, a la Sala 022, es un espacio irregular, una especie de semicircunferencia hexagonal, que más que entidad de estancia lo tiene de lugar de paso, pero acoge en palabras del Jefe de la colección de pintura del siglo XVIII y Goya del Museo, Andrés Úbeda, a "Un magnífico artista, es un pintor obsesivo con la perfección y realmente realizó tantos dibujos, pintura al óleo y frescos de una calidad simplemente excepcional..." Ese pintor es Antonio Rafael Mengs.
Cuentan en la pinacoteca que a veces la gente se para sin saber, sin conocer al maestro que tiene delante, y eso sugiere que quizá el talento no necesita de puntos en rojo en los mapas del museo, que hay una sensibilidad que lleva al visitante a detenerse. Úbeda habla de Mengs como un verdadero renovador: "Se encuentra la pintura en Roma en torno a 1650, en un periodo podríamos decir una cierta decadencia y decide renovar colocando la escultura clásica en el centro de la producción artística. Es lo que luego llamaremos en términos de historia de los estilos el Neoclasicismo. El origen del Neoclasicismo en Mengs".
Y de corrido nos cuenta que "Tuvo influencia en personajes de la relevancia del propio Goya...". El Museo dice que busca que hoy “tenga el reconocimiento” que ya tuvo en su época. Preparan una exposición monográfica sobre él. Se inaugurará en noviembre. La realidad por ahora es que la Sala 022, donde se exhiben algunos de los cuadros más relevantes de la colección de la pinacoteca, apenas suscitan el interés de los visitantes, a pesar de su extraordinaria factura, "de su prodigio técnico".
Eclipsados por La Gioconda
Unas 20.000 personas ven al día, o lo intentan, porque por momentos el tumulto es extraordinario, La Gioconda de Leonardo da Vinci. Son el 80% de los visitantes del Louvre, curioso en qué momento y con qué se han distraído ese otro 20 %. La Gioconda Lleva 20 años en la Sala de los Estados, la más grande y no está sola comparte espacio, entre otros, con Tiziano, Tintoretto o Veronese. Estrellas venecianas. Rivales fuertes. Ni con esas, menos atención de la que merecen.
Hablemos de las Bodas de Caná. Frente a los 77x53 centímetros de La Gioconda exhibe más de seis metros de alto por casi 10 de largo, una superficie de más de 70 m². El cuadro más grande que hay en el Louvre. Frente a una sola figura, obviando la repercusión universal de su enigmática sonrisa, Veronese propone una obra con 130 personajes. Representa, versión libre, teatral, monumental, infiel a la época que retrata, el milagro de Jesucristo, de la conversión del agua en vino. El pintor combinó los personajes bíblicos con aristócratas venecianos.
Si el motivo por el que no consigue más atención es porque vive eclipsado por La Gioconda, quizá eso cambie en los próximos años. En enero, con la obra de Leonardo a su espalda, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció la reforma del Museo, que se prolongará hasta 2031, que incluye trasladar a La Gioconda a una sala independiente para "contemplarla con más tranquilidad. También planean que "esa exclusividad" se pague con una entrada aparte.
Quizá ayudaría que los museos trabajen para destacar la relevancia de algunas obras opacadas en sus colecciones, al igual que presumen de sus joyas indiscutibles, como el MOMA de Nueva York que ofrece una lista de sus imprescindibles con el fin de facilitar el recorrido a los que tienen poco tiempo. Diseñar una guía de esa periferia artística llena de calidad y prestigio que solo necesita de un punto rojo que advierta de que está ahí.