Las orquestas convierten las verbenas de verano en espectáculos: "Se vive como un concierto de los Rolling"
- Galicia es cuna de grandes orquestas y se estima que allí unas 4.000 personas viven de este sector
- Panorama, El combo dominicano o París de Noia son cabeza de cartel de las fiestas del verano
Anochece en el pueblo y la gente disfruta de las fiestas un verano más. Matrimonios de septuagenarios bailan un pasodoble, los jóvenes toman algo mientras cantan a pleno pulmón letras que todo el mundo conoce y los niños improvisan coreografías. Un gran escenario ocupa la mayor parte de la plaza, con luces que alumbran los balcones del ayuntamiento. La música resuena a todo volumen desde los altavoces y los cantantes versionan temas de todos los tiempos.
'¿Qué-pa-sa-rá?, ¿qué misterio habrá? Puede ser mi gran noche'. Han pasado más de cincuenta años desde que se popularizara este clásico de Raphael, pero las orquestas dudan cada vez que se plantean la posibilidad de sacarla de su repertorio. "Cada año pensamos en quitarla porque llevamos mucho tiempo haciéndola, pero se termina quedando porque funciona muy bien", explica el propietario de la orquesta Panorama, Esteban Piñero. No solo las personas mayores, también la gente joven y los niños corean el estribillo de Mi gran noche.
“Si un pueblo te contrata cinco años seguidos, va a disfrutar de cinco funciones distintas“
Aunque muchas de las canciones que tocan tienen, como la de Raphael, más de 50 años, estos shows se adaptan a lo que se escucha en cada momento: "Hace 15 años, a la gente joven le gustaba el rock y tocábamos temas de Fito & Fitipaldis o de El canto del loco, pero ahora se escucha el reguetón de Bad Bunny y también lo ofrecemos". Así pues, cada año el espectáculo se reinventa: se introducen nuevas temáticas, se elabora un repertorio diferente y se añaden efectos especiales. "Si un pueblo te contrata cinco años seguidos, va a disfrutar de cinco funciones distintas", afirma Piñero.
La fusión de música, baile e iluminación que ofrece Panorama fue popularizándose en los pequeños pueblos, pero su boom ha llevado a que las funciones se trasladen a grandes ciudades como Madrid, Valladolid o Salamanca. "La gente lo vive como si estuviera viendo un concierto de los Rolling Stones", compara.
Cientos de personas disfrutan de uno de los pases de Panorama. PANORAMA
Disfrutar de una orquesta puede llevar al recuerdo de estar en las fiestas del pueblo durante la niñez o la adolescencia, tal y como señala el propietario de Panorama. Llevados por esa nostalgia, son muchos los que buscan los espectáculos de ahora, pero hay público nuevo que llega a través de las redes sociales o del boca a boca. Por ello, no es raro que haya personas que se desplazan al destino en el que tiene lugar el show con el fin de disfrutar de las más de tres horas de espectáculo.
"Es como si de repente el teatro saliera a la calle"
En una ocasión, un grupo compuesto por varias parejas se cogió vacaciones para ver prácticamente todas las funciones que la orquesta Misión ofrecía durante el verano. "Vinieron a todas las actuaciones. Nos siguieron por toda España", recuerda una de sus cantantes, Fanny Coucheiro. Para la vocalista, los verdaderos fanáticos son aquellos que van incluso un paso por delante de los artistas: "Se saben las canciones, los bailes y las fechas mejor que yo".
El cambio que ha experimentado el mundo de las orquestas ha llevado a que reúnan un mayor número de fans. Puede deberse, en parte, al hecho de que en los shows el artista ya no es solo una persona con presencia y una voz atrayente. Ahora tiene que saber hacer de todo: bailar, presentar y animar.
Aunque más allá de la figura del artista, la puesta en escena en grandes tráileres también atraen miradas, porque no es común ver espectáculos así ni siquiera en artistas de muy alto nivel. A la música y al baile se suman efectos especiales, fuegos artificiales, confetis, hinchables o acrobacias. "Es como si de repente el teatro saliera a la calle", apunta Coucheiro. "Ha pasado de ser la típica orquesta para bailar a un espectáculo en la plaza".
Por ello, el 15 de agosto, cuando hay fiestas prácticamente en toda España y las orquestas trabajan para animar a la sociedad, todo el mundo sabe que estos espectáculos musicales no son baratos. Los precios superan los 25 mil euros, incluso algunas pueden rondar los 40 mil euros.
La cumbia, la salsa y el merengue son los ritmos son los protagonistas de otra de las grandes orquestas, El combo dominicano. Este equipo de artistas y técnicos viaja por toda Galicia, desde capitales como Ourense, A Coruña o Lugo, hasta los rincones más remotos de la tierra gallega. De hecho, esta comunidad autónoma es cuna de grandes orquestas y se estima que en torno a 4.000 personas —artistas y técnicos— viven directamente de este sector. Pero El combo dominicano también vuela a las islas Canarias, a destinos como Las Palmas, Tenerife o Lanzarote. "Tenemos el corazón dividido entre los dos sitios", expresa el pianista y director musical, Cirano Núñez.
El combo dominicano posa con los asistentes a la orquesta. EL COMBO DOMINICANO
Para Núñez, apenas hay diferencias entre estos dos puntos de España. Si bien es cierto que en Canarias se baila bastante, en Galicia reconoce que "a la gente le gusta muchísimo la verbena". "Es una fiesta impresionante y vienen muchísimas personas de todas partes del país", añade.
El sacrificio de trabajar en una orquesta
Actuar prácticamente cada día en un destino diferente también permite descubrir muchas ciudades y pueblos, así como a su gente y sus platos tradicionales. Pero detrás de estos shows hay grandes sacrificios. Entre ellos, dejar atrás a la familia durante varias semanas o meses, recorrer cientos de kilómetros diarios o retrasar las vacaciones para el otoño. También tener el horario cambiado: cuando es de día, ellos duermen porque el espectáculo suele comenzar bien entrada la noche.
Pero estas dificultades no amedrentan a los artistas porque cada noche es inolvidable sobre el escenario, donde impera el buen rollo y la alegría. "Nuestro éxito es el cariño que recibimos día a día en cada actuación y el apoyo inmenso que nos dan", asegura Núñez. Y ese ambiente cálido no solo lo generan los protagonistas sobre el escenario, sino que también lo hacen los cientos de personas que se reúnen para bailar, cantar y disfrutar con emoción del espectáculo. Hombres y mujeres que, a ojos de los artistas, son alegres, divertidos y positivos.
Entre el público, ha estado alguna vez Natalia, una joven de Noia, a 20 kilómetros de Santiago. De adolescente era fanática de estos espectáculos musicales: "Entrábamos en la página web de Orquestas de Galicia para ver dónde tocaban cada noche". Además, reconoce que de tanto verlas sus amigas y ella, se sabían las canciones de memoria, así como alguna de las coreografías que los cantantes realizaban sobre el escenario. Del mismo municipio es también Uxía, cuya orquesta preferida es la París de Noia. "Sientes que es como de tu pueblo, entonces le tienes bastante cariño", explica.
Lo que le gusta a Irene es que ponen música de todos los tiempos y de estilos diferentes. A Clara, que trabajó en una orquesta como bailarina, se le viene a la cabeza el pueblo cuando piensa en estos espectáculos. "Cuando venían a Mianos (Zaragoza), nos juntábamos todos y éramos como una pequeña familia", indica. Para María, con estos espectáculos "se te mete la música en el cuerpo" porque tocan desde lo clásico hasta lo actual. "La etapa de ir por los pueblos de orquesta en orquesta recomiendo no saltársela", añade.
De Galicia a Murcia o de Noia a Mianos. El merengue, la salsa, la cumbia, el rock, el reggaetón, el pop o incluso música electrónica reinan cada verano en las fiestas de pueblos y de grandes ciudades. Las orquestas son, al fin y al cabo, "un clásico" o "una referencia" del buen tiempo. Bien sea en verano cuando actúan o en invierno mientras preparan el repertorio o ensayan, los grandes temas de Manolo Escobar, Raphael o Rocío Dúrcal permanecen vivos en la memoria de los más mayores y también en la de los más pequeños.