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Hollywood se resiste a su ocaso: California aumenta los incentivos y Trump amenaza a la producción extranjera

  • La producción en California ha caído un 40% en la última década, afectada por la pandemia, las huelgas y la competencia
  • Los cineastas internacionales temen los aranceles anunciados por Trump y algunos miran ya hacia China para producir
Hollywood busca renacer con nuevos incentivos
RTVE.es

Las luces de Hollywood no se han apagado, aunque han necesitado ajustes. En Los Ángeles, los últimos rodajes muestran el esfuerzo del estado de California por recuperar el brillo perdido de su industria audiovisual.

Gracias a un ambicioso programa de incentivos fiscales aprobado por el gobernador Gavin Newsom, la producción cinematográfica vuelve a florecer en la meca del cine. El demócrata ha duplicado la inversión anual, alcanzando los 750 millones de dólares, con la intención de revertir la fuga de rodajes a otros estados y países.

La iniciativa ha sido bien recibida por los profesionales del sector. "Es un alivio poder dormir en casa", reconoce un director californiano. Un actor añade con convicción: "Esto es Hollywood, donde se hacen las películas". El mensaje es claro: el talento local quiere trabajar desde su base histórica, pero la economía y la competencia global han exigido medidas drásticas.

Caída sostenida y competencia global

La producción en California ha caído casi un 40% en la última década, según datos de FilmLA, una organización sin fines de lucro que rastrea la actividad audiovisual en la región. La pandemia golpeó con fuerza al sector, y las posteriores huelgas de actores y guionistas ralentizaron aún más su recuperación. A esto se sumaron incendios forestales devastadores que interrumpieron numerosos rodajes.

Pero los desafíos no son solo internos. El expresidente Donald Trump ha vuelto a dirigir sus ataques hacia Hollywood, denunciando ante las cámaras que "Hollywood está siendo destruido". Aunque aún no ha aplicado medidas concretas, ha amenazado con imponer aranceles del 100% a las producciones extranjeras, lo que mantiene en vilo a cineastas internacionales que tradicionalmente trabajan en EE.UU.

Uno de ellos es Paul Ryan, un director australiano que actualmente sopesa alternativas ante la incertidumbre fiscal. "China se ha comprometido con planes de producción a largo plazo", afirma. Ryan, como muchos otros, analiza la viabilidad de trasladar sus proyectos a mercados más estables, y Pekín se perfila como una de las principales opciones. China ya es el segundo mercado más grande del cine mundial, solo detrás de Estados Unidos.

Mientras el gobierno de California intenta frenar el declive con incentivos, y Trump eleva la tensión con amenazas proteccionistas, Hollywood se encuentra en una encrucijada histórica. El desafío no solo es económico, sino también simbólico: preservar su papel como vitrina cultural de Estados Unidos ante un escenario cada vez más globalizado y competitivo.