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Ana María Matute en diez libros imprescindibles

Ana María Matute en diez libros imprescindibles
Portadas de libros de Ana María Matute en otros idiomas. EFE/Sergio Pérez

La escritora barcelonesa Ana María Matute habría cumplido este 26 de julio 100 años. La cifra redonda del centenario nos invita a repasar su extensa producción literaria con diez títulos imprescindibles de la autora que se sentaba en el sillón K de la Real Academia Española.

Primera memoria

Portada de 'Primera memoria'

Atrapados en una isla sin nombre, los protagonistas de Primera memoriaMatia, Borja y Manuel— no quieren dejar de ser niños. Son adolescentes al borde del abismo de la edad adulta y se les acaba el tiempo de la infancia.

"Borja tenía quince años y yo catorce, y estábamos allí a la fuerza. Nos aburríamos y nos exasperábamos a partes iguales, en medio de la calma aceitosa, de la hipócrita paz de la isla. Nuestras vacaciones se vieron sorprendidas por una guerra que aparecía fantasmal, lejana y próxima a un tiempo, quizá más temida por invisible."

La narradora es una niña de rodillas peladas, llena de rabia, abandonada por su padre en el largo verano del treinta y seis. Bajo la mirada vigilante de su abuela, con su primo Borja, se suceden lecciones de latín, cigarrillos a escondidas y escapadas en barca a alguna cala recóndita.

La primera parte de la trilogía Los mercaderes ganó el Premio Nadal en 1959. Completan la saga Los soldados lloran de noche y La trampa.

Pequeño teatro

Portada de 'Pequeño teatro'

Ana María Matute escribió a mano Pequeño teatro con solo 17 años en una libreta con tapas de hule negro. Su primera novela, comprada por tres mil pesetas por Ignacio Agustí de Destino, tuvo que esperar más de diez años para publicarse. El manuscrito ya mecanografiado ganó el Premio Planeta en 1954.

Un adolescente desamparado en un pueblo pesquero del País Vasco contempla las pasiones de seres mezquinos y miserables que se convierten en símbolos, sin perder su condición humana. Un teatro de títeres, manejados con destreza por un bondadoso anciano.

"Aquellos muñecos que acariciaba con una ternura que ignoraba él mismo. Desteñidos, sucios. Estaban muertos, monstruosamente sonrientes, mientras silbaba el viento por los resquicios de las ventanas, allá arriba, en la sala del teatro."

Los Abel

Portada de 'Los Abel'

La primera novela que logró publicar la escritora barcelonesa fue Los Abel, semifinalista en el Premio Nadal de 1947 y en su día fue considerada una revelación literaria. Ana María Matute tenía veintiún años. Un censor juzgó que "atacaba la moral" y se eliminaron pasajes que suman unas veinte páginas.

Inspirado en el relato bíblico de Adán y Eva y ambientado en un paisaje que recuerda a los veranos de su infancia en Mansilla de la Sierra, narra la atormentada historia de una familia en un crescendo de tensión y un clima de angustia y agotamiento.

"Pero todo esto, y el puente de la plaza, y el niño en el alero del tejado, y el jadeo del río, sólo son jirones zarandeados por el tiempo. Lo que aún vibra en mí, es aquella vida a través de los campos, bajo el cielo, sobre la tierra".

Los hijos muertos

Portada 'Los hijos muertos'

En Los hijos muertos, publicada en 1958, la tierra acumula capas superpuestas de muertos que se proyectan sobre los vivos. Ana María Matute radiografía la vida de una nación escindida, para intentar comprender las causas últimas de la injusticia y el odio, que hacen inhabitable España y el mundo.

"Gerardo Corvo, arruinado, solitario, refugiado en la tristeza y en el vino, paseaba orgullo sin dignidad, amargura sin pena, glotonería grosera y conformada por el paisaje que le vio joven, distinto. En aquella casa suya, bajo los barrancos, lindante a los prados, al pie de los bosques, junto a la misma agua que relucía al sol en las mañanas de su vida perdida."

Una trama teñida del asombro ante lo incomprensible, reflejo de una infancia truncada por la guerra, y de un pesimismo sin salida. La infelicidad reinará siempre porque el mundo está mal hecho desde sus orígenes: el hombre sabe que tiene que morir y se aferra a la tierra, avasallando a los más débiles.

Olvidado Rey Gudú

Portada de 'Olvidado Rey Gudú'

"Los hijos del Conde Olar heredaron la extraordinaria fuerza física, los ojos grises, el áspero cabello rojinegro y la humillante cortedad de piernas de su padre".

Así arranca Olvidado Rey Gudú, la gran novela de Ana María Matute, segunda parte de su trilogía medieval. Casi mil páginas, que tardó 25 años en escribir. En su camino se cruzó el vacío de una depresión que la apartó de la literatura y, para terminarla, su agente, Carmen Balcells la "secuestró" en su casa con una secretaria que la vigilaba.

Situada en el imaginario Reino de Olar del siglo X, narra su nacimiento y expansión a lo largo de cinco generaciones. Una historia fantástica llena de personajes, aventuras y un paisaje simbólico: el misterioso Norte, la inhóspita estepa del Este y el exuberante Sur, que disfrutarán los lectores y espectadores de Juego de Tronos.

Luciérnagas

Portada de 'Luciérnagas'

Ana María Matute pertenece a la generación del 50, al grupo de los "niños de la guerra", en expresión de Josefina Aldecoa, o al de los "niños asombrados", según la propia autora, por la perplejidad a la hora de asumir la contienda y sus consecuencias, en un momento crucial de sus vidas.

Finalista del Premio Nadal en 1949, Luciérnagas fue prohibida por la censura y quedó inédita hasta 1955. Ese año se publicó una versión mutilada bajo el título En esta tierra. En 1993, tras una cuidada y extensa revisión de la autora, vio la luz una novela que recupera el título inicial, pero que sigue sin ser el texto original.

Ambientada en Barcelona entre 1935 y 1939, trata de la corrupción de la inocencia y del tránsito de la adolescencia a la madurez. Sol Roda es una adolescente de familia acomodada, que ve como su entorno familiar y social se descompone con el estallido de la guerra civil.

Aranmanoth

Portada de 'Aranmanoth'

Aranmanoth cierra en el año 2000 la trilogía medieval, junto con La torre vigía y Olvidado Rey Gudú. Un muchacho medio humano, medio mágico, hijo del Señor del Lines y de un hada de las aguas, parte en búsqueda de su destino.

"Recién cumplidos dieciséis años, cuando acabó su estancia en el castillo y, al fin, fue nombrado caballero, Orso se había convertido en un muchacho hermoso, fuerte, ducho en la espada, bastante hábil con la lanza y extraordinario jinete. Orso era ya un hombre en el mundo de los hombres, al menos eso parecía."

En una Edad Media ensangrentada por mil batallas, Aranmanoth y Windumanoth, su niña amada, esposa de su padre, se encaminan hacia la tierra prometida de su infancia, siguiendo las señales de los pájaros y de las hojas de los árboles.

En el bosque

Portada de 'En el bosque'

"El bosque era el lugar al que me gustaba escapar en mi niñez y mi adolescencia; aquel era mi lugar. Allí aprendí que la oscuridad brilla, más aún, resplandece; que los vuelos de los pájaros escriben en el aire antiquísimas palabras, de donde han brotado todos los libros del mundo…"

Así comienza En el bosque, un texto conmemorativo del centenario de Ana María Matute y editado por Libros del Zorro Rojo. Un relato que nace del discurso pronunciado por la escritora en su ingreso en la Real Academia Española.

Entre la espesura y la hojarasca, cobran vida imágenes y personajes que acompañaron a la autora en su larga trayectoria literaria: el rumor de los secretos, las vidas invisibles que se esconden entre las sombras y las voces de los habitantes del corazón del mundo.

Gran contadora de historias, viajera frecuente al otro lado del espejo, Matute tuvo la voluntad incansable de perseguir las palabras con la escritura, en "un largo camino de iniciación que no termina nunca".

Los niños tontos

Portada de 'Los niños tontos'

La tijera de la censura impidió la edición íntegra de los 23 relatos de Los niños tontos a finales de 1956. Se tachó entero el cuento "El ahogadito" por "inconveniente para los niños que pueden sentir deseos de imitarle" y vio la luz con 21 microrrelatos, un género inédito en la época.

"Cuando llego el deshielo, al niño que fue en busca de su perro se lo llevó el río. Salieron a recibirle los gatitos ahogados, dentro de su saco, con los ojos llenos de limo; las truchas de plata y el arca hundida de la abuela". ("El ahogadito")

En la edición actual de Áncora y Delfín, se incorpora también "El otro niño tonto", ausente de la primera publicación. Se trata de un libro destinado a los adultos, no de cuentos infantiles, para dejarlo claro, la autora mandó poner una faja que rezaba: "¡ESTE NO ES UN LIBRO PARA NIÑOS!".

Casi fulgurantes poemas en prosa, estos cuentos, protagonizados por niños extraños en un mundo triste, atesoran una gran riqueza narrativa y una belleza serena.

Demonios familiares

La última novela de Ana María Matute Demonios familiares quedó inacabada, pero la escritora ya había escrito el final, aunque el lector debe completar el transcurso de los acontecimientos hasta el desenlace. La historia es sugerente y la directora Ángeles González Sinde la rodó como un cortometraje.

Ambientada en julio del 36, en una pequeña ciudad del centro de España. Eva vuelve a la casa familiar tras la quema del convento donde estaba refugiada. Huérfana de madre, su padre, el Coronel, está paralítico y dirige su hacienda desde la silla de ruedas, asistido por Yago, un personaje que esconde un gran secreto.

En el bosque cercano la protagonista encuentra el cuerpo maltrecho de un paracaidista, junto a Yago, traslada al herido al desván de la vieja casona. Un hermoso libro, en el que cada palabra vibra con una rara intensidad y que constituye el último regalo de una vida consagrada a la imaginación.

"Aquel día, cuando lo vio a caballo en lo alto de la tapia, Berni se enteró de que el chico de al lado se llamaba Yago y de algunas cosas más. Por ejemplo que no era hijo ni del Coronel ni de Madre ni de Mada. Era misterioso hasta en eso. Como si hubiera aparecido un buen día debajo de una de las coles del huerto, que con tanto mimo trataba Mada".