Danny Boyle profundiza su saga zombie tras el Brexit: "Nos dio la idea de una gran isla aislada que se aleja del mundo"
- El cineasta británico estrena 28 años después, vibrante inicio de una trilogía de terror y acción
- "Si llegase un apocalipsis, y tuviera que salvar algo de la cultura británica, sería la BBC", afirma
Técnicamente no es una saga de muertos vivientes, pero en 2003 Danny Boyle -y el guionista Alex Garland- revolucionaron con 28 días después el subgénero de zombies precisamente revolucionando a los infectados por un virus: acabaron con sus movimientos ralentizados para convertirlos en atletas de los que había que huir a toda pastilla.
El español Juan Carlos Fresnadillo dio continuidad con 28 semanas después (2007), pero Boyle vuelve a tomar el control con 28 años después, que además inicia una nueva trilogía de la saga renovando el universo con originalidad: han pasado casi tres décadas del estallido del 'virus de la rabia' y la isla de Gran Bretaña está aislada mientras buques internacionales patrullan para que no salga nadie; los no infectados viven aislados en un mundo sin energía mientras los infectados se asemejan a tribus paleolíticas y caminan desnudos en busca de alimento.
Boyle y Garland han condensado mucha antropología y mucha cultura británica dentro de un molde de acción y terror. En una pequeña isla conectada con Gran Bretaña cuando baja la marea, viven un grupo de humanos fortificados cual aldea gala. Un padre (Aaron Taylor-Johnson) inicia a su hijo de 11 años (Alfie Williams) en el rito de adentrarse en los bosques en busca de algo útil armados con flechas. Aparte de las peligrosas tribus de infectados, también habita un misterioso hombre, antes doctor (Ralph Fiennes), que puede ser clave para la enfermedad de la madre del niño (Jodie Comer).
Boyle es también una piedra angular de la cultura británica moderna desde que impactó con Trainspotting, aunque a su manera independiente: dirigió la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, pero rechazó el título de sir porque quería ser “un hombre del pueblo”. Lo que no ha perdido es su vibrante pulso pleno de montaje extravagante y selecto gusto musical: 28 años después funciona por su ritmo y por la unidad de su guion de aventuras, clásico en el fondo por mucha casquería que lo envuelva.
PREGUNTA: Como en la película, Gran Bretaña es una isla aislada. Pero en 2003 no habíamos pasado ni por la pandemia ni por el Brexit. ¿En la película se filtra tu preocupación por un Reino Unido aislado del Europa?
RESPUESTA: Sí, es interesante. Obviamente, cuando hicimos la primera película especulábamos sobre cómo sería. Luego llegó la epidemia de Covid y pudimos ver cómo era: ciudades vacías y el paisaje que se transformó de la noche a la mañana frente a nuestros ojos. Pero lo más importante es cómo cambió nuestro comportamiento mientras la pandemia se alargó meses y meses. No puedes mantener ese nivel de protección y de cuidado por 28 años, tienes que tomar más riesgos, y eso nos dio la oportunidad en la película para crear la trama del padre que lleva a su hijo al interior, que es algo muy peligroso. La madre cree que es una locura, pero es el riesgo que toman para conseguir combustible o enseñar a los nuños a luchar a defenderse. Y luego llegó el Brexit, que nos dio una gran imagen de una gran isla que está aislada y se aleja del mundo.
P.: Sergio Leone decía que era el padre del spaghetti western, pero el “padre de un montón de hijos de puta”. 28 días después fue la primera de un subgénero de terror del que han surgido muchas películas y series. ¿Cómo os sentís tú y Alex Garland respecto a eso?
R. (Risas) Sí, es curioso. Es raro verlo y a veces nos hizo pensar que no íbamos a hacerlo nunca más porque ya se había tratado muchas veces. Pero encontramos que había espacio para hacer una película independiente y original. Es muy interesante lo flexible que ha resultado ser el género de terror. En televisión, como The walking dead o The last of us, se centran en el desarrollo de los personajes, esa es su herramienta. Pero en las películas quieres que sea sobre los personajes, pero también quieres que sea espectacular y que impacte a lo grande. Es hermoso como el horror te permite ir en distintas direcciones y atrae a la gente. Es uno de los géneros que continúa fascinando y que garantiza que la gente vaya al cine.
El director británico, Danny Boyle, durante la entrevista en Madrid. RTVE
P.: La película habla de la muerte de un modo shakespeariano –aunque a mayor escala, porque hay más calaveras-. ¿Tratabais de decir que podemos mejorar el modo con el que lidiamos con la muerte?
R.: Cunado Alex escribió el guion aluciné, porque de pronto la historia se detiene para discutir sobre la muerte durante quince o veinte minutos. Es algo increíblemente arriesgado para una película de acción y horror mainstream, pero me encantaba el hecho de que, en mitad de este horror, podías extraer que tenga valor. Y el valor es que Kelson (Ralph Fiennes) dice que todos somos lo mismo. Disparamos a los infectados, pero igualmente son personas. Y es lo mismo para un rey, un mendigo, un infectado, un bebé. Todos tenemos como destino la misma puerta de salida. Me encantaba, era algo maravilloso.
P.: La película empieza con los Teletubbies, hay un poema de Kipling, una especia de banda tipo La naranja mecánica. Si llegará un apocalipsis, ¿qué salvarías de la cultura británica?
R.: La BBC. Incluso hoy, que está amenazada todo el tiempo, te das cuenta de que es muy importante. Es algo que no pertenece a nadir. No pertenece al gobierno, tiene cierta independencia de ellos. No pertenece al puto Elon Musk o a Rupert Murdoch. Es de la gente. Y apela a la de la tradición de la gente: usar esta herramienta increíblemente poderosa, no para enriquecerte, sino para mejorar. Esa es la filosofía. Te informas del mundo, de tu propio país. Es algo absurdo para conservar, porque no sé cómo lo conservarías si pierdes todo lo demás, pero me quedaría con la BBC.