Adiós a la Verja en Gibraltar: claves del acuerdo alcanzado entre Reino Unido, España y la Unión Europea
- Entre los puntos más destacados del documento se encuentra la eliminación de la Verja y la creación de "controles duales"
- El pacto no aborda la soberanía del Peñón al tratarse de un pacto centrado en la movilidad fronteriza tras el Brexit
El anuncio del acuerdo "histórico" para la gestión de la relación entre Gibraltar y la Unión Europea (UE) tras el Brexit finalmente se ha alcanzado tras cinco años de negociaciones. Después de infinidad de rondas de contactos en suspenso, el pacto ha alcanzado un equilibrio entre las exigencias británicas, españolas, europeas y gibraltareñas.
Los diálogos se han cimentado a partir del acuerdo alcanzado el 31 de diciembre de 2020. Dicho pacto estableció la necesidad de configurar una nueva relación con Gibraltar tras la salida de Reino Unido de la Unión Europea, y que pasaba por aplicar el tratado Schengen al peñón y las cuestiones del control fronterizo europeo. Ambas condiciones finalmente se han cumplido.
Entre los puntos más destacados del documento, aún pendiente de ratificar, se encuentra la eliminación de la Verja, histórica frontera que marcaba la división entre Gibraltar y el territorio español y considerada por el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, como "el último muro de la Europa continental". Pero otros puntos importantes incluyen la creación de "controles fronterizos duales", compromisos de igualdad de condiciones en materia de ayudas estatales, fiscalidad, trabajo y lucha contra el blanqueo de capitales.
El fin de la Verja y la creación de "controles duales"
La eliminación de la Verja que separaba al peñón con La Línea de la Concepción supone un cambio estructural sin precedentes en la dinámica del Campo de Gibraltar. De primeras, la supresión de los controles físicos permitirá que miles de trabajadores transfronterizos y mercancías puedan desplazarse diariamente sin interrupciones.
Según ha cifrado Albares, esto facilitará el tránsito de las 15.000 personas que se mueven cada día entre ambos territorios y para los 300.000 andaluces de la zona.
Del mismo modo, y en lo que concierne a mercancías de tránsito frecuente, como el tabaco, se ha establecido un acuerdo sobre los principios de impuestos indirectos que se aplicarán en Gibraltar, lo que evitará distorsiones de precios.
Por otro lado, esta apertura supone una transformación del modelo de vigilancia y gestión fronteriza, que pasaría a desarrollarse de forma dual y exclusivamente sobre el puerto y aeropuerto de Gibraltar. Allí, las autoridades británicas y gibraltareñas, en coordinación con las españolas y europeas, serán las encargadas de aplicar controles integrados que respeten las normas tanto del espacio Schengen como del Reino Unido.
Para la Unión Europea, los controles Schengen serán ejecutados por España, lo cual refuerza su papel de Estado miembro responsable del cumplimiento de las normas comunitarias en un territorio que no pertenece a la UE. Por la parte británica, Gibraltar continuará gestionando sus propios controles migratorios, manteniendo así su autonomía operativa.
En consecuencia, la implicación más inmediata de este nuevo régimen sería la transformación de la frontera actual en un simple punto de paso, sin vigilancia rutinaria, lo cual también reducirá las tensiones históricas y contribuirá a una mayor integración social y económica de ambos lados del istmo.
El futuro económico del Campo de Gibraltar
Antes de un acuerdo, la Línea de la Concepción y el conjunto del Campo de Gibraltar vivieron años críticos dada la falta de consenso por el futuro de las relaciones entre España y el peñón. La dependencia económica de la comarca gaditana con Gibraltar es fundamental, pues de este procede el 15% de su PIB.
La diferencia de ingresos entre los ciudadanos del Campo de Gibraltar y los gibraltareños también es notable. Un tercio de la facturación comercial de La Línea depende de estos últimos, cuya renta per cápita era en 2024 la segunda más alta del mundo. Si el tratado no hubiera garantizado la libre circulación en la Verja, se habrían paralizado los empleos de miles de linenses, lo que habría supuesto el colapso económico de un municipio con poco más de 64.000 habitantes.
Por su parte, el Gobierno de España, a través del secretario de Estado para la Unión Europea, Fernando Sampedro Marcos aseguró el lunes que incluiría garantías fiscales para evitar distorsiones económicas en el Campo de Gibraltar y asegurar una competencia justa si llegaba a un acuerdo entre la Unión Europea y Reino Unido sobre Gibraltar.
De momento, la solución estrella de una Zona Económica Especial para La Línea, similar a la de Canarias o el sur de Italia, está sobre la mesa a petición de la Junta de Andalucía. Sin embargo, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ya condicionó en febrero su estudio y aprobación a que primero se firmase el tratado con Londres sobre Gibraltar tras el Brexit. Está por ver cuál será el siguiente paso a este respecto una vez se ratifique este tratado.
La disputa de la soberanía, asignatura pendiente
Por el momento, no ha trascendido ninguna conclusión sobre la disputa por la soberanía del peñón, pese a ser el principal conflicto territorial que aún permanece en España. De hecho, la prioridad inmediata de las negociaciones tras el Brexit versaba sobre la movilidad fronteriza, tal y como ha evidenciado el acuerdo alcanzado este miércoles.
La soberanía de Gibraltar, disputada desde el Tratado de Utrecht (1713), sigue hoy tan irresuelta como hace tres siglos. Ni España ni Reino Unido han logrado avances sustanciales en este aspecto. A su vez, la naturaleza del pacto –un acuerdo entre Estados de tipo no colonial– impide a Londres ceder el territorio a terceros sin priorizar a España, pero tampoco otorga a Madrid derechos automáticos de recuperación.
Durante la transición se abrieron breves ventanas de diálogo sobre esta cuestión, con los acuerdos de Lisboa (1980), Bruselas (1984) y Londres (1987) que desbloquearon la Verja y abordaron conflictos como el aeropuerto de Gibraltar, construido sobre territorio neutral. Sin embargo, el mayor acercamiento llegó en 2002 durante los Gobiernos del expresidente José María Aznar y el británico Tony Blair. En aquel entonces, su sintonía política impulsó la propuesta de una cosoberanía del peñón. El plan fue rechazado finalmente en un referéndum en 2002 por los gibraltareños, enterrando así la iniciativa.
El Brexit tampoco resolvió el conflicto, pese al intento del exministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, de convertir la salida británica de la UE en una "oportunidad para restablecer la soberanía".
Curiosamente, el comunicado del Gobierno británico ha señalado que el actual acuerdo alcanzado sobre Gibraltar no es con España, sino con la Unión Europea, y solo en el ámbito económico. A su vez, ha reivindicado que el pacto actual garantiza la "total autonomía operacional" de las instalaciones militares británicas en el istmo.