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Doisneau, bajo la mirada de su hija

  • El Museo Maillol de París acoge una exposición con más de 300 fotografías de Robert Doisneau
  • "Su mirada humanista, benévola hacia los demás y divertida, sienta bien", defiende su hija, Francine Deroudille
Francine Deroudille, hija de Robert Doisneau, en la exposición 'Momentos Dados'.
Francine Deroudille, hija de Robert Doisneau, en la exposición 'Momentos Dados'. TVE
MAVI DOÑATE (Corresponsal en París)

No es fin de semana, pero aun así, un grupo de personas debe esperar en la calle para entrar el Museo Maillol. que está lleno. Este pequeño y antiguo palacete parisino en el corazón de Saint-Germain acoge desde el pasado 17 de abril la exposición 'Momentos Dados', de Robert Doisneau. Más de 300 fotografías que muestran el trabajo variado y lleno de contrastes del reportero que decía que “la fotografía tira de la manga del hombre que tiene una mirada fija para mostrarle el espectáculo gratuito y permanente de la calle”. Y es que eso es lo que hacía Doisneau: pisar la calle para mostrar la vida. Esa vida parisina en la que conseguía poner luz en las sombras; la vida de los bistrós, de los barrios periféricos, de los colegios, de los talleres de los artistas, de las minas de carbón de Lens.

Hemos quedado en la antesala del Museo con Francine Deroudille, una de las dos hijas de Doisneau. Son ellas las que han trabajado, casi dos años, en el archivo de su padre para seleccionar el material de la que es la exposición más grande que se ha hecho hasta el momento. En 2005 hubo otra en el Ayuntamiento de París pero se centró únicamente en fotografías de la ciudad.

"Tengo la impresión de que está teniendo mucho éxito. Creo que hemos sido muy fieles a lo que era mi padre. Hemos intentado que se entienda qué tipo de fotógrafo era Doisneau y que obra nos ha dejado", dice Deroudille, que destaca como han querido mostrar una parte desconocida de un extenso archivo que cuenta con 450.000 fotografías, eso sí “muy bien ordenadas y clasificadas”, nos dice.

El fotógrafo Robert Doisneau vuelve a París

Deroudille nos confiesa que habló mucho con su padre de fotografía, sobe todo, a partir los 80, cuando ella dejó la juventud. "Las conversaciones eran profundas e intensas, porque trabajaba en la agencia fotográfica Raffo. No trabajaba para él, trabajaba con otros fotógrafos. Pero por esto, nos veíamos todo el tiempo y venían a cenar a mi casa por la noche".

Le preguntamos como trabajaba él, si siempre dejaba la puerta abierta al azar. "Le gustaba dar largos pasos y esperar. Nos decía que el fotógrafo elige su marco, lo que quiere mostrar y luego espera a que suceda algo. Había una especie de júbilo en él al ver que ocurría lo que él había pensado, encuentros con personas y con escenas. Lo llamaba una maravillosa oportunidad y coincidencia, ¿sabes? Esa era su ambición", nos explica ante una decena de personas que se han parado también a escucharla.

Exposición de Doisneau

'La información escolar'. Robert Doisneau

"'El beso' es una foto que se ha vuelto un poco monstruosa"

"Nuestra idea es descubrir a un fotógrafo desconocido detrás de la fotografía tan popular en la que pudo convertirse al final de su vida", nos dice Deroudille en relación a la fotografía icónica de El Beso. Encargada en los años 50 por la revista estadounidense Life para mostrar como los franceses se besaban en la calle, la fotografía le causó a Doisneau más dolores de cabeza al final de su carrera, que satisfacciones cuando la hizo.

"Es una foto que se ha vuelto un poco monstruosa, diría yo, ya sabes. Por eso decidimos, con Isabelle Benoît, la comisaria de la exposición, diferenciarla. Está al final como una gran cortina de salida. No queríamos tratarla como una foto, porque es una foto que supera su estatus de foto. De hecho, tratamos de alejarnos lo más posible de ella, pero al mismo tiempo, es posible que esta gran exposición no existiera si esta foto no la hubiera hecho, porque de repente, esta foto se convirtió en un símbolo".

Espacio reservado a 'El beso', en la exposición 'Momentos dados'.

Espacio reservado a 'El beso', en la exposición 'Momentos dados'. EFE/EPA

Doisneau contrató al actor Jacques Carteaud y a su amiga, también actriz, Françoise Bornet, para que interpretasen el beso. No los hizo posar, pero los siguió desde la plaza de Madelaine hasta el Ayuntamiento para captar cada vez que se besaban. La foto se publicó en la revista y pasó en Francia bastante inadvertida hasta que en 1990, un publicista pidió permiso a Doisneau y a la agencia Raffo para hacer un póster.

Fue entonces cuando Françoise Bornet le denunció por haber vulnerado su intimidad. Doisneau, que había guardado el recibo del pago que le hizo por hacer de modelo, ganó el juicio, pero cuando llegó la sentencia, él había ya fallecido. "Así que nunca tuvo un buen final para esa historia. Se quedó con la idea de que su beso en el Ayuntamiento, que no le importaba demasiado porque era una foto de pedido a la que no estaba particularmente apegado, fue un gran revés".

Su hija, nos confiesa, se reconcilió con El Beso después de los atentados islamistas de Bataclan de noviembre de 2015. "Los manifestantes colgaron la foto en la Plaza de la República. Me dije, sigue siendo algo extraordinario, esta foto se ha convertido en el símbolo de lo que estamos intentando defender, la libertad de comportamiento, la libertad en las calles, el amor".

Acabamos el recorrido por la exposición. A través del objetivo de Doisneau hemos viajado de los años 30 a principios de los 90. A Francine Deroudille se le nota contenta. Hemos pasado ante varios retratos de su padre. Ataviado con su cámara Leika, sus ojos negros y penetrantes parece que miran a todo aquel que pasa por delante, como si cada uno de nosotros fuésemos retratables. A fin de cuentas, el dijo que “todos llevamos dentro un tesoro del que no somos conscientes, y mi papel es verlo y mostrarlo”.

"Cuando te sumerges en una colección de fotos, vuelves al fotógrafo. Y creo que ahora mismo, cuando hay mucha tensión en el mundo, creo que las fotos de mi padre sientan bien. Creo que esta mirada, que llamamos humanista, benévola hacia los demás, divertida también sobre la vida cotidiana, sobre las cosas más comunes, sienta bien, así que lo que espero es que con esta exposición hagamos bien a mucha gente".