En la misa del cardenal Erdö, papable conservador, entre grupis y turistas: "Igual estamos viendo al próximo papa"
- Erdö pide rezar por el nuevo papa, que deberá guiar a la Iglesia en una "fase dramática de la historia de la humanidad"
- En un día de pausa en las reuniones previas al cónclave, los purpurados ofician misa en varios templos de Roma
Bajo el techo dorado de la iglesia de Santa Francesca Romana, en el Foro de la capital italiana, la llegada de Péter Erdö se asemeja más a la de una estrella del rock que a la de un cardenal. El purpurado húngaro suena en todas las quinielas como futuro papa, y es uno de los principales favoritos del sector conservador.
A solo tres días del inicio de uno de los cónclaves más impredecibles que se recuerdan, los cardenales han tenido un momento de pausa este domingo, en el que no se celebran las congregaciones generales —encuentros previos a la elección papal—. En su lugar, algunos de ellos han acudido a las iglesias de Roma de las que son titulares para oficiar misa.
El origen de esta tradición se remonta a cuando los purpurados eran el clero del papa, obispo de Roma. Siglos después, y aunque provengan de lugares muy alejados, al crearlos cardenales el pontífice les otorga el título simbólico de una parroquia de la ciudad. Este domingo también han dado misa los españoles Cristóbal López Romero y José Cobo, el francés Jean-Marc Aveline —también en varias quinielas— y el estadounidense Timothy Dolan, aunque no lo han hecho otros favoritos como los italianos Pietro Parolin, Matteo Zuppi y Pierbattista Pizzaballa, ni el filipino Luis Antonio Tagle, según recoge La Repubblica.
Los focos estaban puestos en Erdö por su papel de favorito y porque se ha mostrado esquivo con la prensa estos días, aunque tampoco ha atendido a los medios que le esperaban al inicio y al fin de la misa. Muchos, tanto periodistas como curiosos, fieles y turistas, se han agolpado a la entrada del templo románico a capturar su llegada. "Igual estás viendo al próximo papa", le decía un sacerdote a su sobrino.
Estas homilías funcionan también como un escaparate en el que los cardenales muestran sus dotes de comunicación y su visión de la Iglesia ante los fieles, pero también ante sus colegas. De hecho, a Parolin le ha pasado factura la misa que pronunció en recuerdo de Francisco y que dejó fríos a muchos.
Expectación de la prensa ante la iglesia de Santa Francesca Romana antes de la llegada de Erdő Á. CABALLERO
Una "fase dramática de la historia de la humanidad"
El arzobispo de Budapest ha llegado a esta iglesia enclavada en uno de los puntos más turísticos de Roma con un gran séquito, que incluye entre otros chófer, seguridad y una persona para cargar con los hábitos. Aunque al inicio vestía su hábito de cardenal —negro y rojo—, se ha cambiado al de obispo para oficiar la misa, manteniendo, eso sí, el característico birrete rojo de los purpurados.
En un perfecto italiano, el religioso húngaro ha recordado el "momento significativo" que vive la Iglesia, en "sede vacante" —el interregno entre la muerte de un papa y la elección de otro—.
Ha pedido a los fieles rezar "por el cónclave" y "por el nuevo papa, que será elegido por la Iglesia para seguir con su misión en una fase dramática de la historia de la humanidad". "Esta humanidad necesita a Cristo", ha recalcado.
Llegada de Erdő con el hábito de obispo, con una persona cargando el birrete de cardenal detrás Á. CABALLERO
Un cardenal "atento a la tradición"
Entre los fieles de una iglesia abarrotada, se entremezclaban turistas que visitaban los Foros, ajenos a quién daba la misa, peregrinos húngaros presentes en Roma por el Jubileo que se celebra este año y que no se querían perder la intervención de su compatriota, y laicos y religiosos seguidores de Erdö.
A este último grupo pertenece el sacerdote italiano Domingo Ariano. "Yo tifo —apoyo— a Erdö", reconoce, usando el término italiano al que suelen recurrir los más aficionados al fútbol para hablar de sus equipos.
Resalta una frase que ha pronunciado el obispo húngaro citando al compositor Gustav Mahler: "La tradición no es una adoración de las cenizas, sino una custodia del fuego". "Esto lo presenta como un cardenal atento al papel de la tradición, no como un conservador en el sentido político, sino como alguien que quiere traer el fuego del pasado para vivir bien el presente y el futuro", señala.
“Creo que hace falta un hombre como él hoy en la Iglesia, moderado pero que sepa traer la tradición al tiempo de hoy“
Este párroco, que se encuentra en Roma estudiando, resalta la "impresión muy positiva" que le ha causado el cardenal. "Para mí es uno de los más simpáticos, creo que hace falta un hombre como él hoy en la Iglesia, moderado pero que sepa traer la tradición al tiempo de hoy", ha destacado.
"Si es elegido papa, esta homilía será para recordar", asegura, casi emocionado. Ariano, acompañado de su hermana, ha llevado a su sobrino para ser bendecido por Erdö desde el coche.
El séquito del cardenal carga con distintos hábitos Á. CABALLERO
Hungría confía en tener su primer papa
Entre el nutrido grupo de fieles húngaros se encontraba Gyongyver, quien ha residido 40 años en Roma siguiendo muy de cerca lo que ocurre en el Vaticano. "Tengo mucha esperanza en que sea elegido", confiesa. "Creo que sería muy buena opción, es una persona muy conocida en el Vaticano y en el mundo".
Cree que no es correcto atribuir las etiquetas de progresista y conservador en la Iglesia y añade que se enfrenta a "un momento difícil" en este cónclave. Otros de sus compatriotas presentes en la misa también comparten este apoyo a Erdö, una personalidad popular en el país, y que sería el primer papa húngaro de ser elegido.
Más allá de sus defensores, hay fieles que han recalado aquí por casualidad, mientras hacían turismo en Roma. "¿Cómo se llama entonces?", inquiere a este periodista una turista mexicana en respuesta a nuestra pregunta sobre su presencia en la misa. "Tiene cara de papa", apunta su marido.
Todo abierto a solo tres días del cónclave
Erdö es el único de los cardenales favoritos nombrado por Juan Pablo II —solo hay cinco creados por él entre los 133 electores—. A sus 72 años, representa el ala moderada del sector conservador. Se ha opuesto firmemente al fin del celibato sacerdotal y a las uniones homosexuales, aunque ha evitado confrontaciones con Francisco. De él se distanció durante la crisis migratoria al rechazar la acogida de refugiados, y es cercano al Gobierno de Viktor Orbán.
Medios italianos como La Stampa apuntaban a la posibilidad de que fuera elegido secretario de Estado —algo así como primer ministro del Vaticano— bajo un papado de Parolin, secretario de Estado con Francisco y más cercano al sector aperturista.
Esta sería una fórmula de consenso para un cónclave completamente abierto. Las señales que llegan al exterior de las reuniones secretas de los cardenales muestran que no hay claros favoritos, ni en la corriente más tradicional ni en la reformista.
Muchos de ellos han señalado que necesitan todavía más tiempo. Por ello, el lunes se celebrará una doble sesión de las congregaciones generales: tratan así de llegar al cónclave, que comienza el miércoles 7 de mayo, con una lista reducida de nombres y evitar que se eternice la designación del sucesor de San Pedro.
Última misa en recuerdo de Francisco
También este domingo se ha celebrado en la Basílica de San Pedro la última de las nueve misas dedicadas al papa Francisco, conocidas como los novendiales. El encargado de oficiarla ha sido el protodiácono del Colegio Cardenalicio, Dominique Mamberti, que será también el encargado de pronunciar el famoso "Habemus papam" en el balcón de este templo el día que se elija el papa.
Ante una basílica a rebosar, Mamberti ha recordado que estuvo junto a Francisco el Domingo de Pascua, su último día con vida, y allí fue testigo de su sufrimiento, pero sobre todo de su "valentía y determinación para servir al Pueblo de Dios hasta el final".
Frente a él han estado los cardenales que elegirán al nuevo pontífice, en su único encuentro oficial del día, ya que no ha habido congregaciones. Fuera de la agenda, eso sí, siguen las reuniones informales en restaurantes y cafés del Borgo, el barrio que rodea el Vaticano. Unas reuniones que pueden ser clave para desbloquear este complejo cónclave.