Badia del Vallès: la ciudad que se hizo a sí misma
- La ciudad dormitorio cumple 50 años rememorando sus inicios: una urbanización de rascacielos sin apenas servicios
- Los vecinos exigen el desamiantado y residencias para los mayores
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Badia del Vallès nació con el nombre de Ciutat Badia hace 50 años: un barrio compartido entre Cerdanyola y Barberà del Vallès, apenas a 20 minutos de Barcelona. Hoy sus vecinos están de aniversario. Pero llegar hasta aquí no ha sido fácil.
Lo que se concibió, por parte del Ministerio de la Vivienda, en la última época franquista, como una ciudad dormitorio para funcionarios, se inauguró con muchas carencias: era una urbanización de rascacielos con más de 5.000 viviendas y familias, pero con apenas servicios.
Bloques en Ciutat Badia 1 Archivo
En 1994 cambió de nombre, y consiguió convertirse en un municipio independiente, con su Ayuntamiento propio. Una exigencia de los vecinos que veían cómo las ciudades de las que dependían, se olvidaban de ellos. Así comenzó todo: los barrenderos no barrían sus calles. Así que los vecinos, escoba en mano, salieron a barrer. Esa fue una de las cientos de luchas que iniciaron: porque sus ciudadanos tuvieron que reclamar en las calles todo aquello que consideraron indispensable para poder tener una vida digna: escuelas, ambulatorios, transporte o tiendas.
Lucha vecinal en Ciutat Badia Repor
En los años 80, igual que en otros suburbios metropolitanos, la droga golpeó fuerte. Eso, y el origen obrero e inmigrante de la mayoría de sus vecinos, fue el caldo de cultivo ideal para que a aquél suburbio de la corona metropolitana le cayese encima una mala fama que persigue a sus vecinos todavía hoy, allá donde van. Por ese motivo, en parte, hay gente joven que se va de la ciudad. No en vano, algunos vecinos reconocen que se han sentido discriminados al decir en qué ciudad viven.
Protección oficial y pisos “de patada”
Todos los pisos eran de protección oficial y se concedieron a trabajadores con familia, en muchos casos, familia numerosa, de Correos, Renfe, policías, guardia civiles y también a obreros. En su mayoría ciudadanos de toda España que se habían trasladado a Barcelona para encontrar un trabajo y una vida mejor, y que vivían en barrios obreros de la capital catalana o en ciudades de alrededor, en no muy buenas condiciones. Por eso, un piso de 80m², exterior, de tres habitaciones, a 30 minutos de Barcelona, les hizo ilusionarse con la oportunidad de una vida nueva.
Es el caso de Isabel y Juan, que criaron aquí a sus hijos. Él fue uno de los que más lucharon por conseguir poner en marcha el equipo de fútbol de la ciudad, del que, con el tiempo, saldrían jugadores tan conocidos como Carlos y Sergio Busquets. Ella hoy forma parte de la junta que organiza las actividades para los más mayores. Isabel reconoce que la entrega de pisos no fue del todo limpia.
Juan Vallès e Isabel Castro Repor
Aunque estaban destinados a familias trabajadoras con hijos y necesidad habitacional, no se respetó ese principio en todos los casos. “Daban pisos a gente que no lo necesitaba”, porque ya tenían algún piso en otro lugar, y utilizaban el de Badia como segunda residencia. O se concedían algunos a funcionarios que nunca vinieron a vivir aquí.
Por eso, muchos de los que se habían quedado sin vivienda optaron por “dar la patada”. De esa forma, algunas personas acabaron ocupando pisos vacíos, con el tiempo los solicitaron para sí, y finalmente, los consiguieron en propiedad.
Bajo la sombra del amianto
Pero lo cierto es que las viviendas se habían construído de forma rápida, y utilizando materiales, como el amianto, que medio siglo después, suponen un grave problema. Por eso, la ciudad ha iniciado un proceso de desamiantado global. Quieren convertirse en la primera ciudad europea libre de amianto. Pero los tiempos son los que son, y la burocracia lo enlentece todo.
Bloques altos en Badia del Vallès con tejado de amianto. Repor
El gobierno de Pere Aragonés concedió 4 millones y medio de euros para llevar a cabo el proceso, pero el Ayuntamiento, con pocos recursos, ha tenido que pedir paciencia a los vecinos varias veces hasta dar con la mejor estrategia para desamiantar la ciudad.
Galerías y tubos de evacuación de humos. Repor
El amianto es un producto compuesto por unas microfibras que, al quedar suspendidas en el aire como consecuencia de roturas o desgaste, pueden inhalarse. Y a la larga, hasta 50 años después, pueden provocar enfermedades graves e incluso la muerte.
El técnico especialista en amianto José Barrios, nos explicó que se utilizaba este material porque era más barato y porque facilitaba una construcción más rápida. Pero que tenía que tenerse en cuenta la vida útil de los distintos elementos y que, ahora, pasados 50 años, la mezcla de microcemento con amianto ha comenzado a perder consistencia, y las partículas de microfibras, poco a poco, pueden ir pasando al aire, poniendo en peligro la salud de las personas.
“El conglomerado que había entre cemento y amianto se está perdiendo y está haciendo emisión de fibras“
"El conglomerado que había entre cemento y amianto se está perdiendo y está haciendo emisión de fibras", asegura Barrios. A lo que añade que, además de retirar los elementos exteriores que se ven a simple vista, también habría que hacer un estudio del interior de los edificios, donde, en muchas ocasiones hay más elementos que contienen amianto, que no siempre resultan evidentes.
Chimeneas, tubos de evacuación de humos y galerías. Repor
Por eso, cuando comienzan a deteriorarse los elementos que componen el amianto, es primordial eliminarlos. Aunque para llevar a cabo estas actuaciones, se requieren medidas de seguridad excepcionales para garantizar la seguridad de los trabajadores. Algo que, lógicamente, ralentiza el proceso.
Mercado libre
En un primer momento, todas las viviendas fueron concebidas como pisos de protección oficial durante sus primeros 50 años. Esto obligaba, por un lado, a que aquellos que compraran los inmuebles no tuviesen una capacidad adquisitiva alta, y por el otro, evitaba que se especulase con las viviendas. No podían venderse ni alquilarse por un precio fijado por el mercado, sino que debía tenerse en cuenta siempre el precio fijado por la administración y la capacidad económica de los compradores.
Avenida Burgos en Badia del Vallès. Repor
Al pasar del tiempo, la protección oficial ha ido desapareciendo, y son pocos los pisos que quedan por liberalizarse. Se calcula que a finales de 2025, todo el parque inmobiliario de Badia ya formará parte del mercado libre. Por un lado, eso podría comportar un incremento de los precios tanto en los alquileres como en la compra y venta, y a la vez, podría suponer que apareciesen inversores interesados en la especulación inmobiliaria.
La gente se va
En origen, la mayoría de los vecinos de Badia eran familias numerosas. Hoy, los padres siguen viviendo allí, pero los hijos se han ido. No hay oferta de pisos en la ciudad, así que han tenido que buscar vivienda fuera. Además, no hay trabajo, no hay industria, y hay pocos servicios, por lo que la ciudad no se hace del todo atractiva para las nuevas generaciones. Y esa fama de la que hablábamos, tampoco acompaña.
Alcalde de Badia del Vallès, Josep Martínez Valencia, junto a un mapa aéreo de la ciudad. Repor
En pleno cinturón metropolitano, todas estas circunstancias hacen que Badia del Vallès pierda población. Tal y como nos comenta el alcalde, Josep Martínez Vallès, la ciudad es un kilómetro cuadrado que limita con la autopista, con el tren, y con el aeródromo de Sabadell. Por eso no puede crecer, y lo único que pueden hacer es mejorar su imagen y su entorno para hacerla más atractiva.
Cada vez más mayores, los primeros pobladores se reúnen en el Casal d’Avis (centro de mayores) y se apuntan a las varias actividades que allí se ofrecen: jugar a cartas, a dominó, bailar, talleres y, como no, la petanca.
Aquí ha ejercido de árbitro durante mucho tiempo Adolfo Márquez, un ferroviario jubilado aficionado a la magia. Él nos enseña que en Badia, además del cemento de los edificios, hay muchos parques, y cosas muy positivas, como grandes avenidas con aceras para que las personas puedan pasear sin miedo a que las atropellen.
Adolfo Márquez, ferroviario jubilado que enseñó sus primeros trucos al Mago Pop. Repor
A Márquez, como le llaman todos, le gusta su ciudad. Y después de preguntarle si ve algo de magia en el cambio que ha sufrido la ciudad en estos 50 años, afirma: "Sí. Badia tiene magia". Todo el mundo lo conoce en la ciudad, porque él fue quien enseñó a dar los primeros pasos en el mundo de la magia a Antonio Díaz, conocido internacionalmente como el Mago Pop. Márquez se siente orgulloso de que aquél pequeño Antonio hoy haya llegado tan lejos.
Orgullo badiense
Los badienses sienten orgullo. Orgullo de clase, y orgullo de ciudad. Rafael Álvarez Díaz, nos enseña orgulloso la carta con la que el Ministerio de la Vivienda le comunicó que le habían adjudicado el piso que compartió con su esposa hasta que ella falleció, hace poco.
Carta original de concesión de la vivienda oficial en la que entonces era Ciudad Badía. Repor
Durante todos estos años ha reclamado ascensor, cementerio o que pusieran barreras acústicas para evitar el ruido de la autopista. Le preguntamos si se lleva en la sangre, aquí, en Badia, esto de luchar. "Sí. Porque lo he mamao. De mi padre, de mi madre. He tenido que luchar por mis 12 hermanos. Soy un republicano que ha luchado por sus vecinos y que sigo luchando hasta que no esté enterrado", asegura. Cree que los jóvenes no comparten esos ideales: "Hemos pasado de una época en la que no hemos tenido nada, a que se les de todo. Es una pena, no valoran nada".
Rafael Álvarez Díaz, vecino de Badia del Vallès, durante la entrevista. Repor
“Yo salgo a pasear por la noche y nunca me ha pasado nada“
Pero, para ser justos, muchos niños son plenamente conscientes del esfuerzo de sus abuelos. Como Rocío, que nos lo cuenta con una claridad meridiana: "Los mayores tuvieron que luchar para conseguir que hubiese médico, colegios y tiendas, porque si no, aquí, no habría nada".
Niñas en una reunión del Consell d'Infants. Repor
A algunos de los mayores, les resulta doloroso que, a medida que crecen, los hijos se vayan de la ciudad porque se dejen influenciar por una mala fama en cuyo origen hay una clara discriminación clasista. Muchos reconocen que han tenido malas experiencias al decir dónde vivían. Siempre les han hecho de menos por el simple hecho de ser de Badia. Y no lo entienden. "Yo salgo a pasear por la noche y nunca me ha pasado nada", nos dice una vecina. Los más pequeños consideran que lo mejor que tiene su ciudad es que todos se conocen. Y lo peor: que es pequeña y que le faltan cosas.
¡Jóvenes, despierten!
Badia del Vallès ha ido disminuyendo, año tras año, convirtiéndose en la única ciudad del entorno metropolitano que pierde población. Durante un tiempo, han desaparecido de las calles, según nos dicen los vecinos mayores. No salen a reclamar lo que necesitan. Algunos han tomado la iniciativa y han creado el Espacio Fénix, un lugar común donde reunirse y hablar de lo que les preocupa. Pero incluso ellos reconocen que cuesta mucho que los adolescentes se organicen.
Niños en una reunión del Consell d'Infants. Repor
Sin embargo, en el Ayuntamiento un grupo de niños se reúne varias veces al mes para hablar con el alcalde y algunos regidores. Llevan una lista trabajada con las cosas que consideran que tiene que mejorar la ciudad. Es el Consell dels infants, un grupo de menores escogidos en los colegios de la ciudad para representar el sentir de los más pequeños. Quieren más caramelos de fresa en las carrozas de Navidad, y más atracciones para los adolescentes.
Pancarta en un balcón de Badia del Vallès reclamando una residencia para ancianos. Repor
“Además de pensar en nosotros, pensamos en toda la gente de Badia“
Pero también exigen una residencia de ancianos, fuentes en la plaza y mejorar la accesibilidad en algunos puntos de la urbe. "Además de pensar en nosotros, pensamos en toda la gente de Badia", nos dice Raúl, un jovencito resuelto y vivaz. A su lado, Yael pide a su alcalde que la ciudad participe en el Gran Prix. Pero es difícil, porque la población es superior a lo que exigen las normas del concurso.
Diferentes tipos de bloques en Badia del Vallès. Repor
El alcalde recalca con orgullo que estos niños, como él en su día, tienen en su ADN la lucha por mejorar su ciudad. A la vez, insiste en que es bueno para todos que aprendan que la unión entre los vecinos es la mejor manera para conseguir aquello que necesitan.