Servicios sociales, ¿en riesgo por la subcontratación?
- El asesinato de una educadora social pone el foco en la precariedad
- Es un sector muy feminizado, sin continuidad y con salarios bajos


*Objetivo Igualdad se emite los domingos a las 15:50 h en el Canal 24 horas y después en RTVE Play.
Laura Honrubia es educadora social y trabaja en un centro de menores. Cuenta que su trabajo es complejo, porque los chicos y chicas, llegan con ”historias muy, muy complicadas de vida”, porque han sufrido, en muchas ocasiones, “abusos y maltrato”. También destaca que en la mayoría de las ocasiones los centros están desbordados, porque hay más menores que plazas, y eso les enfrenta a “situaciones delicadas, a veces con mucha hostilidad, y violencia”.
“Yo soy sanitaria, aunque ejerzo dentro del área social”
Son problemas que se repiten por toda la geografía española y que se vuelven especialmente delicados cuando hablamos de la atención a víctimas de violencia de género y menores en tutela. El programa Objetivo Igualdad ha hablado con profesionales que trabajan directamente en estos servicios, así como con representantes de las empresas especializadas y de una de las profesiones más afectadas, la educación social, para acercarnos a las causas de los problemas que se encuentran en el día a día.
Violeta Varela es psicóloga en un punto de violencia de género. Vive a diario situaciones muy intensas emocionalmente. Explica que las mujeres “llegan desconectadas de la vida por el trauma complejo y por el daño sufrido. Vienen como muertas psíquicamente” y su trabajo consiste en “reconstruir la conexión consigo mismas”, para empezar. Varela lamenta la diferencia de trato porque, teniendo “la titulación necesaria como psicóloga general sanitaria” sin embargo, no tiene el reconocimiento de otros sanitarios que salvan vidas físicamente. Sin embargo, asegura: “Nosotras la salvamos psíquicamente”. De hecho, pese a sus 30 años de experiencia, está contratada por una subcontrata de la Administración, y no llega a fin de mes, así que a su vez trabaja como autónoma en el centro “El Fruto”.
“Hacen falta más personas y más seguridad”
Varela también ha vivido situaciones extremas, de riesgo, como otras compañeras, cuando los maltratadores llegan a acosarlas y agredirlas. Una situación que se da porque no hay suficiente seguridad.
Es una queja unánime, la de la seguridad, en todos los servicios sociales. Algo que se ha puesto en evidencia, tras el asesinato de Belén Castuera, una educadora social en Badajoz, en el piso tutelado donde trabajaba. Murió a manos, presuntamente, de unos menores españoles.
“La falta de seguridad no es solo poner más vigilantes, o más fuerzas de seguridad. Hace falta sobre todo estar más personas en el servicio“
Lourdes Menacho, presidenta del Consejo General de Colegio de Educadoras y Educadores Sociales, matiza: “La falta de seguridad no es solo poner más vigilantes, o más fuerzas de seguridad. Hace falta sobre todo estar más personas en el servicio”, porque así, explica, se pueden atajar situaciones difíciles. También aboga porque se actúe más rápido y haya cámaras de vigilancia.
La psicóloga destaca que “este asesinato forma parte de la precarización” y que “poco pasa, para las condiciones en las que se trabaja”. Para mejorar esas condiciones, relata Menacho: “Hace falta más inversión para poder hacer un trabajo educativo de más calidad”, una inversión que, insiste, no debe ser “solo en el sueldo, si no también, en más personas contratadas”.
“Mejores condiciones en la contratación pública que privada”
Además, destaca Honrubia, educadora social del centro de menores, que la tendencia es a peor: “Las condiciones en la administración pública son mucho mejores que en la contratación privada. [...] La precariedad de la privada es cada vez mayor”.
mercedes González, presidenta ANESOC, patronal empresas de servicios sociales y de ocio, y Laura Honrubia, educadora social en centro de menores Talia Martínez de Marañón
Mercedes González, es la presidenta de la patronal, la Asociación de Empresas Socioculturales (Anesoc). Es educadora social, y fundó con Asteria Nuñez, una compañera psicóloga, la empresa Servicios Sociales Profesionales, S.A. en 1994. Explica que hay dos tipos de empresas, “las que reciben subvenciones” y las que, como la suya, “contratan directamente con las administraciones”. Afirma que la situación ha cambiado mucho en estos 30 años, porque ahora las administraciones: “Puntúan con un 70%, la bajada de precios en todo el proyecto, y solo con un 30% el aspecto técnico”. Eso implica que al final le dan el proyecto a las empresas que abaratan más los precios y eso influye directamente, subraya: “En la calidad del servicio, porque la única manera de abaratar en este sector es bajar salarios, no contratar a todo el personal necesario o contratar a personas con una cualificación más baja”. Destaca que han entrado en lo social, empresas a las que califica directamente de “piratas”, y que hace falta “un mayor control y especialización”.
“La única manera de abaratar en este sector es bajar salarios, no contratar a todo el personal necesario o contratar a personas con una cualificación más baja“
Menacho, presidenta del consejo de colegios de educadores sociales, habla de empresas participadas por fondos buitre: “Lo mismo hacen limpieza, que hacen intervención socioeducativa o construyen un centro de internamiento de menores o también gestionan el centro”. Denuncia que es como “si fueran un supermercado” y que deberían “acreditar su trayectoria y experiencia en los servicios sociales, en concreto”.
“Es un sector feminizado, peor valorado”
Todas destacan que es un sector feminizado, con mucha precariedad laboral. Más del 80% son mujeres porque es un sector, inciden, “de cuidados”. "Las profesiones feminizadas están peor valoradas”, destaca Menacho, y “los sueldos de las profesiones de los cuidados están peor valorados también”. Es, considera la presidenta de los educadores sociales, “porque hay una estructura patriarcal que cede el cuidado”. Y piensa que: “Si empezaran a entrar más hombres, las condiciones mejorarían".
González, presidenta de Anesoc, cuenta que, además: “Es un sector invisibilizado, porque no se quiere ver a las personas con las que trabajamos”, porque se considera la intervención social con un concepto ya marginal de por sí, pero debería plantearse en la creencia en la igualdad de oportunidades para todos en esta sociedad.