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Los refugiados ucranianos rehacen sus vidas en España

  • Dos años después del inicio de la Guerra, más de 200.000 ucranianos han solicitado refugio en España
  • En el pueblo de Andorra, en Teruel, conviven más de un centenar de estos desplazados 
  • El domingo, a las 22:30 horas, en el Canal 24 horas y en RTVE Play

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Ucranianos en Andorra, Teruel
Ucranianos en Andorra, Teruel Carlos Enrique Carrasco

Manifestándose en la plaza del ayuntamiento de Andorra, en Teruel, hay un centenar de ucranianos que lleva más de un año viviendo en el pueblo. Conmemoran el segundo aniversario de la guerra contra Rusia, rezan por sus muertos y agradecen haber podido refugiarse en España para salvar sus vidas…

“Claro que yo tener miedo al venir aquí. No saber si era mafia, que quería quitar corazón y otras cosas de dentro mío, u otra cosa…”, confiesa Viktoria en el rudo español que ha aprendido en los escasos meses que lleva aquí. En su mayoría son mujeres y niños, puesto que los hombres tienen muy difícil salir de Ucrania al estar movilizado en la reserva militar todo el personal masculino.

"Dimitri no poder salir. Él estar contento porque nosotros estar a salvo… Pero él querría estar aquí", solloza Oksana con sus dos hijos al cortar la videollamada que diariamente hace con su marido. Nunca desconectan del conflicto porque todos han dejado atrás maridos, padres, hermanos y madre. “Cada día lo primero es preguntar si seguir vivo…”, nos confiesa con un nudo en la garganta, que se nos contagia rápidamente…

Andorra, pueblo de acogida

Andorra es un municipio turolense conocido por su carbón y por una central térmica que cerró hace unos años provocando el éxodo de miles de sus habitantes. Forestalia, empresa de energías renovables, tiene varios proyectos para reactivar la zona y pensó que ofrecer a los refugiados ucranianos un trabajo y un futuro podría resultar muy atractivo. Y se mataban dos pájaros de un tiro: “Sacábamos a los ucranianos del conflicto, los traíamos a España y además les dábamos trabajo y repoblábamos el pueblo”, confiesa José Luis Tolosana, portavoz de Forestalia.

Se adjudicaron los proyectos de renovables a otras empresas y ahora no hemos podido colocar a todos los ucranianos

"Pero el tema se torció porque se adjudicaron los proyectos de renovables a otras empresas y ahora no hemos podido colocar a todos los ucranianos, aunque seguimos con nuestro compromiso y pagamos vivienda, alimentación, documentos y dinero en el bolsillo…”, remarca Tolosana.

Casi todos los ucranianos viven en un mismo bloque de apartamentos propiedad de Forestalia, y miran de pasar el tiempo como pueden, y adaptarse a España lo mejor que saben.

Aprender castellano, clave para su integración

Tenemos que estudiar, aprender y vivir, porque a Ucrania no vamos a volver… No queda nada

Hablar castellano es, sin duda, uno de los grandes obstáculos para su integración, y los ucranianos acuden a clase dos veces por semana, aunque como casi siempre los que más se espabilan son los jóvenes. "Tenemos una profe que nos ayuda mucho, los amigos de la peña también nos ayudan… Tenemos que estudiar, aprender y vivir, porque a Ucrania no vamos a volver… No queda nada físicamente en nuestros pueblos… Todo está destruido", explica Alexander.

Otros, más allá del idioma, han aprendido rápido a apreciar y valorar nuestras costumbres, como Yanna, que escapó junto a Miron, su hijo recién nacido: “A mí gustar siesta. Mi niño hacer siesta y yo también. A mí gustar ser española de verdad”, arrancándonos una carcajada a los allí presentes. "En Ucrania lo teníamos todo: trabajo, casa, coche, buena vida… Y en un momento, zas, no tener nada… Yo voy a aprovechar para construir nueva vida aquí con mi hijo, para no volver", cuenta en un tono mucho más serio.

Trabajar es la otra gran prioridad

Algunos ya han tenido la suerte de colocarse laboralmente, ya sea en la hostelería o en la construcción, aunque no está siendo un proceso fácil. "Yo era profesora de matemáticas para niños… Y aquí estar pintando pisos", cuenta Svetlana enfundada en mono de trabajo y pertrechada con rodillo y pintura. “No ser trabajo de mi vida, pero yo sentirme bien, trabajando por mí y mis hijos…”; si bien es cierto que hay otros que no se adaptan tan fácilmente, como Ola. "Yo era traductora de inglés y ejecutiva de cuentas en una gran empresa, con contactos en el extranjero… Y aquí no hay nada de eso… Es un pueblo muy pequeño", nos comenta con resignación… “Veremos a ver qué hacer en un futuro”.

Encantados con España

En todo caso, y a pesar de las dificultades, la gran mayoría de refugiados ucranianos que llegaron a Andorra siguen en el pueblo. Han encontrado ayuda, manutención, integración de los niños en la escuela y en los clubes deportivos, e incluso se han hecho parejas.

 "Los españoles son muy amables, se preocupan por nosotros, tienen alegría… Y mis palabras favoritas aquí son…tranquila, no te preocupes, mañana se arregla todo…" sonríe Katerina, una joven madre que ha conocido a un chico soltero del pueblo… Y nos confiesa: “Aquí algunos ya nos conocen como Ucramaños”.