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Agrovoltaica: cuando la energía solar y los cultivos se complementan en lugar de competir

  • La integración de paneles y agricultura permite reducir el impacto paisajístico y aumentar beneficios, según sus defensores
  • Los primeros proyectos piloto arrojan resultados prometedores, pero hay vacíos legales y reticencias en el campo

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El proyecto Winesolar, en Toledo, combina viñedos y paneles solares
El proyecto Winesolar, en Toledo, combina viñedos y paneles solares CEDIDA

Miguel Tejerina recorre las filas de viñedos de la finca que cultiva a orillas del Tajo bajo un sol de justicia a pesar de ser solo marzo. El único refugio en kilómetros a la redonda es el de la sombra que dan unas placas solares situadas estratégicamente entre hileras para reducir la irradiación solar sobre las cepas. Así, durante “el verano duro y seco” manchego, como explica este agrónomo, “las plantas sufrirán menos”, lo que podría permitir aumentar su producción, al mismo tiempo que se genera energía limpia.

Su proyecto en Toledo, Winesolar, es uno de los pioneros en España de agrovoltaica, la novedosa combinación de agricultura y energía fotovoltaica. El gran despliegue de las renovables en los últimos años en nuestro país, que en 2023 ya generaron la mitad de la electricidad en nuestro país, ha venido acompañado de una creciente oposición en parte del mundo rural, donde la instalación de plantas solares se ve como una amenaza para el medio de vida de los agricultores. La película Alcarràs, de 2022, refleja lo sensible que es esta cuestión para una agricultura en crisis.

Por ello, con el impulso de la agrovoltaica, el sector pretende demostrar que estos dos mundos, lejos de estar opuestos, pueden ser un matrimonio bien avenido. “Agricultura contra energía fotovoltaica es una falsa dicotomía. La fotovoltaica no es un problema para el mundo rural, es una oportunidad”, según ha explicado el director general de la Unión Nacional de Energía Fotovoltaica (UNEF), José Donoso, durante unas jornadas sobre la agrovoltaica celebradas en Toledo esta semana.

Agricultura contra energía fotovoltaica es una falsa dicotomía. La fotovoltaica no es un problema para el mundo rural, es una oportunidad

Donoso ha destacado que un campesino que puede pasar de cobrar 300 o 400 € por hectárea por una explotación de secano a obtener una rentabilidad de entre 1500 y 2.000 €. “Con la agrovoltaica va a poder seguir haciendo su misma actividad, pero además va a recibir estas rentas”, ha señalado.

"Agricultura y fotovoltaica comparten un recurso y no compiten por él"

Con unos veranos cada vez más largos e intensos en la España seca, zona cero de la crisis climática, la instalación de paneles solares puede servir para generar electricidad con “el exceso de radiación que no usan las plantas”, según el profesor Ingeniería de la Universidad de Jaén y experto en renovables Pedro Pérez Higueras. “Agricultura y fotovoltaica se van a llevar muy bien porque van a compartir un recurso y no competir por él”, señala, y además cita otras ventajas como el ahorro de agua, ya que al bajar la temperatura del suelo se reduce la evaporación.

En la misma línea se expresa José María Delgado, profesor de Física en la Universidad de Sevilla y también especialista en fotovoltaica, quien señala que a la hora de hablar de agrovoltaica, “uno más uno es más que dos”, ya que la combinación de dos actividades en el mismo terreno permite aumentar la rentabilidad y proporcionar una “fuente doble de ingresos”.

Paneles solares y viñedos en el proyecto Winesolar, en Toledo

Paneles solares y viñedos en el proyecto Winesolar, en Toledo

Pero más allá del beneficio económico, destaca que “la principal ventaja es poder compatibilizar dos trabajos, lo que siempre se ha hecho en el campo con algo nuevo, y generar electricidad renovable sin tanto impacto” paisajístico. Esta afección visual es en muchos casos la que ha provocado la oposición de agricultores y vecinos en zonas rurales, por lo que integrar ambos mundos contrarrestaría esta “mala imagen” creada en los últimos años. 

En esta línea van también las conclusiones del primer informe sobre agrovoltaica presentado por UNEF, la patronal fotovoltaica, en dichas jornadas en Toledo. Este análisis muestra que la coexistencia entre energía solar y agricultura podría permitir un aumento del 30% en el valor económico de la tierra y un incremento de entre el 60% y 70% en la productividad total. 

Pérez Higueras, por su parte, ha citado el potencial de integrar las placas solares en un cultivo emblemático en España como es el olivo. Según un estudio científico publicado el año pasado, si el 1% de las hectáreas dedicadas al olivar se transformaran en agrovoltaicas, se sumarían 9,7 GW, lo que aumentaría la capacidad instalada de energía fotovoltaica en un 46%.

El "vacío legal", barrera para el despliegue de la agrovoltaica

A pesar de estos prometedores horizontes, lo cierto es que esta tecnología todavía está en una fase muy primigenia, “como la fotovoltaica hace 25 años”, según lo ha descrito Pérez Higueras. Hay investigación, pero solo un puñado de casos prácticos. 

Para Delgado, una de las principales limitaciones es el "vacío legal" a nivel europeo, que ”no hay una definición clara de cómo la PAC puede afectar a estos proyectos”. Los agricultores que reciben ayudas de la Política Agraria Común de la Unión Europea, explica, no quieren asumir el “riesgo” de combinar sus cultivos con instalaciones solares por miedo a perder estas subvenciones, más aún en un momento de crisis del sector que ha provocado numerosas protestas y tractoradas en las últimas semanas.

Por ello, expertos y promotores solares abogan por “explicar bien las cosas al agricultor”, como asegura el experto de la Universidad de Sevilla. En el sector del campo todavía se mira con recelo un modelo con pocos resultados concluyentes hasta el momento. “Hace falta mucha más divulgación y explicar los beneficios que pueden surgir, porque a nivel de experiencias piloto se han probado muchísimos”.

Planta Winesolar, en Toledo

Planta Winesolar, en Toledo

Paneles móviles regulados con inteligencia artificial

En estos proyectos se han ensayado distintos tipos de instalación de módulos solares. En algunos hay paneles semitransparentes sobre las plantas para permitir la llegada de parte de la luz a los cultivos, y en otros se sitúan entre medias, como ocurre en Winesolar.

Este proyecto en el municipio de Guadamur, que ha contado con la colaboración de Iberdrola, echó a andar hace dos años en unos viñedos de las empresas González Byass y Grupo Emperador destinados a la producción de brandy. Se instalaron unos sensores que, mediante un algoritmo de inteligencia artificial, calcula la posición óptima de los módulos solares y así va regulando la sombra que reciben las vides a lo largo del día.

Por ahora los resultados son preliminares, pero se ha encontrado que “el peso de las bayas y el grado alcohólico durante toda la maduración” era mayor entre las cepas sombreadas por las placas que en aquellas expuestas completamente al sol, según Miguel Tejerina, el responsable del cultivo. Concretamente, las uvas tenían un tamaño de entre un 10% y un 15% mayor y un 20% más de alcohol, algo especialmente beneficioso para una bodega dedicada a la producción de un aguardiente como el brandy. 

En esta finca de Toledo ya notan los efectos del calentamiento global. La brotación de la vid se ha ido adelantando, a medida que las primaveras se van haciendo más calurosas, de mediados de abril a finales de marzo, según relata Tejerina, mientras que en buena parte de España la vendimia ya se adelanta a agosto o incluso a julio en el caso de Jerez. Introducir aquí paneles solares no solo protege a las plantas de un sol cada vez más implacable, explican los defensores de la agrovoltaica, sino que permite generar la electricidad que, a largo plazo, es fundamental para frenar la crisis climática.