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Xavier Legrand, el cineasta del horror realista: "Desplazamos la realidad a lo espectacular para aceptarla"

  • RTVE.es entrevista al director francés, que estrena El sucesor tras triunfar con Custodia compartida 
Xavier Legrand, en el pasado Festival de San Sebastián
ESTEBAN RAMÓN

Dice Xavier Legrand que le apetece probar con la comedia y es difícil saber si el comentario en sí mismo es una ironía o expresa el deseo de dar un golpe de timón. Con su ópera prima, Custodia compartida, impactó con un aparente drama judicial sobre divorcio y malos tratos cuyo suspense derivaba en terror. Y su estilo continúa en El sucesor, su nueva película que llega a las salas tras estrenarse en el pasado Festival de San Sebastián.

El sucesor vuelve a partir de una situación fuerte, pero cotidiana: un hombre recibe la noticia de que su padre, con el que ha perdido contacto, ha fallecido. El hijo (Marc-André Grondin) es un importante diseñador en París y no tiene interés ni en una posible herencia, pero tiene que viajar a Canadá para gestionar al menos el papeleo.

Lo que parece una trama de duelo y quizá reconciliación post morten con su pasado, gira de golpe cuando descubre un secreto espeluznante en la casa familiar. Legrand partió de una novela (L'Ascendant, de Alexandre Postel) para llevársela a su terreno: “Necesitaba aportarle muchos símbolos. Convertí al protagonista en alguien con mucho estatus, y quería que fuese una especia de tránsfuga cultural, alguien que básicamente se ha apartado de su pasado y ha puesto un océano de distancia”, explica el cineasta.

El ‘toque Legrand’ estalla en el sótano de su padre, escenario típico del género de terror que el francés quiere subvertir. “En la película utilizo muchos códigos para darles la vuelta y desplazar al espectador. El plano de bajada de las escaleras es algo que has visto en 40 películas, en Hitchcock, en Misery, pero aquí la primera vez no pasa nada, solo va a buscar la lavadora. Es la brutalidad del realismo: nos golpea y nos parece increíble porque estamos acostumbrados a lo espectacular”.

Dentro de ese código realista, Legrand considera que sus personajes son torpes en las situaciones violentas como lo sería cualquiera. “Había que instalar al espectador en un universo para que la revelación de lo abominable e innombrable lo haga bascular por completo. Y también hay que tomarse tiempo para quedarse alelado como el personaje: que la experiencia para el espectador sea física”, añade sobre la morosidad de la acción en su cine.

La crítica al patriarcado une a sus dos películas, si bien Custodia compartida se centraba en la violencia contra la mujer y esta –dice Legrand— en la violencia sobre el hombre. “La reacción del patriarcado me preocupa porque hay un regreso a valores polvorientos, una especia de voluntad de mantener el poder sobre los cuerpos femeninos. Lo dramático es que hay jóvenes que piensan que hombres y mujeres no son iguales”, lamenta. “Lo malo son los hombres que no toman la palabra: hay una especia de solidaridad masculina para conservar la virilidad”.

El sucesor es una película trágica en su sentido más puro y griego. “En la vida se dice que ‘si quieres, puedes’, y el destino del héroe trágico es que querer no significa poder. Como Edipo, va hacia a la tragedia, que es el acceso a la catarsis para que el espectador sienta miedo y compasión”.