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'Maestro': un arriesgado homenaje de Bradley Cooper a Leonard Bernstein, el genio que lo quería todo

  • Cooper, director y protagonista, lleva al extremo su mimetización con el compositor de West Side Story
  • El filme retrata con elegancia su complejo matrimonio, marcado por la bisexualidad del músico

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Carey Mulligan y Bradley Cooper en 'Maestro'
Carey Mulligan y Bradley Cooper en 'Maestro' NETFLIX

Para interpretar al legendario compositor y director de orquesta Leonard Bernstein, Bradley Cooper se ha entregado en cuerpo y alma. En el rodaje de Maestro todo el mundo llamaba Lenny al actor y director estadounidense, protagonista del biopic estrenado en Netflix que cuenta con siete nominaciones al Oscar. “Me ponía a hablar como Lenny y creía que era él”, contaba Cooper en una reciente entrevista en Indiewire.

Su total transformación da de nuevo esplendor a uno de los tópicos preferidos de Hollywood, el del actor del método, que en los últimos años había quedado algo olvidado por saturación. Fue Daniel Day Lewis quien popularizó esta peculiar manera de actuar por la cual se pasaba todo el rodaje o incluso los meses previos a este empapándose del papel que iba a representar. Vivió, por ejemplo, durante un mes en el bosque par su participación en El último mohicano (1992) o, como Cooper, obligó a su equipo a llamarle “señor presidente” cuando hizo de Abraham Lincoln en Lincoln (2012).

A Day Lewis sus interpretaciones le han permitido ganar tres Oscar, lo que le sitúa como el actor con más estatuillas, empatado con Jack Nicholson. Y Cooper, nominado en cuatro ocasiones, quiere lograr por fin ese premio.

Una interpretación que marca toda la película

No por nada el actor de El lado bueno de las cosas es el alma máter de esta película. Además de su protagonista, es el director y coguionista, y su interpretación marca para bien y para mal la cinta. Cooper recrea al excesivo genio judío, autor de West Side Story, con todos sus histrionismos, manías, e imparable energía y creatividad. 

Su encarnación, que llega hasta el punto de utilizar una nariz prostética para imitar este característico rasgo del compositor, es arriesgada, y ocupa tanto espacio en la película que corre el riesgo de eclipsar el resto de la historia.

En ese sentido, su perfecto contrapunto es el personaje de Felicia, interpretado por Carey Mulligan, la mujer de Bernstein. Su matrimonio, con sus idas y venidas, con su sincera complicidad y sus crisis, es el hilo conductor del filme, y su representación gana fuerza con la química entre los dos intérpretes.

La relación entre Bernstein y Felicia, que duró 27 años, estuvo marcada por un poco común pacto en aquellos años. Felicia conocía y aceptaba la bisexualidad del compositor, y toleraba que tuviera relaciones con otros hombres, siempre que fuera discreto. 

“Uno puede ser tan libre como quiera sin culpa ni confesión. Sé exactamente quién eres”, le dice el personaje de Mulligan al de Cooper en un momento del filme, resumiendo con elegancia la profunda comprensión y madurez que marcó ese matrimonio, que no estuvo exento de problemas, ya que Bernstein llevaba al extremo ese pacto con cada vez menor discreción. Aun así, ambos mostraron siempre un amor verdadero y tuvieron tres hijos.

Bradley Cooper en 'Maestro'

Bradley Cooper en 'Maestro'

Un bello homenaje a los musicales de Bernstein

Maestro cuenta con no pocos aciertos artísticos, como su luminoso uso del blanco y negro, con el que se marca el inicio de la relación entre los dos protagonistas, o el homenaje al cine clásico y al teatro musical, tan importante en la carrera del director de orquesta. 

En una de las escenas más bellas de la película, a medio camino entre lo real y lo onírico, Cooper introduce una coreografía con dos composiciones de Bernstein, el ballet Fancy Free y el musical Un día en Nueva York, que más tarde sería adaptado al cine con Frank Sinatra y Gene Kelly, y donde suena la mítica canción New York, New York. En esta escena, recrea los primeros momentos de la relación entre el compositor y Felicia, en el que el mundo intenta interponerse entre ambos y cómo ellos se resisten, e incluye a los dos intérpretes en dicha danza.

La escena de la danza en 'Maestro'

La escena de la danza en 'Maestro'

Cuando la película se adentra en la segunda parte, en la que se tensa el matrimonio, aparece el color y Cooper recurre a una dirección más tradicional. Aquí, sin embargo, hay otros momentos arrebatadores en los que la música tiene un destacado papel, como su famosa interpretación de la segunda sinfonía de Mahler -compositor que obsesionaba a Bernstein- en la catedral de Ely. En su apoteósica e hipnótica dirección de la orquesta, el actor lleva al extremo su interpretación.

Se trata de uno de los escasos momentos en los que Maestro, más centrada en el aspecto humano de la historia, dedica a explorar la faceta creadora del músico, que queda en un segundo plano. Un enfoque opuesto al de Tár (2023), la película de Todd Field sobre una directora de orquesta que, esta vez sí, abundaba en su concepción de la música. Lydia Tár, el personaje interpretado por Cate Blanchett, era por cierto en este filme una discípula de Bernstein.

Las contradicciones entre el personaje público y el privado

El biopic profundiza en las contradicciones del genio, incapaz de elegir entre su personalidad pública -además de director de orquesta, en Estados Unidos fue conocido por sus programas divulgativos en televisión- y su más íntima faceta como compositor. "Quiero muchas cosas", dice en otra escena de la película, en lo que se entiende no solo como una referencia a su trabajo sino también a su sexualidad.

Bernstein tenía pánico a estar solo. Era, como se menciona en Maestro, la única persona del mundo con tanto miedo a la intimidad que dejaba la puerta abierta siempre que iba siempre al baño. Fue lo que le llevó a buscar continuamente la compañía de hombres y mujeres a lo largo de su vida, antes, durante y después de su matrimonio.

La cinta se acerca a la tortuosa relación del músico con los demás, pero sobre todo con él mismo, sin entrar en juicios morales. La película cae en muchos de los tics habituales de los biopics, género que fascina en los Oscar (Elvis, El método Williams, La teoría del todo, La dama de hierro, Spencer), pero logra no ser un retrato plano ni tampoco la hagiografía de uno de los directores de orquesta más aclamados de su tiempo.