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Erradicar o proteger a los gatos asilvestrados: el dilema al que se enfrenta Canarias para conservar su fauna endémica

  • Científicos del CSIC piden que la futura Ley de Bienestar Animal sea modificada para controlar las poblaciones felinas
  • Argumentan que su proliferación sin control en las islas pone en riesgo a especies en peligro crítico

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Numerosos científicos piden que los felinos sean erradicados inmediatamente del medio natural.
Numerosos científicos piden que los felinos sean erradicados inmediatamente del medio natural.

La decisión del Gobierno de Canarias de blindar a los gatos asilvestrados -junto con perros y hurones-, para impedir que sean considerados como una especie cinegética menor en la próxima temporada de caza, ha sido el detonante que ha llevado a numerosos científicos a reclamar una vez más que los felinos sean erradicados inmediatamente del medio natural, para evitar los daños que están ocasionando a la biodiversidad del archipiélago. Argumentan que su proliferación sin control pone en riesgo a especies en peligro crítico, entre las que se encuentran algunas tan emblemáticas como los lagartos gigantes de El Hierro, La Gomera y Tenerife, la pardela cenicienta o el pinzón azul de Gran Canaria.

En realidad, la medida adoptada por el Ejecutivo autonómico apenas tiene recorrido, ya que lo único que ha hecho ha sido adelantar algunas de las normas contempladas en la nueva Ley de Bienestar Animal que entrará en vigor el próximo 29 de septiembre, que asimila los gatos asilvestrados a los domésticos y prohíbe expresamente su aprovechamiento cinegético. Pero ha revelado el verdadero punto de fricción, que es precisamente esa polémica ley aprobada por el Congreso de los Diputados el pasado mes de marzo. La semana pasada, cinco científicos adscritos al CSIC reclamaron a través de una tribuna firmada que la futura norma sea modificada, para poder controlar las poblaciones felinas asilvestradas en Canarias.

"La Ley de Bienestar Animal es necesaria, sin duda, pero el problema es que ha transgredido líneas rojas cuando considera que los gatos domésticos son iguales que los que nunca han visto al ser humano ni dependen de él desde el punto de vista alimentario, que son los que más daño hacen a la biodiversidad", asegura a RTVE.es el biólogo Manuel Nogales, uno de los firmantes de la tribuna. Este investigador, que desarrolla su trabajo en el Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA), critica duramente el texto que entrará en vigor a finales de septiembre, ya que cree que "se ha hecho a espaldas de la comunidad científica, y solamente ha contado con aquellas personas que estaban alineadas con el animalismo".

En su artículo, los cinco autores aseguran que, a nivel mundial, los gatos se relacionan con la extinción de 63 especies de vertebrados. Igualmente, subrayan que en los ecosistemas insulares han estado involucrados en el 14% de todas las extinciones de aves, mamíferos y reptiles, así como en el declive del 8% de las especies catalogadas en peligro crítico. "Los gatos constituyen una de las principales amenazas a la biodiversidad especialmente en ambientes insulares. Tanto es así, que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la incluye entre 100 de las peores especies invasoras del mundo, y el Gobierno de Canarias la trata como invasora en su lista del Banco de Datos de Biodiversidad", explican.

En este sentido, otro de los firmantes de la tribuna, Juan Carlos Rando, profesor de Zoología y de Biología de la Conservación en la Universidad de La Laguna, expresa a RTVE.es que "desde el punto de vista de la conservación del medio natural, los gatos cimarrones hacen mucho daño, ya que están metidos en los ecosistemas y tienen en jaque a algunas especies, como aves marinas. Un solo gato puede acabar con una colonia entera de petreles si no se le controla".

Método CER: captura, esterilización y retorno

La Ley de Bienestar Animal tan solo prevé una fórmula para hacer frente a las poblaciones asilvestradas de gatos: el método CER, que establece su captura, esterilización y retorno a colonias abiertas. Este modelo de control poblacional es el defendido por el ámbito animalista, que contempla la erradicación como un procedimiento cruel que va en contra de los derechos de los felinos.

Una cuestión que se ha convertido en uno de los puntos más controvertidos de la nueva normativa, capaz de despertar opiniones completamente opuestas. "El método CER solo es efectivo en casos muy concretos, pero en zonas abiertas es imposible controlar la entrada y salida de gatos, y sobre todo es muy complicado capturarlos a todos para esterilizarlos. Por eso, la mayoría de las veces no funciona y en muchos casos lo que hace es aumentar el número de individuos", opina al respecto Rando, quien también es miembro de la Asociación para la Conservación de la Biodiversidad Canaria (ACBC).

"Los datos científicos publicados hasta ahora dicen que el CER no es efectivo a no ser que esterilices al menos al 90% de la población, y todos sabemos que eso es tremendamente difícil. Tendríamos que destinar un dinero que yo nunca he visto puesto en España, en toda la historia, para un fin similar. Es directamente inviable", califica por su parte Manuel Nogales.

Frente a afirmaciones como esta, Yolanda Morales, portavoz del partido animalista PACMA, comenta a RTVE.es que "está demostrado científicamente, por otros estudios, que los gatos, cuando son esterilizados, reducen muchísimo la necesidad de desplazamiento, porque no tienen ni que pelearse por territorio ni que buscar hembras. Además, cuando son alimentados correctamente, reducen también sus necesidades de depredación. Esto funciona y las colonias desaparecen, porque los gatos van muriendo, ya que en la calle están expuestos a muchos peligros".

Morales coincide en admitir que el problema existe, puesto que "sería absurdo negar la evidencia de que los gatos afectan a la biodiversidad", pero "otra cosa es hasta qué punto". "Estoy muy de acuerdo con estos científicos cuando dicen que los gatos tienen que estar dentro de las casas, eso es evidente. Pero las colonias son la consecuencia de nuestra irresponsabilidad, y tenemos que abordar esta situación de la forma más ética posible", añade.

Los gatos son animales muy extendidos en las islas del archipiélago canario.

Los gatos son animales muy extendidos en las islas del archipiélago canario. GETTY IMAGES

Un problema "humano"

Uno de los asesores que ha ayudado al Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 en la redacción de la Ley de Bienestar Animal es Octavio Pérez Luzardo, veterinario y catedrático de Toxicología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). Este experto, que recalca que no pertenece a ningún colectivo animalista, cree que es necesario "gestionar a los gatos como problemas humanos con los criterios éticos que impone la sociedad actual", y apunta a que "este es el principal fallo de los conservacionistas", quienes a su entender "despersonalizan el problema y lo mueven en un marco absolutamente teórico". "No es solo cuestión de quitar una especie. Eso hay que engranarlo en una sociedad que siente realmente empatía con ese animal, y que exige otra aproximación", declara a RTVE.es.

Pérez Luzardo apenas tiene dudas de que, "si se le da una oportunidad", la Ley de Bienestar Animal va a convertirse en el remedio para la sobrepoblación de gatos que amenaza la fauna endémica de lugares como Canarias. "Yo soy veterinario y experto en gestión, y tengo claro cómo se gestiona este problema, y sé que es una cuestión de recursos económicos y de voluntades. Con eso seguro que se solucionaría en un plazo razonable de ocho o diez años, en toda España, y estaremos en otro punto distinto del que estamos ahora", afirma.

"No me gusta eso de que la vida de un lagarto vale más que la de un gato. Es vida igualmente, y las dos hay que preservarlas y protegerlas. Que una esté más amenazada que la otra no significa que te tengas que cargar a una para proteger a la otra, ya que ambas se pueden gestionar", argumenta, y añade que "es más fácil matarlos, sí, pero los vas a tener que matar periódicamente, que es lo que se viene haciendo durante los últimos 60 años... ¿Se ha conseguido algo con eso? Nada. Ahora hay más gatos que nunca".

Aunque el biólogo Manuel Nogales deja claro que "erradicación no es igual a muerte". "No hablamos de sacrificar gatos. Lo que hay que hacer es sacarlos del medio natural. ¿Qué se hace después con ellos? Las instituciones competentes son las que tienen que decidirlo", manifiesta. "Los gatos asilvestrados no pueden considerarse como gatos domésticos, son prácticamente otra especie. En los sitios sensibles donde hay especies al borde de la extinción hay que quitarlos desde ya", reitera con firmeza.

Aplicación de la "eutanasia"

Sin embargo, en algunos casos, las medidas más extremas sí que implicarían la muerte de los felinos. Tal y como explica Juan Carlos Rando, "erradicar los gatos del medio natural, en islas como Tenerife, es prácticamente imposible, por lo que habría que aplicar acciones de conservación para su control en determinadas zonas. Estaríamos hablando de capturar esos gatos en zonas sensibles, o acotar determinadas zonas, o habilitar espacios para ponerlos allí, que sería algo parecido a las colonias, pero en recintos cerrados, ya que es la única forma de que funcionen. Cuando no sea posible, porque pueden ser muy peligrosos, por ejemplo en el caso de los gatos cimarrones, pues aplicarles la eutanasia".

"Puede parecer ofensivo para algunas personas, pero estamos hablando de conservación de las especies endémicas que están muy amenazadas. Nadie se opone a controlar la culebra real de California que está introducida en Gran Canaria", compara.

"Los gatos asilvestrados no son biodiversidad autóctona de los ecosistemas insulares, y protegerlos es ir en contra de las especies amenazadas. Los gatos son una especie invasora asociada al ser humano, y son muy abundantes. Sin embargo, lagartos gigantes de La Gomera, por ejemplo, hay unos pocos cientos en libertad y están a punto de desaparecer, por lo que no hay comparación posible", asegura este zoólogo.

Esta postura conservacionista no es compartida por el ámbito animalista, que la considera "excesivamente académica" y "alejada de la raíz del problema". "Yo me pregunto que en qué censo se están basando estos científicos, que parece que culpan a los gatos de todos los problemas de biodiversidad que hay en Canarias, para decir que hay animales en peligro crítico directamente por la incidencia del gato", defiende la portavoz de PACMA, Yolanda Morales. "No han hecho ningún tipo de censo, ni de los gatos, que no lo hay y todo son aproximaciones, y por supuesto de estos animales que supuestamente están desapareciendo por culpa de la caza felina", expone.

"¿Que los gatos inciden en la fauna local? Desde luego que lo hacen, son depredadores. ¿Pero tanto como para decir que están haciendo desaparecer a especies directamente, cuando Canarias está completamente urbanizada, y cada vez hay más gente y más turismo? Nos hemos cargado todas las zonas naturales de las islas, pero la culpa es de los gatos", sostiene.