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Sexo en el siglo XXI (IV)

El "infierno" de la adicción al sexo: "He llegado a pasar una semana encerrado consumiendo pornografía"

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Adicción al sexo: dos personas a punto de besarse
Dos personas a punto de besarse en una imagen de archivo

Víctor tiene 53 años, pero es adicto al sexo desde la adolescencia. Todo comenzó “poco a poco”, con algunas revistas subidas de tono, “nada que otro chico no hiciese”, pero pronto se vio inmerso en un “pantano” de pornografía, prostitución y masturbación compulsiva. “En lugar de tomar drogas, consumía personas”, cuenta. Ahora lleva cuatro años y ocho meses “sobrio”, un tiempo durante el que ha tenido que reaprender a vivir tras el terrible pozo de la adicción. En su peor momento, ha llegado a pasar “una semana encerrado consumiendo pornografía”. “Siento que he perdido 40 años de mi vida”, lamenta.

El drama de la adicción al sexo es que es necesario para la vida

El sexo es “una de las peores adicciones”, y no lo creen únicamente personas como Víctor, que han lidiado con ella durante décadas, sino también muchos profesionales. “El drama de la adicción al sexo, igual que a la comida, es que es necesario para la vida”, explica el doctor del Centro de Investigación y Tratamiento de Adicciones (Cita) Josep Maria Fábregas. Una grave dificultad a la que se le añade que, aunque ha sido propuesta, la adicción al sexo no es un trastorno reconocido por el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5). Así, no existen por ejemplo criterios diagnósticos oficiales.

La adicción al sexo es también especialmente grave por sus consecuencias tanto en cuanto a la salud física como mental. Habitualmente es responsable de contagios de enfermedades de transmisión sexual y presenta comorbilidad con el consumo de drogas, como el conocido como ‘chemsex’. Tiende, además, a deteriorar las relaciones sociales y a provocar un gran sentimiento de culpa, asegura el psicólogo del centro AdCom Madrid para el tratamiento de las adicciones, Ricardo Hodann.

Todos estos son motivos por los que los expertos insisten en prestar especial atención a factores de riesgo como el fácil acceso a contenidos pornográficos gratuitos e irreales, algo sumamente frecuente en el siglo de las redes sociales y los móviles. Pero, sobre todo, hacen énfasis en la importancia de buscar ayuda pese a la vergüenza o al tabú que se pueda sentir en torno al sexo, así como en dejar de normalizar comportamientos sexuales tras los que se esconde una adicción.

"La gente piensa que todos somos unos violadores y degenerados"

La adicción al sexo es un tema controvertido, poco visibilizado y rodeado de prejuicios. Hay quienes no la consideran una adicción, pues opinan que esta "etiqueta" está reservada para las sustancias, así como hay personas que la relacionan inherentemente con los abusos sexuales. "Esta enfermedad nos estigmatiza, la gente piensa que todos somos unos violadores y degenerados", lamenta Víctor. Una correspondencia que han usado como justificación condenados como Harvey Weinstein, pero que, según los expertos, no tiene por qué cumplirse.

Por su parte, especialistas como Hodann definen la adicción a sexo en dos vertientes que pueden darse simultáneamente: aquella en la que los pacientes sufren dependencia a las relaciones sexuales (normalmente a través de la prostitución y/o de aplicaciones de contacto) y aquella en la que los afectados consumen pornografía sin control. La adicción al porno, a su vez, puede incluir la adicción a los chats eróticos.

En ambos casos el problema empieza de forma paulatina y lenta, hasta que para obtener la satisfacción y la excitación sexual deseadas cada vez se necesitan buscar "prácticas sexuales más extremas". "Llegan a consumir contenido que no encaja con sus preferencias sexuales, lo que puede generar un gran malestar", explica el psicólogo de AdCom Madrid, un centro público pionero creado en 2022 para el tratamiento y la investigación de adicciones "novedosas" como los videojuegos o el sexo.

Como en el resto de las dependencias, la principal característica de la adicción al sexo es la ausencia de control. Lo reconoce así igualmente el Manual Diagnóstico CIE-11 de la Organización Mundial de la Salud, que menciona la "conducta sexual compulsiva" como parte de la categoría de los Trastornos del Control por Impulsos. Entre sus otros síntomas, la OMS recoge que las conductas sexuales se conviertan en "el foco principal de la vida, hasta el punto de ser negligente con su salud o con la atención de intereses" y continuar realizando dichas conductas pese a consecuencias adversas y a la obtención de poco o nulo placer.

Pornografía, falta de autorregulación emocional y otros factores de riesgo

La del sexo "es una adicción novedosa", reconoce Ricardo Hodann, y por eso mismo resulta difícil hallar datos sobre su prevalencia o dibujar un perfil de personas más propensas a sufrirla. Mientras que expertos como el psicólogo aseguran observar en consulta un mayor número de hombres adultos, de entre 30 y 50 años, que piden ayuda profesional, señalan también que esto puede deberse tanto a la normalización por parte de los jóvenes de acciones como el consumo excesivo de pornografía como a la vergüenza que puedan experimentar algunas mujeres.

No obstante, sí existen otros diversos factores de riesgo que suelen encontrarse en la mayoría de los casos, más allá del sexo o de la edad. Según el director de la Fundación Hay Salida para el tratamiento de las adicciones, Antón Durán, aunque el origen de la adicción al sexo es multicausal, habitualmente se esconde tras ella una “falta de autorregulación emocional” que encuentra en el consumo, además, la satisfacción necesaria para acallar sentimientos y malas experiencias como los traumas, el maltrato o la negligencia afectiva durante la infancia. "Al final se convierte en una forma de automedicarse", añade.

El consumo de pornografía suele considerarse inocuo, pero Hodann lo destaca como otro posible factor de riesgo por las prácticas irreales que muestra y la cosificación de los seres humanos. "Hoy día el sexo está hiperdisponible a través de las pantallas", se puede acceder a él de forma anónima, durante las 24 horas del día y gratuitamente. Hay incluso niños que con ocho años "ya están viendo porno", asegura.

Así lo afirma también la investigación Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales, que en 2019 ya adelantó la edad de inicio más temprana a antes de cumplir la década. Además, al menos uno de cada cuatro chicos ya ha consumido porno antes de cumplir 13 años. "Y está demostrado que cuanto más accesible es una sustancia, más adictos crea", continúa el psicológico.

Una "necesidad básica" que puede hacer de la vida un infierno

Si en algo están de acuerdo los expertos entrevistados es en que el sexo es una de las adicciones que más hacen padecer a los enfermos. Sus consecuencias son similares a las que provoca la dependencia a las sustancias, pero, mientras que se puede prescindir para siempre de drogas como el alcohol, la vida sexual es una "necesidad básica" de los seres humanos. Y luchar contra ello “genera un sufrimiento enorme”, añade Durán.

La recuperación es espantosamente dura, confirma Víctor, y, sin embargo, también es mil veces mejor que el infierno de la adicción. "No cambiaría por nada el peor día que puedo tener de recuperación, ese en el que estoy a punto de recaer, por el mejor que haya tenido consumiendo", detalla. La adicción se volvió tan fuerte que le llevaba a no salir de casa por miedo a perderse un nuevo vídeo pornográfico y a no poder tan siquiera disfrutar de un paseo por el parque con su familia sin pensar en sexo.

La adicción al sexo genera mentiras, desplaza el contacto social y las actividades de ocio, interfiere en el trabajo y, sobre todo, provoca una gran sensación de culpa. "Cuando te das cuenta de que estás consumiendo personas como si fuesen objetos es muy triste", y dejar atrás ese sentimiento es tremendamente liberador. Ahora, Víctor ha vuelto a reír. Y por eso tiene claro que cualquier esfuerzo por salir del pozo merece la pena. "Si crees que puedes ser adicto al sexo, no te quedes con la sospecha, actúa y pide ayuda", él "ha perdido" cuatro décadas, pero "la adicción no merece ni un segundo de nuestras vidas".

¿Cómo sé si soy adicto al sexo? ¿A dónde puedo acudir?

Como el resto de adicciones, la del sexo precisa del diagnóstico de un profesional, pero hay señales que pueden servir para comenzar a entender si podría tenerse un problema. Adictos al Sexo Anónimos España ha creado una autoevaluación que recoge 12 cuestiones, estas son algunas:

  • ¿Guardas secretos sobre tu conducta sexual o fantasías eróticas? ¿Llevas una doble vida?
  • ¿El uso de pornografía ocupa gran parte de tu tiempo y/o pone en peligro tus relaciones o tu empleo?
  • ¿Sientes remordimiento, vergüenza o culpa después de un encuentro sexual?
  • ¿Tu búsqueda de sexo o de fantasías sexuales están en conflicto con tus valores morales?

Si se ha contestado afirmativamente más de dos veces a las 12 preguntas, ASA recomienda solicitar ayuda:

  • Barcelona: +(34) 657 34 39 62 y saabcn@hotmail.com
  • Madrid: +(34) 610 08 22 77 y saa12pasosmadrid@gmail.com
  • Valencia: +(34) 617 58 18 52 y Saa12pasosvalencia@gmail.com

También la asociación Sexólicos Anónimos dispone de dos teléfonos: +(34) 635 191 298 y +(34) 608 843 810. Se puede hablar con ellos igualmente a través de contacto@sexolicosanonimos.org.