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Análisis | Perú

Agotar la legislatura, el difícil desafío de Dina Boluarte en un Perú que reclama elecciones

  • El plazo para elegir a un gabinete que garantice su supervivencia política vence este sábado
  • El país está inmerso en una continua inestabilidad política y ha tenido seis presidentes en seis años

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La nueva presidenta de Perú, Dina Boluarte
La nueva presidenta de Perú, Dina Boluarte

La nueva presidenta de Perú, Dina Boluarte, juró su cargo el miércoles “hasta el 28 de julio de 2026” y no planea convocar elecciones tras la sonada destitución de su predecesor, Pedro Castillo. Sin embargo, la dirigente, que hereda un país atravesado desde hace al menos seis años por una profunda crisis política, se enfrenta a un Congreso dividido y al hartazgo generalizado de una sociedad que reclama un adelanto electoral que amenaza con entorpecer su propósito de agotar una legislatura que dio comienzo hace apenas 17 meses.

Boluarte se convirtió en la primera mujer en liderar el país andino tras una frenética jornada que comenzaba con un fallido intento de golpe de Estado, calificado como tal por la clase política peruana, y acababa con su ejecutor, Pedro Castillo, en prisión por un presunto delito de rebelión y conspiración. Ahora, la posibilidad de un adelanto electoral persigue a la mandataria, que dos días después de su primera intervención ante el Congreso se ha mostrado dispuesta a discutir esa opción solo "si la sociedad y la situación" lo requieren.

Boluarte y Castillo se presentaron a las elecciones en una misma candidatura respaldada por la formación Perú Libre, que en el mes de enero expulsaba de sus filas a la entonces vicepresidenta tras unas declaraciones en las que ella misma se desmarcaba del ideario político del que fuera su partido. Ella fue de las primeras en pronunciarse contra el "golpe de Estadodel exmandatario y horas después, ya como presidenta, se dirigía a un Congreso al que pedía "tregua política" y "diálogo".

Un Congreso dividido y una líder sin bancada

La nueva líder peruana, que en su primera intervención apelaba a la "unidad" ante la Cámara, no solo se enfrenta al desafío de alejarse de ese proyecto fallido que la impulsó a ser vicepresidenta, sino que ahora tiene que buscar apoyos en un Congreso muy fragmentado donde no cuenta con un partido que la respalde.

"No tiene bancada, no tiene partido, y tendrá que crear una alianza que le permita sobrevivir unos meses", declara a RTVE.es la abogada y periodista peruana, Rosa María Palacios, que asegura que la intención de Boluarte de finalizar la legislatura "parece más una ilusión que una realidad". Acaba de llegar, pero tiene que examinar la situación, dice, para "entender que no tiene el apoyo político necesario para llegar a 2026".

Asimismo, el primer desafío al que se enfrenta Boluarte es la dificultad de conformar un nuevo gabinete antes de que venzan las 72 horas posteriores a su elección. Según lo previsto, lo anunciará este sábado y, aunque se espera que lo conformen diferentes sectores, sus apuestas serán cruciales para contar con los apoyos que necesita en el Congreso.

"Va a tener que ser firme y escoger a personas capaces de liderar y recomponer la capacidad estatal", expone a RTVE.es la profesora de Políticas de la UARM y directora de Transparencia Brasil, Adriana Urrutia Pozzi. "Lo que pasó con Castillo es que eligió a gente que desconocía el funcionamiento de los sectores, ocurrió en salud, en agricultura, y eso ha afectado a la capacidad del Estado de resolver los problemas que surgen como país".

Como explica a RTVE.es el profesor de Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Arturo Maldonado, en el Congreso peruano hay facciones enfrentadas que no tienen intención de pactar o conversar. "El reto de Dina Boluarte es establecer un Gobierno que, si no satisface a ambas partes, al menos no ponga a una de ellas como la perdedora".

La sombra del adelanto electoral

Según la encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) de noviembre, el 87% de los encuestados estaba a favor del adelanto de elecciones generales en caso de que triunfara la inhabilitación de Castillo impulsada por los congresistas. Esto significaría votar no solo a un nuevo presidente y vicepresidente, sino también la conformación de un nuevo Congreso, algo necesario si se tiene en cuenta que el índice de desaprobación de la actual Cámara es del 86%, según el mismo sondeo.

"Hay mucho escepticismo por el hecho de que se haya ido Castillo y hayan permanecido unos congresistas que también son percibidos como parte de la crisis", explica Urrutia. A las movilizaciones del último mes, se suman las iniciadas en varios puntos del país que, según esta analista, son el segundo gran desafío para una presidenta que se ha mostrado conforme a agotar la legislatura. "La principal petición de los manifestantes es que Boluarte conforme un Gobierno de transición para pasar a elecciones generales anticipadas".

Maldonado, por su parte, percibe una situación más tranquila en Lima, la capital, en contraposición a las protestas de algunas zonas del sur, algunas de ellas en apoyo al expresidente. Sin embargo, dice, "más que un apoyo a Castillo, es una crítica a que el Congreso se alce con una victoria, y lo que se reclama es un adelanto electoral". "Que se vayan todos" es el lema que prevalece en algunas de esas protestas.

Esa convocatoria de elecciones, sin embargo, no recae únicamente en Boluarte, sino que en caso de producirse tiene que pasar por un Congreso y unos congresistas con poco interés en hacer peligrar su escaño y, por ende, sus ingresos y su capacidad de influencia. Aun así, ya hay voces dentro de la propia Cámara que apuestan por este adelanto electoral, pero, como apunta Palacios, "implica un sacrificio que muchos no están dispuestos a hacer".

Seis años, seis presidentes

Los analistas consultados coinciden en que la solución al problema estructural y la crisis política que atraviesa Perú no pasa únicamente por un adelanto electoral. El país andino está inmerso en una continua inestabilidad política que encadena, sin contar con Boluarte, en los últimos seis años cinco Gobiernos breves, inestables y, la mayoría, salpicados por escándalos de corrupción. El primer paso, por lo tanto, es romper esa dinámica.

Maldonado reconoce la complejidad de la situación y vierte la responsabilidad en los actuales dirigentes, que deben reconocer que esa polarización de las élites políticas desemboca en un problema mayor donde ellos mismos resultan perdedores. La polarización, dice, no está en la ciudadanía, sino en los políticos que "quieren prevalecer unos sobre los otros, sin pensar que eso conduce a una completa inestabilidad".

El reclamo, por lo tanto, es un adelanto electoral, pero con "nuevas reglas". Como señala Palacios, "no podemos ir a unas elecciones tal y como estamos ahora, porque vamos a escoger lo mismo". Para ello, defienden las expertas, antes se deben realizar un mínimo de reformas políticas, como la aprobación de primarias abiertas, simultáneas y obligatorias.

Urrutia también menciona la necesidad de discutir la posibilidad de reelección, eliminada en Perú tras la salida de Fujimori, que, según la analista, puede suponer un incentivo para cumplir con las agendas planteadas en campaña, y apunta a la eliminación del voto preferencial.

La nueva presidenta, expone Palacios, "hereda un Congreso y un país dividido, pero unido en solicitar una nueva transición democrática y nuevas elecciones si no es el próximo año, el siguiente, con cambios constitucionales", expresa a RTVE.es. "Mientras que la petición de una Asamblea Constituyente es propia de la izquierda, creo que la petición de cambios constitucionales trabajados en el Congreso une a casi todos los peruanos. El esquema de contrapeso de poderes de la Constitución actual no está funcionando y es necesario ir a otras alternativas".